por Alejo Paredes
16 Octubre de 2021 08:00Martín Alomo es psicoanalista, doctor en Psicología, Magíster en Psicoanálisis, Especialista en Metodología de la Investigación, Profesor de Psicología y Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, donde trabaja como docente e investigador de la Facultad de Psicología desde hace dos décadas. Además, desarrolla sus tareas como investigador en tres áreas de inserción: la escuela de psicoanálisis, la universidad y la salud pública.
Durante su carrera, supo dictar seminarios y conferencias en reconocidas universidades y hospitales del país y del exterior, y se desempeña como director de investigación del Moyano. Durante estos casi dos años de pandemia, el profesional se encargó de analizar la forma en que sus pacientes, y el mundo en general, se adaptaron o vincularon a una nueva normativa, mucho más asociada a la tecnología y a la virtualidad.
Actualmente, Alomo está presentando su undécimo libro llamado "Vivir mejor", que abarca los temas más frecuentes que se suelen consultar en terapia: "Mis anteriores libros fueron especializados y dirigidos a colegas. Con este, en cambio, después de 20 años de profesión y docencia me pregunté si no había algo de lo que investigo que pueda usar conversar con la gente. Esa es la razón del libro, el hecho de poder conversar temas psicológicos con personas que no son colegas".
En diálogo con BigBang, describió que el material abarca las cinco consultas más frecuentes en su consultorio y el de sus colegas. "Tiene cinco capítulos dedicados al ´Amor´; ´Trabajo´; ´Los hijos´; ´Las redes sociales´ y ´La vida después de la vida´", destacó y sobre este último capítulo, aclaró: "El último fue el que más me gustó escribir y el que más conversa con mis colegas. No habla de religión o espiritualidad sino que transmito sin palabras técnicas la eficacia del pensamiento inconsciente".
Según explicó, busca detallar "cómo los pensamientos inconscientes, aquellos que tenemos cuando soñamos o vemos una película, tienen incidencia en nuestra vida cotidiana y que demostramos a través de nuestras conductas". "Busco explicar cómo nuestras fantasías inciden en nuestras conductas", resaltó sobre el material que tiene ideas útiles, prácticas y consejos sobre los aspectos cruciales de la vida, y que cuenta con un prologo escrito por Gabriel Rolón.
De hecho, durante el capítulo dedicado al "Amor", el profesional plantea la posibilidad de “dejarse amar”. "Es un tema muy recurrente en la consultas. Por lo general, cuando uno consulta es porque algo le genera angustia e incomodidad y basta con ponerle la lupa o hacer foco en eso para que aparezca un tema angustioso. Cada caso presenta un tema distinto, pero como denominador común es las personas solemos hacer cosas de lo más estrambóticas con tal de no pasarla bien", detalló.
Alomo resaltó que pudo tratar con personas que estaban pasando por un buen momento económico y sentimental, viajando por el Caribe o de luna de miel, pero que siempre encontraban "la palabra justa" para destruir el momento. "Siempre encuentran una razón para decirse o sentir que no merecen ser amados. Por ejemplo recriminarle a su pareja que demoró mucho en responderle los Whatsapp y le clavó el visto", señaló.
En ese sentido, remarcó que el hecho de convivir de manera constante con la recriminación siembran "discordia" y que esto suele ocurrir no en cualquier momento, sino cuando "la están pasando bomba". "Esto es lo que yo llamo, poner en práctica cierta dificultad para dejarse amar, como diciéndole al partenaire: “conmigo no va a ser tan fácil, vamos a pasarla un rato mal”, señaló.
Durante esta charla, se detuvo unos minutos para referirse a los obstáculos o retos que debieron superar algunas parejas a causa de la pandemia, muchas de ellas no acostumbradas y forzadas a convivir con el otro de la noche a la mañana. "Los distanciamientos obligados, las personas que no pudieron pasar la pandemia juntos, y el tema de la convivencias forzadas fueron un detonante de discordia en varias parejas durante este último año y medio", señaló.
Y continuó: "Personas que no estaban acostumbradas a pasar todo el día juntos por diversos motivos, ya sean laborales o de ocio, tuvieron que empezar a convivir todo el tiempo. Fue una prueba de tolerancia debido a que comenzaron a tener demasiado presente al otro. Los obstáculos que generó esta pandemia se sumaron a otros que seguramente ya estaban y los multiplicaron".
En esa línea, el profesional todos ellos fueron aumentados por "el aislamiento, el distanciamiento, la exacerbación de la virtualidad y su correlativa merma de presencialidad". "A esos efectos adversos los conocemos: insomnio, irritabilidad, cansancio, embotamiento, agudización de problemáticas de consumos varios. Sin mencionar los daños a nivel social, económico y laboral, que agravan el cuadro dramáticamente", enumeró.
Sobre los problemas financieros y el trato del dinero de manera específica, Alomo le dedicó un apartado especial al uso de la plata al aconsejar ubicarla en el lugar que le corresponde ¿Cuál es ese lugar? "Básicamente sería algo así, para decirlo de manera sencilla, no ponerlo en el altar, no convertirlo en un Dios y que el humor o la estabilidad de cada persona no dependa del dinero", aclaró.
Sin embargo y no alejado de la realidad, sostuvo que entiende que el dinero o el plano económico de cada persona es un área sumamente importante en cada persona, pero volvió a destacar: "A la vez no hay que ser irresponsables o pródigos en el manejo del dinero, sino darle el valor que tiene. No es lo más importante, pero sí es importante. Uno puede forzarse todo el día en ganarse el dinero y una mala decisión puede llevar a despilfarrar".
Y en este contexto, remarcó que uno al malgastar el dinero, no solo pierde poder adquisitivo, sino el "tiempo" que invirtió en ganárselo y que ya no podrá recuperar. A la hora de hablar sobre las redes sociales -otro de los capítulos de su último libro- el psicólogo fue un poco más detallista y contó que viene "investigando" este tema desde que estas plataformas comenzaron como "una novedad tecnológica" hasta convertirse "en parte de la vida de todos nosotros".
Sin miedo a equivocarse, sostuvo que las redes sociales se convirtieron en "medios de comunicación, tiendas de ventas y ya no son simplemente perfiles de usuarios". "Hoy la vida pasa por ahí y se intensificó en la pandemia. Es algo que merece toda la atención. Las redes sociales son como una pecera donde cada uno nada con los que son sus ´amigos´ y mira esa realidad parcial donde hay un algoritmo que acomoda lo que uno ve", dijo.
Para Alomo, cada red social funciona como un país y cada uno de sus integrantes busca ser "aceptado, admirado o querido" en base a lo que publica. "2700 millones de usuarios tiene Facebook, es impresionante. Si fuera un país, sería más grande que China. La gente postea para conseguir likes y eso termina armando una discordancia que, a veces, es muy grande. La diferencia entre lo virtual y la realidad", remarcó.
Y siguió: "Existe una necesidad latente de ser aceptado al subir una foto o historia. Eso es así y a la vez puede tener efectos sobre lo real. Puede ser fantasioso y tener efectos sobre la realidad. La gente quiere tener aprobación a partir de lo que sube. Pero el tema de mostrarnos ante el otro como lindos, inteligentes y responsables lo hacemos desde antes de que existan las redes sociales. Es lo que refiere al narcisismo de cada uno".
Sin embargo, explicó que las redes sociales funcionan en base a la imagen elevada de uno mismo y terminan "intensificando" el narcisismo. "Existe una gran diferencia entre la imagen en la red social y la versión real de la persona. Puede existir mayor o menor discordancia, pero eso depende de cada persona. Puede llegar a existir una persona que tiene 5 mil seguidores y en la vida real tiene solo dos. O sea, en la res social es seguido y en la vida real está muy solo", ejemplificó.
Durante una nota que le brindó a un medio mendocino -resaltó- surgió el concepto de "narcisismo telemático". "Lo escribí a raíz de una nota que me hicieron en Mendoza y tiene que ver con una reflexión que hice con el Zoom. Lo que me llama la atención es como el Zoom democratiza lo que abarca la pantalla. Pero en las reuniones no somos todos iguales. El docente debe tener más relevancia que el alumno, o la autoridad de la empresa mucho más que sus empleados", destacó.
Alomo sostuvo que el hecho de que todos los "cuadritos de la pantalla", en una reunión virtual, sean iguales provoca el mismo efecto hacia aquellos que se comparte: queda a igual nivel el contenido interesante que el comentario superficial de quienes no tienen nada que aportar. "El bostezo o la pavada equivale en sonido, volumen y el tiempo a lo que dice el Papa si estuviera en esa reunión", dijo entre risas.
Y agregó: "Que aparezca un diputado chupándole la tema a su mujer tiene el mismo peso que lo que se está debatiendo en ese momento en el recinto. El punto de llegada de mi reflexión es como a través de las tecnologías nos permite funcionar en pandemia y a la vez desprecian el producto. Se berretiza. Pagar con el cuerpo y presencialidad le dan otro marco de importancia, porque a veces las reuniones virtuales se desvirtualizan".
Por esta razón y si bien la pandemia acrecentó el uso de las redes sociales y las plataformas como Zoom, concluyó: "El tema de la virtualidad cibernética produce, acomoda o determina las características del usuario, pero lo que más cuestiona es la esencialidad. Las redes sociales nos demuestran que no estando de cuerpo presentes, podemos estarlo con nuestra voz o foto. Hay un chiste que ilustra la idea: hay dos personas teniendo relaciones sexuales y cada uno tiene sus celulares en las manos. Uno de ellos postea “estoy teniendo sexo con Fulano” y el otro, al mismo tiempo, le da like. Si bien nos da gracia, esta escena puede ser verosímil y eso mismo atraviesa la risa, la vuelve inquietante".