El pequeño Mirko, hijo de Marley, tuvo ayer un día en el que su exposición mediática -si cabe- fue aún mayor que la usual: se llevó el Martín Fierro de Oro en la primera entrega de los premios en el ámbito digital.
La omnipresencia del niño en medios y redes sociales -al igual que la de varios hijos de famosos- desata, al mismo tiempo, una ineludible pregunta: ¿qué efectos podría tener en su desarrollo ese mecanismo?
Los límites entre lo público y lo privado
"Los niños pequeños son mucho más vulnerables a esa exposición a los mandatos y deseos de los padres", explica al respecto el psicoanalista Andrés Rascovsky en diálogo con BigBang.
"En casos como éste no se preserva su intimidad, hay una dilución de la relación entre lo privado y lo público", agrega el experto.
Así, el espacio necesario para cuidar la subjetividad en desarrollo del niño no se preserva, y ese proceso puede tanto generar tanto exhibicionismos inevitables en un personaje público o inhibiciones frente a la mirada ajena.
En el primer caso, según Rascovsky, esos niños "anulan lo propio" y siguen "el modelo de sus padres, convirtiéndose en gente que vive para el deseo de otro, para la mirada ajena, atravesado por las corrientes de opinión y la necesidad de exhibición".
Mientras tanto, en el segundo escenario, "se genera un fenómeno de rechazo a esa imposibilidad de desarrollar una intimidad emocional y afectiva, ligada a lo más sensible y próximo de una relación".
Es allí cuando el adulto que creció bajo una constante exposición mediática "lucha contra lo exterior, buscando y gozando el anonimato".
La importancia de nutrir con amor
Sin embargo, nada de lo humano es taxativo y siempre pueden jugar otras variables en lo relacionado a la crianza de un niño sobreexpuesto mediáticamente.
"Los niños nacen en un mundo tecnológico y mediático. Si enriquece, es una herramienta, si destruye un arma", matiza mientras tanto la psicóloga infantil Silvia Galay.
En ese sentido, la especialista subraya que el concepto definitivo de "una adultez ajustada" no existe y explicita la importancia de que la infancia transcurra "en un ámbito de afecto, cuidado y límites claros".
En ese sentido, apunta a "que se tenga en cuenta posibilidades e intereses de los padres y ellos se acomoden a las necesidades de sus hijos en cada momento del ciclo vital".