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Adiós al pesebre del rock nacional: cierra La Perla del Once

En su baño se escribió la canción fundacional del rock argentino. Por sus mesas pasaron los mejores exponentes. Desde febrero será una pizzería.

14 Enero de 2017 16:15
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? ? Estoy muy solo y triste aca

en este mundo abandonado

tengo una idea, es la de irme

al lugar que yo mas quiera ? ?

Para explicar lo que significa el cierre de la esquina de Rivadavia y Jujuy, basta hacer un paralelismo y una placentera herejía e imaginar a nuestro querido rock nacional como un pesebre viviente: el niño Jesús, en este caso, sería la canción “La Balsa”, en la piel de San José y la Virgen María estarían Litto Nebbia y Tanguito y el establo donde se produjo el nacimiento sería nada más y nada menos que el baño de hombres de La Perla del Once, el mítico bar haciendo cruz a Plaza Miserere donde nuestros acordes rabiosos vieron la luz.

Tristemente, a poco de que se cumplan 50 años de esa magnífica concepción -cuenta la leyenda que Litto y Tanguito la compusieron el 2 de mayo de 1967- se conoció la noticia del cierre definitivo del reducto rockero por excelencia.

Rivadavia y Jujuy ya no será lo mismo: en febrero, cuando reabra esta esquina, ya no se leerá "La Perla" ni el "Cuna del rock"

El local fue vendido a la cadena de pizzerías La Americana, quién este fin de semana cerrará sus puertas para reabrirlas en un mes con su fachada, cara, nombre y espíritu totalmente reformado. Ya no será más La Perla del Once.

La Perla, cuna del rock

Aunque fue nombrado de Interés Cultural para la Ciudad en 1994, poco y nada se sabe qué pasará con esa cultura que, hasta el día de hoy, tanto interesaba al gobierno porteño: ¿Dónde irán  a parar esas innumerables fotos autografiadas por todas las luminarias de nuestro rock? ¿Dónde terminarán los recuerdos? ¿A dónde fue a parar la memoria?

Con los años, La Perla se transformó en uno de los escenarios del rock porteño, que se perderá a parir de ahora

En La Perla recaló un grupo de músicos jóvenes que venían de La Cueva, un reducto de jazz ubicado en la avenida Pueyrredón al 1700, donde se vivía el ambiente bohemio y musical de la época.

Ciro Fogliatta, Rodolfo García, Claudia Puyó, Pipo Cipolatti, Miguel Cantilo, Willy Quiroga, Javier Martínez y Ricardo Soulé en La Parla del Once (foto Claudio Herdener)

Además de Nebbia y de Tanguito, fueron figuritas habituales entre sus mesas Miguel Abuelo, Alejandro Medina, Javier Martínez, Pipo Lernoud, Moris, Ciro Fogliatta, Pajarito Zaguri, Hernán Pujó y Miguel Grimberg.

Y no sólo “La Balsa” fue compuesta en la mítica esquina de Rivadavia y Jujuy, también nacieron canciones como "Jugo de tomate frío" y "Todo el día me pregunto", hechas por Javier Martínez de Manal; y "Madre escúchame", "El vagabundo" y "El rey lloró" de Los Gatos.

"No sabemos nada, ni las causas ni cómo quedará el local después de las reformas. Nos enteramos cuando la venta ya estaba concretada, nos reunimos con los nuevos dueños y ellos aseguraron que mantendrán a todo el personal respetando la antigüedad", contó una empleada del local a Clarín. Y agregó: "Ojalá conserven la identidad del lugar, pero es algo que nadie nos dijo. Tampoco sabemos si seguirá habiendo shows".

Además del rock, también reducto literario

Es que La Perla del Once antes de ser cuna del rock, fue refugio de grandes escritores y exponentes de nuestra literatura durante la década del '20: hace casi 100 años atrás, figuras de la talla de Jorge Luis Borges, Xul Solar, Raúl Scalabrini Ortiz y Leopoldo Marechal frecuentaban ese cafetín no precisamente por la acústica de ese baño azulejado como años más tarde lo harían Nebbia y Tanguito sino por la figura mítica de Macedonio Fernández.

Además de rockeros, también fue un reducto de intelectuales

Este escritor y filósofo con espíritu y accionar vagabundo realizaba largas charlas y debates en el bar del Once, donde los temas recurrentes eran la metafísica, la filosofía y deber del Hombre ser humano.

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Según Borges, bastaba saber que el sábado llegaría aquella reunión con Macedonio para justificar el resto de la semana.

El café de La Perla del Once: desde ahora, tan sólo un recuerdo

Una década más tarde, fue otro gran literato de nuestras tierras el que engalanó las mesas de La Perla: un joven Julio Cortázar asistió en varias oportunidades luego de sus clases en la Escuela Normal Mariano Acosta, y cuenta la leyenda que casi siempre estuvo escribiendo algo, inmerso en el bullicio del lugar, adornando sus primeros textos con ese aroma a café.