Después de 80 años de funcionamiento, donde ofició de lugar de reunión para varios personajes destacados de la cultura y el arte, la librería Clásica y Moderna fue desalojada en la mañana del martes y cerró sus puertas.
Clásica y Moderna lleva 80 años de existencia.
De acuerdo a su actual dueño, Fernando Monod, el "proceso de desgaste" comenzó en el 2017 con la muerte de Natu Poblet, hija de Francisco Poblet, fundador del espacio. Fernando es cuñado de Natu: su hermano Alejandro es el viudo de la fallecida ex propietaria y tuvo que ceder el manejo de la librería a causa de una enfermedad.
Según le relató a Infobae, al encargarse del negocio Monod se encontró con una deuda que hasta ahora no pudo subsanar. "Ofrecimos propiedades para pagar la deuda, pero el desalojo ya estaba avanzado. Además, todo sucede en el mes de feria judicial, por lo que en ese sentido no pudimos hacer nada", explicó.
Y a pesar de que aún resta un mes para cancelar el total de la deuda, el panorama es sumamente complicado. El cierre deja sin trabajo a 10 personas.
"Creo que el propietario debería ser la Ciudad, esa es la única manera en que lugares como éste y tantos otros no cierren nunca", señaló Monod en relación a Clásica y Moderna, declarada de interés cultural por la legislatura porteña. "No importa quién la administre, si unos no funcionan que vengan otros, pero la librería ya es un patrimonio. Esa sería la única manera de volverla eterna".
Una rica historia
Escritores como Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Manuel Mujica Lainez, Arturo Jauretche y Adolfo Bioy Casares supieron ser habitués de Clásica y Moderna, cuyas instalaciones contenían un bar y donde también se realizaban eventos culturales.
Según supo relatar Joaquín Sabina, la librería también fue escenario del encuentro con Andrés Calamaro en el que ambos compusieron Todavía una canción de amor.