De la triste y cruda mañana del 15 de marzo de 1995 pasaron ya 26 años. Ese día, muy recordado por algunos, Carlos Menem se encontraba reunido con Gustavo Béliz, Claudia Bello, Jorge Argüello y otros integrantes de la lista verde del PJ, cuando el ex presidente recibió la peor de las noticias: su hijo Carlos Junior había muerto tras la caída de su helicóptero en la ciudad de Ramallo.
Después de que Zulema Yoma se enterara de lo que había pasado, el ex mandatario tuvo que hacerle a su ex mujer la más triste de las preguntas: cómo deseaba enterrarlo.
"Te pido por favor que lo hagan por el rito musulmán. Mi hijo era musulmán y quiero que respeten sus creencias. Menem, te pido por lo que más quieras que respeten la religión de mi hijo", aseguró ella conmocionada.
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Así, el ataúd con el cadáver de Carlitos Menem fue trasladado en una ambulancia directamente desde San Nicolás hasta el edificio del Centro Islámico. El urólogo Alejandro Tfeli acompañó el cuerpo desde que le quitaron el respirador artificial hasta su colocación en el cajón. Hacia la tarde, el cortejo fúnebre estacionó en la avenida San Juan 3053 y desde allí descendieron el féretro en medio de un mar de fotógrafos.
Según cuenta el medio de Infoabe, en la sala principal del subsuelo se acomodaron los integrantes de la familia Yoma, el médico Tfeli, Same El Kadre y sus hombres del Centro Islámico y un religioso convocado para la ceremonia.
"No se puede abrir. El cadáver está destruido", advirtió Alejandro Tfeli. Después de eso, 20 minutos duró el funeral en el frío subsuelo de la avenida San Juan. En la quinta de Olivos, por otro lado, el personal doméstico y de seguridad ya despejaba la sala de la Jefatura para realizar allí la capilla ardiente oficial.
Los cables de los informativos en este entonces decían que a partir de las ocho de la noche la gente iba a poder pasar a dejar sus condolencias en la residencia presidencial, donde se expondría el féretro con el cadáver.
Esa noche, Zulema durmió en la cama abrazada a su hija Zulemita, mientras que Tfeli le dio a Menem sus remedios habituales, y le pidió que descansara, ya que necesitaba dormir luego de un día terrible.
A pesar de las recomendaciones, desvelado y de madrugada, aún así el ex presidente atravesó el jardín y entró en la sala de la Jefatura donde esperaba el ataúd con el cuerpo de su hijo. Allí permaneció a solas con el cajón mientras lloraba.
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Antes que el sol apareciera, Menem le pidió a sus hombres que lo llevaran a saludar a la familia del corredor de autos Silvio Oltra, el compañero de Carlitos que murió instantáneamente. En la visita el ex mandatario abrazó a los padres y les ofreció ayuda para pagar los costos del entierro.
De vuelta en la Quinta de Olivos, ya a media mañana, la caravana fúnebre que trasladaba los restos de Carlitos Menem junior se desvió de la ruta original hacia el cementerio islámico de San Justo, para recorrer los barrios de San Martín.
Mientras el coche negro desandaba el camino, en el dormitorio del primer piso de la residencia de Olivos, Zulema Yoma rogaba que su hijo regresara, mientras lloraba acompañada de su hija Zulemita y los amigos de Carlitos.
"Me lo mataron. A mi hijo me lo mataron. No me digan cuando se lo lleven, no me quiero enterar", dijo devastada sobre la muerte del joven de 26 años, y hasta el día de hoy sigue repitiendo esas mismas palabras, como si fuera el día del entierro de Carlos .