En estos días donde el calor parece ser cada vez mayor, es importante tener en cuenta una serie de cuestiones y recaudos que hay que tomar para evitar que nuestras mascotas sufran un golpe de calor.
De hecho, lo primero siempre que tratar de prevenir. Para que las altas temperaturas no los afecten, es necesario que tengan agua fresca a disposición, y que puedan hallar lugares con sombra y frescos. Siempre es bueno dejarlos en espacios con ventilación.
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Incluso, como el agua se calienta rápido con el calor, a los perros podemos darles cubitos de hielo, que van a recibirlos muy bien, mientras que a los gatos hay que ponerles más platitos con agua en varios lugares de la casa e ir renovando el líquido para que esté fresco.Desde Puppis la veterinaria Melina Wajner explicó además que no hay que asustarse si comen un poco menos, ya que si están activos como siempre, es algo normal.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que no es recomendable aalir a pasear en horarios de pico de calor, ya que al caminar por asfalto o baldosas pueden quemarse sus patitas. En estos días de tan altas temperaturas, tampoco hay que salir a correr ni hacer paseos super largos. Son solo algunos días y luego se retoma a la rutina.
Por nada del mundo se puede considerar dejarlos dentro del auto si vamos a realizar alguna compra o actividad. O bajan y entran con nosotros, o mejor se quedan en casa en un lugar fresco.
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También hay que saber que es incorrecto pensar que pelándolos pueden llegar a soportar más el calor. Esto es incorrecto, e incluso puede afectarles más. La capa de pelo les aísla del calor, ya que debajo de su pelaje se forma una cámara de aire que los mantiene en una buena temperatura.
A qué signos estar alerta ante un posible golpe de calor
En el caso de los perros, lo primero que se manifiesta es un estado de inquietud o ansiedad (respiración acelerada, jadeo, salivación abundante, alteración del color de sus mucosas - rojas congestivas - y más calor corporal del habitual). Sin embargo, a medida que su temperatura aumenta se pueden sumar temblores, debilidad muscular y falta de equilibrio, vómitos y diarrea, hasta convulsiones, colapso y muerte.
En cuanto a los gatos, se muestran en una primera fase inquietos, en constante búsqueda de lugares frescos, jadean, tienen sus almohadillas húmedas, salivan por demás y se acicalan de manera excesiva en un intento de refrescarse. A medida que la temperatura corporal sube, se puede observar un aumento de pulso y frecuencia respiratoria, mucosas secas y enrojecidas, vómito, letargia, tambaleo y eventualmente convulsiones. "Ningún gato respira con la boca abierta para eliminar calor, si eso pasa debemos acudir urgente al veterinario”, aclara Wajner.
Si alguna de estas situaciones suceden, lo ideal es mantener la calma y llevarlo de urgencia hasta el veterinario, pero, hasta tanto eso suceda, hay que mojarlo continuamente con agua fresca como sale de la canilla (ni fría, ni caliente) para bajar su temperatura. No hay que cubrirlo con toallas, ni bañarlo con agua helada. Además, hay que procurar que beba agua fresca sin acelerarse.