30 Diciembre de 2018 10:29
Memoria, balance y promesas. Así se podría resumir el pensamiento introspectivo que, como un rayo, atraviesa la cabeza de la gente, se instala en la mente y al menos por un tiempo, cobra la dimensión de mantra religioso. Claro, es antes, durante y después de los excesos de las fiestas de fin de año. Pero esa resolución y entereza dura poco.
Un clásico que se recicla año tras año.
Cambiar hábitos, costumbres y estilos de vida que atenten contra la salud, el bienestar y la felicidad de cada uno es, a veces, muy difícil. Las promesas son simples, aunque ambiciosas: básicamente, se trata de reemplazar viejos hábitos por otros que hagan bien al cuerpo y la mente.
La mayoría de los casos ya hay una fundada sospecha de incumplimiento, subestimación y sólo se hace como ritual.
Pero al poco tiempo la cosas se complican y cumplirlas suele ser más difícil de lo que parecía: la convicción se diluye. Una pregunta, y su respuesta , que grafica toda la situación: ¿Cuánto nos dura el propósito de año nuevo de ir al gimnasio?
Ir al gimnasio, una promesa recurrente.
Desde la psicología, asegura BBC, se aportan tips que pueden facilitar y ayudar a que las promesas sean realidades, que tengan continuidad y aprender que pasos hay que dar para lograrlo.
1. Persistencia y voluntad
El psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, en Reino Unido, hizo una investigación sobre las claves para mantener las decisiones de cambio.
Voluntad y persistencia, fundamentales.
En un estudio con 5.000 personas que se habían puesto metas, los que mostraron menor índice de éxito fueron aquellos que tenían una "actitud fatalista" frente a diferentes aspectos de la vida.
Para Wiseman, es común que los viejos hábitos regresen con cierta regularidad, con lo cual es importante ver esas "derrotas" como ocasionales y temporarias y no como una excusa para abandonar el proceso por completo.
La gran tentación. Una vez no es fracaso.
El fracaso ocasional es "la principal causa que frena a la gente en el cambio", señala el psicólogo. "Si después de empezar una dieta tienen un día en que atacan a los helados y las hamburguesas, muchos tienden a pensar 'ya está, fracasé' y se rinden. Luego de un revés hay que recomenzar al día siguiente.
2. Crear redes de ayuda
Este es un concepto obvio, claro y no es ningún secreto: con ayuda, las cosas son más fáciles. El apoyo de la familia, los amigos y hasta los compañeros de trabajo resulta fundamental para sostener los cambios y no perder de vista los objetivos.
Los hombres no son colaborativos entre si y hasta se burlan de las promesas.
Los expertos afirman que las mujeres tienden a beneficiarse más de estas redes de contención que los hombres, y son mejores para ofrecer apoyo. "Los hombres tienden a tratar de incentivarte a que comas ese postre que estás tratando de evitar", señala Wiseman. Y también suelen restarle importancia a los pequeños cambios de conducta y hasta burlarse.
3. Llevar un registro del cambio
Tomarse el trabajo de llevar un registro de los cambios, por pequeños que sean, puede ayudar considerablemente en el proceso: no sólo obliga a revisar las conductas a menudo, también permite poner en perspectiva los logros acumulados.
LLevar cuenta de logros y fracasos ayuda.
Es positivo anotar cada visita al gimnasio, el menú del almuerzo, o cada vez que se logra resistir la tentación de comer una porción de pastel, fumar un cigarrillo o lo que fuere que se propone. Es la lista de los éxitos.
Permitirse pequeñas recompensas a lo largo del proceso es bueno para mantener los niveles de motivación, pero también puede ser una tentación a "autorecompensarse" muy seguido hasta sucumbir.
4. Plantearse objetivos alcanzables
Los psicólogos no se cansan de repetir esta máxima: las resoluciones tienen que ser alcanzables, objetivos a la medida de nuestras posibilidades y cuya consecución sea medible y verificable.
Ponerse la meta de correr una maratón puede ser demasiado para alguien que no suele correr. Por otro lado, el vago propósito de "ponerse en forma" puede ser difícil de medir. "Es más efectivo comenzar diciendo 'voy a ir al gimnasio una vez por semana' y luego incrementarlo a dos veces", aconseja Wiseman.
No es aconsejable prometer más de sus límites.
Es muy importante ser realista: para aumentar las chances de éxito, es mejor elegir un objetivo en el que concentrarse de manera exclusiva, que tener un montón de promesas a cumplir a la vez.
5. Comprender los disparadores
Es importante conocer cuáles son los catalizadores de las viejas conductas que queremos cambiar, para poder evitarlos. Pueden ser medidas sencillas, como no tener dulces en la casa si eso es lo que nos tienta para abandonar la dieta. O entender cuáles son los disparadores del estrés que nos lleva a desear un cigarrillo.
Hay que descubrir los disparadores de estrés.
Los expertos señalan que es posible crear nuevos disparadores que desencadenen nuevas conductas: Por ejemplo, se puede establecer que cuando empieza el noticiero de la tarde en la TV es el momento en que vamos al gimnasio, y asociar así ambas cosas para crear nuevos hábitos.