A dos años de la tragedia del Ara San Juan, este viernes por la tarde se realizó en la Base Naval de Mar del Plata un acto para homenajear y recordar a los 44 tripulantes que viajaban en el submarino al momento de la explosión. Durante el homenaje no estuvieron presentes ni el presidente Mauricio Macri, ni el Ministro de Defensa de la Nación, Oscar Aguad.
El encargado de brindar algunas palabras para acompañar el dolor de las familias fue el jefe de la Armada Argentina, José Luis Villán, quien reconoció que los tripulantes pasaron a la historia por lo que significó este terrible hecho. "El respeto hacia ellos no admite divisiones y no sabe de desencuentros", sostuvo.
"Para algunos hechos de la vida simplemente no existen palabras. Es tan fuerte el impacto en el alma que el silencio se vuelve irreemplazable y paródicamente resulta lo más elocuente. Pero es preciso buscar palabras que nos aproximen a esos acontecimientos; encontrar símbolos que resalten lo sucedido para honrar a los protagonistas como se lo merecen y como nosotros necesitamos", sumó.
Durante el acto, las autoridades de la fuerza realizaron el descubrimiento de una placa que recuerda a los 44 submarinistas que tripulaban en el navío que explotó el 17 de noviembre de 2017 por causas que aún se intentan determinar a través de una investigación que lleva a cabo el Juzgado Federal de Caleta Olivia, a cargo de la magistrada Marta Yáñez.
Esta tarde, los familiares directos como cónyuges o padres de cada uno de los tripulantes recibieron además de parte del jefe de la Armada Argentina una medalla “al honor militar” por representar los mayores valores que constituyen la esencia de la fuerza.
Por la mañana, los allegados ya habían participado de en una ceremonia religiosa privada en la capilla ubicada en el interior del predio naval, donde manifestaron su dolor y la esperanza de que la causa avance.
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El Ara San Juan perdió contacto a las 7.19 del 15 de noviembre de 2017, ocho horas después de que su jefe de operaciones informara sobre un principio de incendio en el tanque de baterías número 3, provocado al parecer por el ingreso de agua por el sistema de ventilación.
Luego de meses de especulación y de mucha incertidumbre, los restos del submarino fueron encontrados por el buque Seabed Constructor, cerca del lugar en que se había registrado el último contacto y del sitio en el que la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares reportara durante los primeros días de búsqueda un “evento anómalo, singular, corto, violento, y no nuclear, consistente con una explosión”.
Tras el hallazgo de la nave, se tomaron 67.000 imágenes en alta definición, las cuales quedaron en manos de la jueza federal Marta Yáñez, quien hasta el momento imputó a siete ex altos jefes de la Armada, que han sido citados a indagatoria en el marco de una causa iniciada por “averiguación de delito”, que modificará su carátula cuando finalicen las declaraciones.