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A 30 años del femicidio de María Soledad Morales, el pedido de su madre a los condenados

Ada Rizzardo reflexionó sobre el caso y recordó a su hija. 

06 Septiembre de 2020 13:29
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A 30 años del femicidio de María Soledad Morales, violada y asesinada en Catamarca, su madre Ada Rizzardo reflexionó sobre el caso y recordó a su hija.

"Recuerdo aquel día en que mi hija fue a bailar a la elección de la reina del estudiante del colegio del Carmen. Ella se despidió contenta, feliz, alegre porque el curso de ella era el que organizaba el baile esa noche. La alegría, el entusiasmo con el que ella se fue", relató rememorando la noche del 7 de septiembre de 1990 en la que vio a María Soledad por última vez. 

Luego de asistir a Le Feu Rouge, un boliche de la capital provincial, la adolescente de 17 años no regresó: su cuerpo desfigurado y semidesnudo fue encontrado cerca de las 9.30 del lunes 10 de septiembre de 1990 por trabajadores de Vialidad.

La fiesta a la que fue María Soledad había sido organizada por sus compañeras para pagar los gastos del viaje de egresadas a las chicas que no podían costearlo. "Mi hija era una de las 5 chicas que no tenía el dinero suficiente", explicó Ada, en diálogo con Telam.

Por el femicidio, fueron detenidos y condenados Luis Tula, con quien la joven mantenía una relación sentimental, y Guillermo Luque, hijo de un diputado nacional. La amplia repercusión del hecho determinó la renuncia de Ramón Saadi, en aquel entonces gobernador de Catamarca.

Tanto Tula como Luque hoy están libres y residen en Catamarca: el primero, de 59 años, se desempeña como abogado penalista y tiene un estudio jurídico; mientras que el segundo vive de las rentas de las propiedades heredadas de su familia. 

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"Después de 30 años sigo siendo ama de casa. Tengo una familia numerosa, seis hijos -siete con Sole-, además tengo 6 nietos", describió Ada. "Como madre, yo a mis hijos siempre trato de demostrarle que estoy bien, pero aprendí a convivir con el dolor, a llevar el dolor en mi espalda".

"No me gusta opinar de política, lo único que puedo decir es que hubo un cambio, un antes y un después de María Soledad", valoró. "Hasta que pasó lo de mi hija nadie se animaba y atrevía a denunciar, ni decir nada. Todo el mundo se quedaba callado. Desde el '90 se cambió la historia, la gente ahora sale, denuncia, busca saber qué es lo que pasó. Ahora las familias enfrentan a quienes uno cree que son los responsables o los culpables".

Ada también destacó los cambios en la justicia local, comparando la aceleración de los tiempos en relación al tratamiento del caso que tuvo como víctima a su hija, por el cual pasaron siete jueces y dos juicios orales (el primero tuvo que ser suspendido por irregularidades). 

"Con los juicios de muchos casos que ocurrieron acá en Catamarca, la Justicia actuó rápido. En dos años, tuvieron condena. Nosotros tuvimos que esperar ocho años, y recibimos una justicia a medias porque no fueron dos los que cometieron este aberrante hecho con mi hija. El encubrimiento quedó totalmente impune", advirtió. 

Ada relató que nunca volvió a cruzarse con Tula o Luque, pero expresó que si los encontrara les diría que le pidan perdón a María Soledad.

"Al que se acerque a mi casa yo lo llevaría a donde descansa mi hija para que le pidan perdón a ella", sentenció. "A ella la lastimaron, a ella fue a la que le hicieron de todo. Yo no guardo odio, ni rencor tampoco". 

Al mismo tiempo, reveló que sus otros hijos sí tuvieron encuentros fortuitos con los dos condenados por el crimen y "quedaron destrozados". 

"A mis hijos les duele el alma y me dicen: 'Mamá, mirá todo lo que luchaste, todo lo que hicieron y ellos andan en la calle como si no hubieran cometido nada y nosotros con las manos vacías sin nuestra hermana'", agregó. 

Un mensaje para la mamá de Facundo

En la entrevista, Ada aprovechó para enviarles un mensaje de apoyo "a todas las madres que pierden a sus hijas o hijos" y en especial "mucha fuerza a la mamá de Facundo, que la veo a través de los medios cómo lucha para saber la verdad".

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"Quiero decirle que no hay que claudicar, que hay que seguir", subrayó. "Yo sé que la resignación a una mamá no le puedo pedir, porque no hay ninguna para una madre, porque la herida queda para siempre, para toda la vida. El calvario que lleva la familia es muy pesado, es una cruz muy pesada que se lleva de por vida".