Eva Analía De Jesús, más conocida como “Higui”, fue excarcelada y esperará el juicio oral en libertad. Estuvo detenida casi ocho meses tras defenderse de un ataque machista: se la acusa de matar a un hombre, Cristian Rubén Espósito, que intentaba iniciar una violación grupal. En respuesta a su liberación, la familia del fallecido amenazó de “hacer justicia por mano propia” y le envió mensajes a la hermana de Higui para que dejen de difundir el caso.
Higui fue liberada ayer por la noche.
“La mamá del fallecido le dijo a otra de mis hermanas que me iban a hacer boleta por revelar las cosas que hacía Espósito y por decir que su hijo era un violador. La mujer dijo que si me encontraba me iba a tirar el coche encima o me tirarían a bajo de un tren”, contó Azucena, quien lleva adelante la lucha por su hermana, a BigBang.
"La mujer dijo que si me encontraba me iba a tirar el coche encima o me tirarían a bajo de un tren
"En sí, no quieren que hable más. Me pidieron que no hable más porque si no era boleta pero no voy a detenerme", dijo.
Como si fuera poco, otros familiares del hombre fallecido continuaron intimidando y cuestionando la decisión de la Justicia mediante posteos en Facebook. “Supuestamente dejaron en libertad a la hija de pu... que mató a mi primo. Qué justicia de mierda esta Argentina chota loco todo porque es mujer lesbiana tiene derecho a matar y andar en la calle?”, es lo que escribió el usuario Rodrii Gómez, que pertenecería al primo de Espósito.
El posteo del primo del fallecido.
Azucena detalló que harán la denuncia y sumarán otras capturas de amenazas que difundieron desde distintas páginas de Facebook en donde piden “Justicia por Tino”, tal como lo llamaban al hombre que según declaró Higui, quiso violarla “para hacerla mujer”. "En un grupo publicaron que ellos harán justicia también por su lado, como para asustarnos", añade Azucena.
Rodrii Gómez es el usuario del primo de Espósito.
LA EXCARCELACIÓN DE HIGUI
Higui deseó salir de la cárcel, estar en su casa y descansar. Se anhelo se hizo realidad. Ahora luchará por su absolución. “¡La libertad, la libertad, chicas, la libertad!”, gritó Higui en el pasillo del penal de Magdalena en horas de la tarde cuando su hermana Azucena le comunicó por teléfono lo que ya era noticia. La Cámara de Apelaciones de San Martín le concedió la excarcelación extraordinaria y esperará el juicio oral en libertad.
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Once horas y media separaron a Higui de la posibilidad de volver a respirar en libertad. Al salir se aferró a su madre Susana y a su hermana Eli, que se acercaron a la zona del penal viajando en la medianoche fría y oscura. “¡Chicas, estoy afuera, chicas, ya está!”.
La familia desde la noche del domingo sabía que había una posibilidad de que la liberaran, pero esperaron la confirmación para ilusionarse. “Estamos casi sin dormir. Tenemos nervios y estamos muy emocionados, expectantes. Se lo dije por teléfono y al principio no entendía. Luego se puso a gritar de felicidad”, reveló Azucena a BigBang antes de verla fuera de la cárcel a Higui. Luego detalló el festejo tan esperado.
“La habíamos visto el lunes y mi mamá le mandó picadillo de carne y tapas de empanadas para que arme un festejo de cumpleaños (fue la semana pasada) con sus compañeras. Y terminaron celebraron todo junto”, contó.
Eva cumplió 43 años el miércoles pasado pero ese día, luego de ocho meses, la trasladaron para hacerle pericias psicológicas. Higui quiere mucho a sus compañeras, son su familia ahí. Ella no siente que está presa. Jugaba a la pelota dos veces por semana y asistía a clases. Estaba terminando el primario. Ahora quiere estar en su casa, descansar y no hablar del tema porque la deja mal, sufre mucho todo lo que vivió”, afirma Azucena.
LA HISTORIA DE UNA LUCHA COMPARTIDA
La historia de Higui comenzó con su detención el 16 de octubre de 2016. Llevó a sus sobrinos a la casa de su hermana Mariana en las Lomas de Mariló, en Bella Vista. Era el Día de la Madre. Luego de pasar el día en familia volvió a su casa. Lo hizo sola y, como cada vez que andaba por la zona sin compañía, lo hizo con una navaja.
Años atrás, una patota la había agredido verbalmente. En aquella oportunidad, se burlaron de su elección sexual. "Tortillera, lesbiana", le gritaron. Con el paso del tiempo, las agresiones se volvieron más frecuentes. Llegaron a tirarle piedras y a amenazarla. Llegaron a quemarle la casa, con su perrito adentro.
Como ella, los integrantes de esa patota crecieron y no cambiaron su actitud violenta. Siguieron acosando a Higui cada vez que la cruzaban en el barrio. Entre ellos estaba Cristian Espósito.
Higui utilizó una navaja para defenderse de un violento ataque sexual.
Fue ese mismo hombre el que, junto a otro sujeto, interrumpió el regreso de la joven a su casa. La tiraron al piso. Higui declaró que eran varios los pies que sintió que la pateaban. Le desgarraron el pantalón y le quitaron la ropa interior. Mientras el grupo continuaba golpeándola, buscó la navaja. La llevaba escondida en su corpiño. Estaba segura de que la iban a violar.
En el medio de los golpes, con una mano intentó cubrirse la cara y con la otra buscó desesperada la navaja. Levantó el brazo para defenderse, segura de que la iban a violar."Te voy a hacer mujer", le decían. La golpearon hasta que quedó inconsciente. Lo único que recuerda luego de esa situación es la cara del policía que la iluminaba con una linterna.
A unos metros de ella estaba el cadáver de Espósito con una puñalada en el pecho. Higui fue llevada al hospital detenida. Tres días después, la familia pudo verla. Ella sostiene que se defendió de lo que se llama "violación correctiva". Su causa tiene 150 fojas.
La abogada de Higui basa su defensa en el artículo 34 del Código Penal.
Higui está imputada por homicidio simple y cumplía prisión preventiva. Las irregularidades en la causa son varias. El acta de procedimiento que redactó el policía es muy escueta y no menciona el estado en el que estaba ella. No se detallan los golpes, ni la ropa rota. Tampoco aparecen detalles del episodio, ni los antecedentes de violencia.
Según su abogada, María Raquel Hermida, Higui sufrió un abuso sexual en grado simple y se defendió de un abuso sexual agravado, de la penetración. El artículo 34 del Código Penal habla de la legítima defensa.
Distintas organizaciones reclaman su liberación.
Su familia, sus amigas y varias organizaciones formaron una mesa de trabajo que se reune para difundir mediante festivales, colectas y movilizaciones su causa. Luego de mucho tiempo de lucha, empezará a recuperar su vida. Pero como dice Azucena, "esto recién empieza".
"No vamos a parar hasta que la absuelvan
"No vamos a parar hasta que la absuelvan. Tenemos fe de que el juicio salga rápido. La Justicia está actuando por la presión del caso y queremos que Higui vuelva a estar en paz y tranquila y eso ocurrirá cuando termine todo esto", finalizó.