"Pasaron seis meses de desgracia, de dolor. Mi hija estuvo agonizando hasta que falleció. Cuando me dieron la noticia casi me morí". Con estas palabras, la mamá de Melina Caputo, la joven de 17 años que murió electrocutada en un hotel cinco estrella de República Dominicana, describe el padecimiento que vivió cuando se enteró que su hija había muerto a miles de kilómetros por la inoperancia y el descuido total de los responsables del Hotel Be Live Collection Canoa de Bayahíbe.
El 16 de agosto del 2019, en uno de sus últimos días de vacaciones en Punta Cana, Caputo quiso salir del mar por una escalera que daba al muelle del hotel, y recibió una descarga eléctrica que le quitó la vida. En el lugar no había médicos para socorrerla, y a pesar de que su familia la trasladó a un salita médica para salvarle la vida, la adolescente falleció. Por esta terrible situación, el hotel será sometido a juicio en las próximas semanas, luego de que la causa estuviera a punto de cerrarse.
Los papás de Melina, sus hermanos y sus primos participarán del proceso y declararán como testigos, aunque la fecha todavía no está prevista. Según explicó Analía Fangano, la abogada de la familia, el próximo 3 de marzo será la primera audiencia, y después de eso se presentarán las pruebas, entre ellas una pericia que demuestra que el muelle desde donde los turistas podían tirarse al mar no estaba en condiciones, y el Certificado de Defunción emitido por el Ministerio de Salud Público del país caribeño en el que confirma que la víctima falleció luego de sufrir un edema pulmonar y un shock cardiogénico a raíz de una electrocución.
"Nosotros pedimos que se busquen a los responsables y queremos que paguen este daño tan grande. Una vida no se reconstituye, a Melina la perdimos y queremos que paguen como se merecen, que no haya jueces comprados", sostuvo la madre de la joven, Claudia Flores.
Según contó a BigBang, cuando la adolescente falleció, desde la cadena hotelera nunca le dieron el pésame, y muy por el contrario, trataron de desentenderse de todo. Incluso, al enterarse de los sucedido, el encargado del lugar se escondió y a la abuela, los primos y los hermanos de la víctima hasta les ofrecieron la asistencia de una supuesta psicóloga que resultó ser en realidad la mujer de un empelado del resort.
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"A mi suegra le dieron un calmante para que durmiera y a mis hijos los dejaron aislados en una pieza y pudieron ver al padre recién cuando se lo cruzaron en el aeropuerto. Y cuando mi marido llegó, se enteró de que ya le habían hecho la autopsia a mi hija, que era menor de edad y estaba sin sus padres allá. Nos tendrían que haber esperado para que mi marido la viera, la abrazara", se lamentó la mamá de Caputo.
La muerte de Melina cambió todo en la casa familiar. Ella era pura alegría, tenía notas brillantes en la escuela, y cargaba con una lista larga de deseos por cumplir. Además de ser muy compinche con su mamá, era también el ejemplo de su hermana más pequeña, quien ahora la extraña horrores. Por eso su ausencia pesa y parece parte de una pesadilla de la que todos quieren despertar. Es difícil comprender que una vida se apagó por culpa de la precariedad y la falta de atención.
El cable que electrocutó a Caputo estaba ubicado debajo del deck de madera por el que caminaban las personas, y contaba con una precaria aislación térmica, lo que llevó a que hiciera una descarga justo en el momento en que la adolescente subía por la escalera de metal que iba hacia el muelle. En ese momento, uno de sus hermanos también recibió una descarga, aunque el impacto fue mucho menor y pudo salvarse.
"El cable está solo aislado con una cinta aisladora que no soporta agua y menos agua salada. El cable conducía corriente alterna de 110 V y aparentemente no tenía disyuntor diferencial. Debería haber sido una instalación de baja tensión en 12 V, con transformador de doble aislación y disyuntor (se usan en la iluminación de las piletas de natación que tienen agua dulce de baja conductividad eléctrica) en lugar de usar corriente alterna 110 V", indicaron los especialistas que hicieron el informe.
Cuando la adolescente falleció, su papá viajó hasta Punta Cana para buscar el cuerpo, y tuvo que esperar allá durante 11 días para poder regresar con él. "No aparecía la cónsul, y había que pedirle a ella la autorización y no contestaba. Él allá tuvo que hacer trámites solo, nadie le quería tomar la denuncia, y no hubo ninguna contención de parte de nadie. No recibimos tampoco ningún pésame del hotel, desligaron las responsabilidades como si se hubiese muerto un perro, y era mi hija", dijo dolida.
Por esto mismo, la familia de Melina reclama que Nora Capello, quien está al frente de la Embajada de la República Argentina en la República Dominicana, sea corrida de su puesto, ante la falta de ayuda cuando ocurrió la tragedia. "Ella solo le hizo un llamado a mi marido, pero no hubo ninguna contención, ni ayuda, no se hizo presente", aseguró Flores.
Después de seis meses con un pedido de justicia que todavía no cesa, este jueves la Cancillería Argentina recibió a la abogada de la familia de Caputo, y escuchó su reclamo. "En República Dominicana a Melina se le practicó una autopsia siendo menor. Abandonaron a la familia y nadie controló nada. Nadie fue a recibir al papá cuando llegó, se tuvo que tomar un taxi hasta el hotel que le salió 100 dólares. Así empezó todo", manifestó Fangano.
"Esto que pasó, nos marcó a toda la familia. En la casa se nota su presencia siempre. El hermano de Melina que intentó reanimarla, está ahora con ataques de pánico. Es muy feo lo que siento, es llorar todos los días a cualquier hora, cuando veo sus notitas y fotos", dijo por último la mamá de Caputo, entre lágrimas, y con la esperanza de alcanzar pronto justicia.