22 Febrero de 2019 08:05
Llevaba seis meses de vida en el vientre de su madre. Tenía tres hermanas esperándola y dos padres dedicados, que trabajaban para armarle la habitación y darle todos los gustos. La desidia y el mal destino no la dejó sobrevivir a la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas.
Valeria, Abril y Keila, las otras tres hijas del matrimonio, que perdieron a su madre.
Uma murió sin llegar a nacer. Su madre, Tatiana Lezana, que tenía 33 años, fue la víctima 51 de la tragedia de Once y ella la 52.
Edwin luchó para que su beba sin nacer se considere como víctima.
Edwin Ojeda, esposo de Tatiana, consiguió que la Justicia elevara el número de víctimas fatales en la tragedia ya que no sólo perdió a su esposa, con la que compartía tres hijas, sino que también a Uma.
Se realizaron distintos homenajes para Tatiana y el resto de las víctimas.
“Hace casi diez años atrás con mi esposa Tatiana Lezana, de 33 años, abogada, llena de vida, comenzaba junto a mí un proyecto de vida en el que íbamos forjando nuestro destino, con nuestras tres hijas, Valeria, Abril y Keila, de 3, 4 y 7 años. Esperábamos a Uma, nuestra cuarta hija que llevaba seis meses de gestación”, gritó con indignación en un acto conmemorativo, un día 22, en alusión al 22 de febrero de 2012.
“Hace casi diez años atrás con mi esposa Tatiana Lezana, de 33 años, abogada, llena de vida, comenzaba junto a mí un proyecto de vida
Edwin cría sólo a sus tres hijas pequeñas.
“Hoy no veo llegar del trabajo a mi esposa, como lo hacía cada día, ni tampoco veo crecer a mi hijita Uma
Acompañado de sus tres hijas reveló entre lágrimas: “Hoy no veo llegar del trabajo a mi esposa, como lo hacía cada día, ni tampoco veo crecer a mi hijita Uma, pero sí veo caminar con total libertad e impunidad a los corruptos que forjaron esta masacre y que permitieron que pasara”.
El recuerdo de su esposa y su hija.
“Da vergüenza tanta corrupción y tanto silencio, sin ver a nadie preso. Por eso pido justicia por las 52 víctimas, porque la número 52 es Uma Ojeda, mi hija, la que no pude ni conocer. No se olviden de ella ni de nadie”, mencionó ahogado en tristeza y con esas palabras cerró su discurso.