09 Enero de 2022 08:00
Este 9 de enero puede ser para muchos un día más, pero en verdad no lo es. Es que se cumplen dos años del primer fallecido por coronavirus en el mundo, y a dos años de ese día, si bien la cantidad de fallecidos bajaron gracias a la vacuna, los nuevos casos detectados están peor que nunca.
Quienes no lo recuerdan, la primera víctima que se cobró el Covid-19 fue un hombre de 61 años que murió de neumonía en la ciudad central china de Wuhan. Había sido diagnosticado previamente con tumores abdominales y una enfermedad hepática crónica, y su fallecimiento se debió a una insuficiencia respiratoria a raíz de una neumonía severa, luego de pasar varios días internado, sin que los médicos dieran con el tratamiento indicado.
Luego se supo que era uno de los miles de compradores que recorrían habitualmente el mercado mayorista de Huanan, el establecimiento más importante de venta de mariscos, pero donde también era posible conseguir animales exóticos que los propios comerciantes sacrificaban en el momento.
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Además,más tarde las autoridades chinas descubrieron que una vendedora de mariscos en ese mismo lugar, llamada Wei Guixian, de 57 años, ya había empezado a sentirse mal casi un mes antes, el 10 de diciembre de 2019. Seis días después de visitar varios hospitales sin diagnóstico certero y al límite de su energía, decidió acudir al Wuhan Union, uno de los más grandes centros de salud de la ciudad. Allí descubrieron que la mayoría de los enfermos que presentaban síntomas similares estaban vinculados con el mercado de Huanan, donde los expertos creen que empezó a circular el virus al pasar de un animal a un ser humano.Para el 31 de diciembre de 2019, desde China habían reportado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) 27 casos de neumonía viral con origen desconocido y, para el 9 de enero el número ya había ascendido a unos 40. Ese mismo día empezó la tragedia: ocurrió la primera muerta por Covid-19.
El 30 de enero de 2020, con más de 9.700 casos confirmados en China y 130 decesos, y 106 casos confirmados en otros 19 países, la OMS declaró que el brote era una emergencia de salud pública de interés internacional y el 11 de marzo, finalmente, la calificó como una pandemia. Tan solo pocos días después en la Argentina se estableció una cuarentena sumamente estricta, en la que solo podían salir personas esencial como los del personal de salud o aquellos que estaban autorizados por el Gobierno por realizar actividades indispensables.
Ante el alarma, los otros países comenzaron a repatriar a sus ciudadanos y Estados Unidos prohibió la entrada de extranjeros que habían estado en China 14 días antes, medida muy criticada en ese momento. Muchos Argentinos quedaron varados en otros países, hasta que el Gobierno pudo empezar a traer en vuelos sanitarios a todos.
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La cuarentena estricta se extendió en nuestro país, había salir a la calle con un certificado que te habilitaba, y con el paso del tiempo, algunos negocios empezaron a abrir, aunque los últimos, casi un año y medio después, fueron los shoppins, cines, teatros y las discotecas.Hoy la vida se parece a lo que antes conocíamos, pero lejos de haber desaparecido, el Covid-19 sigue más presente que nunca. De hecho, en la Argentina alcanzamos ya los 100.000 nuevos casos diarios detectados, y puede verse que los centros de testeo están colapsados por las largas filas que se hacen con gente esperando.
El lado positivo, es que afortunadamente la gran mayoría de las personas ya está vacunada con la segunda dosis, muchos de hecho ya recibieron una tercera, lo que permitió que la cantidad de fallecidos descienda notablemente. Al día de hoy, son más de 33 millones las personas vacunadas con dos dosis, y más de 38 millones los que tienen una sola.
Sin embargo, el problema de nuestro país, y de gran parte del planeta, es la llegada de la variante omicron, la cual contagia mucho más rápido que otras anteriores, aunque afortunadamente parecer ser menos letal. De hecho, en la mayoría de las naciones quienes deben recurrir a una internación son personas no vacunadas.
Sucede que, por ejemplo, en Estados Unidos hay casi un millón de nuevos infectados por día, lo que ocasiona una situación de colapso, mientras que otros países como Francia, Italia y Reino Unido también viven situaciones complejas. Según los expertos de la OMS, es necesario llegar a mitad del 2022 con el 70% de la población mundial vacunada, para que así el Covid-19 empiece a bajar. En lo que insisten es en que aquellos que no están inoculados resultan una fábrica de nuevas variantes, por lo que es importante detener las mutaciones con una distribución equitativa de las dosis contra el virus.