13 Septiembre de 2020 11:42
Luego de superar las internaciones en terapia intensiva, las personas que contrajeron coronavirus enfrentan una serie de secuelas cognitivas, psicológicas y físicas. "Hay pacientes que se despiertan desesperados, su cuerpo no les responde, a veces no reconocen a sus familiares o simplemente les pedís que levanten la mano cuando escuchen la letra A y no comprenden la consigna", explica en diálogo con Télam Jorge Rivera, jefe del Servicio de Kinesiología del hospital Teodoro Álvarez del barrio porteño de Flores.
Ubicado en Aranguren al 2700, este nosocomio es uno de los cuatro centros de salud públicos porteños que cuentan con la Sala de Rehabilitación Intensiva Post Covid-19 junto con el Fernández, el Pirovano y el Argerich.
Actualmente 3.093 personas infectadas de coronavirus están en terapia intensiva en Argentina. 55,2% de ese total se encuentran en establecimientos de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, 12,5% de Córdoba y 3,2% de Mendoza.
Trabajo interdisciplinario
Además del hecho de que muchos pacientes que pasan varios días en cuidados intensivos están bajo el influjo de varios fármacos, hay que agregar según Rivera "el hecho de estar completamente aislado: se despiertan y sólo ven personal de salud con equipos de protección, que no te permiten ni verles las caras".Kinesiólogos, psicólogos, fonoaudiólogos, trabajadores sociales y nutricionistas se ponen a cargo del tratamiento, en este punto, buscando que el paciente pueda volver a valerse por sí mismo.
Según explica Rivera, algunos enfermos de coronavirus en recuperación "presentan delirium, polineuropatías y desnutrición, entre otras cosas, y es necesario tratar de recuperarlos lo antes posible para poder darles el alta y que sigan su tratamiento de manera ambulatoria, porque la rehabilitación completa puede llevar meses".
En este sentido, explicó que la recuperación física apunta no sólo al área pulmonar que el coronavirus ataca fuertemente sino también "a la parte muscular, que se ve afectada por la inactividad, pero también porque es común que a estos pacientes se los coloque durante horas boca abajo y eso puede provocar una distensión en los músculos de un brazo".
Y más allá del trabajo estrictamente físico, de acuerdo a Rivera a veces al momento de ayudar a los pacientes en algún ejercicio aparecen situaciones psicológicas "muy complejas".
"A veces, de la nada, un paciente irrumpe en llanto o te empieza a contar lo preocupado que está por la situación de la familia, por eso el abordaje de la recuperación es interdisciplinario", amplía el especialista.
La ayuda de la música
"Dependiendo el caso, la capacidad pulmonar de los pacientes Covid se reduce mucho, por eso si bien le insistimos en que haga un ejercicio más o lo alentamos a terminar, tenemos que monitorear constantemente su oxigenación", agrega por su parte Ana Rosanda, residente de kinesiología de tercer año que forma parte del equipo encabezado por Rivera.La especialista también explicó que muchas veces los pacientes tienen estados de confusión y, con la ayuda de la música, pueden activarse distintas áreas del cerebro que estimulan la memoria o la motricidad, desarrollando a su vez respuestas cognitivas. Así, también algunos residentes se ocupan de tocar instrumentos para los pacientes, invitándolos también a participar en la canción.
"Muchos asocian la kinesiología con la recuperación muscular únicamente, pero estamos en las terapias programando respiradores, junto a los médicos y enfermeros, y también tenemos que hacer recorridas en las salas de pacientes intermedios donde se controlan las secreciones", explica Rosanda.
La kinesióloga advirtió que, con la llegada de la pandemia, los trabajadores médicos de su especialidad también están -como todo el personal de salud- "bajo la presión de repasar en la cabeza todo el tiempo los procedimientos de cuidados" tanto para ellos como para los pacientes. "No paramos desde marzo, y al miedo al contagio nuestro o de familiares le tenemos que sumar el agotamiento físico", subrayó.