por Rocío Bordignón
27 Agosto de 2016 15:45Se conoce como ortorexia al trastorno alimentario en el cual una persona adquiere una obsesión patológica por comer comida considerada saludable, pero que puede llevar a la desnutrición, incluso a la muerte. Se estima que el 28% de la población de países occidentales, donde los más afectados son los jóvenes y las mujeres, padecen de Ortorexia.
Esta enfermedad hizo que muchos profesionales pongan el ojo en la cultura "Fit" a la hora de señalar a uno de los responsables del crecimiento de la misma que actualmente se experimenta.
La médica especialista en nutrición, Mónica Katz, brindó una conferencia en la Facultad de Ciencia Médicas de la Universidad de Córdoba y sin dudarlo levantó la bandera de la campaña: “No sigan a las chicas fit en las redes sociales, son ortoréxicas que buscan seguidores”.
La trampa de la comida sana gira en torno a la idea por mejorar la calidad de alimentación y el tipo de productos que se consumen. Pero a medida que se modifican los hábitos alimenticios surgen nuevas obsesiones en torno a que comer y que no comer. Dentro de esta problemática se esconde un desorden mucho más profundo.
Las personas que atraviesan esta problemática comienza por la elección y restricción en la calidad sobre el tipo de comida que ingerirán. Primero empiezan descartando cualquier tipo de grasa animal y embutidos, luego las harinas blancas optando por las integrales, después dejan de lado los hidratos de carbono malo y las comidas con conservantes. Una vez que esta técnica avanza puede declinar en un trastorno de otro tipo.
La polémica es que al tratarse de un fenómeno masivo en las redes sociales, los profesionales de la salud se encuentran en desacuerdo por la difusión que hacen las “chicas fit” sobre dietas y ejercicios a sus seguidores, que las usan como modelo y efectúan los mismos sin un control previo de salud.
La mayoría advierte que
es peligroso dar recomendaciones sin ser profesionales, porque todos los cuerpos son distintos y la fisonomía de los mismos varía en cuanto a su genética. Por este mismo motivo, Katz advirtió a todo el directorio de futuras nutricionistas que no deben seguir ningún tipo de recomendación de una “chica fit”.
Ser o no ser una "Chica Fit"
Las “chicas fit” realizan actividad física varias veces por semana, se cuidan en las comidas, son esbeltas, realizan tratamientos estéticos y todo lo registran y difunden a través de las redes sociales, donde son seguidas por muchísimas jóvenes. Son las precursoras del estilo de vida fitness que impulsa un ideal de belleza ya instalado en la sociedad. Lo increíble es que no son modelos, actrices ni cantantes, sino mujeres comunes que se volvieron famosas por sus consejos, y son las nuevas estrellas de las redes sociales, que ahora posan en tapas de revistas y promueven productos.
“Generalmente en estas personas hay una base de personalidad obsesiva que es acompañada por la obsesión de la comida sana y natural”, explica Juana Poulisis, especialista de La Casita, un centro de atención y prevención de trastornos alimenticios para adolescentes y jóvenes y su familia.
La ortorexia en las “chicas fit” nace a través del cuidado extremo en los alimentos que consumen. De a poco van acotando el modo de comer y optan por alimentos sumamente naturales, y luego de ser ingeridos son acompañados con un entrenamiento físico intensivo.
Esta elección de la comida y variedad saludable a la cual se enfrentan se convierte en algo que paradójicamente puede desencadenar en problemas de salud. Los adolescentes son los más vulnerables en padecer estos trastornos, en tanto a que poseen un acceso libre y conocimiento ágil sobre Internet.
No sólo en las redes, también el problema puede estar en casa
Otro de los factores que predisponen a los jóvenes a padecer este trastorno es tener padres que realizan dietas. Muchas chicas asisten a instituciones junto a sus padres para realizar una determinada dieta, o asisten a gimnasios juntos. Los adultos también se encuentran atrapados en la cultura de lo sano, entonces inciden en sus hijos a la hora de tener una misma alimentación, lo que genera un contexto ideal para que surjan las restricciones alimenticias. Si bien las mujeres son las que tienen más inclinación hacia los trastornos alimentarios, los hombres no están exentos.
Lo importante es hacer hincapié en que no se debe catalogar a los alimentos como “saludables y no saludables”, las personas deben moderar las cantidades de comida que ingiere diariamente y aprender a comer todo tipo de alimentos y sobre todo de calidad.