Desde el 29 de diciembre, día en el que Nahir Galarza se presentó voluntariamente para admitir el homicidio de su novio, Federico Pastorizzo, el caso se sepultó en una avalancha de contradicciones apuntaladas por los esfuerzos de la defensa de la joven en atenuar la posible condena.
Nahir es eje de varios enigmas.
Las "idas y venidas"
Apenas horas después de asesinar a Fernando, Nahir se presentó frente a la Justicia junto a un abogado y confesó el asesinato.
Luego de que la prueba de parafina determinó la inexistencia de signos de disparo de un arma en las manos de la joven, su letrado aseguró que "ella no disparó" y que él debía inclinarse "ante la prueba, no ante la versión".
Otra de las estrategias de la defensa de Galarza apuntó a poner en duda la existencia de una relación romántica formal y de larga data entre ella y su víctima.
Los jóvenes intercambiaron alrededor de 1000 mensajes vía WhatsApp en el último año. Además, incluso habrían viajado juntos a Brasil: una fotografía de ambos tomada en el vecino país es la prueba.
Tratando de escudarse en la legítima defensa, mientras tanto, se intentó posicionar el asesinato como una reacción ante un ataque de Pastorizzo a Galarza.
"La legítima defensa tiene que ser en el momento del hecho y no premeditada", subrayó el fiscal Sergio Rondoni Caffa. "La fiscalía entiende que esta persona se fue de su casa con un arma para disparar. El cuerpo de ella no tiene lesiones, el cuerpo de la víctima sí las tiene".
Otro de los intereses de la defensa de Nahir es intentar evitar el agravante de premeditación para los cargos de homicidio que apuntan hacia la joven.
Nahir, por ahora, seguirá presa.
Más allá de que la joven asegura que el homicidio fue un acto impulsivo, hay un dato que debe ser ahondado: la pareja había discutido en la noche del 24 de diciembre y recién volvieron a verse el día del crimen. Los investigadores ahora buscan establecer quién convocó a la reunión: si fue la joven, bien podría haber sido con la venganza en mente.
Al mismo tiempo, una amiga de Galarza aseguró que la joven -hija de un policía- sabía disparar armas de fuego y las manejaba habitualmente.
"Ella pasó por un gran trauma durante varios años con este chico y que terminó con el peor desenlace", expresó Horacio Dargainz, uno de los abogados de Nahir.
Sebastián Arrechea, abogado del padre de Fernando, aseguró que existen "evidencias de que nunca hubo violencia de género" por parte del joven hacia Nahir, pero sí de que ella lo agredió físicamente en varias oportunidades. "Tengo elementos para demostrarlo y se han incorporado al legajo judicial", señaló el letrado, asegurando que el padre de Pastorizzo le había recomendado a su hijo "que no tuviese más contacto con quien era su pareja, pero no se judicializó el caso porque consideró que se podía solucionar por otros medios".