En menos de un mes se conocieron al menos siete choferes de colectivo atacados por delincuentes. Sufrieron heridas de gravedad y uno de ellos fue asesinado.
Ahora se suma otro cruel asalto en el que apuñalaron en la cara un chofer de la línea 620, la misma que asesinaron a otro conductor, en la localidad de Virrey del Pino, partido de La Matanza.
La misma línea de colectivos en la que asesinaron a otro chofer.
Según trascendió, los atacantes serían menores de edad y le habrían clavado un arma blanca en la cara. El hombre fue hospitalizado mientras que los delincuentes huyeron con su celular.
El ataque ocurrió el miércoles, en el kilómetro 39 de la ruta nacional 3, a la altura del barrio La Esperanza, en la Matanza.
LA CRONOLOGÍA DE LOS ATAQUES
El domingo 15 de abril, a dos kilómetros de allí, Leandro Alcaraz, chofer de la línea 620, fue asesinado luego de una discusión con un pasajero. Los investigadores detuvieron a varias personas, pero luego liberaron a algunos. En la Fiscalía de Cámara de La Matanza, frente a las autoridades correspondientes, dos de los siete pasajeros que viajaron ese día en el colectivo reconocieron a Jonathan Acevedo como uno de los asesinos de Alcaraz.
Alcaraz fue asesinado. Recibió dos disparos.
Al día siguiente, un delincuente asaltó a los pasajeros de un colectivo de la línea 98, en Avellaneda. A punta de pistola, el ladrón pronunció una oscura frase referida al crimen de Alcaraz. “Tengo saldo y dos balas”, lanzó. Daniel, un colectivero de la 98, aseguró que viaja con miedo todos los días. “Mi familia tiene miedo, me piden que no discuta por un boleto”, declaró.
"Tengo saldo y dos balas".
Unos días después, otro ataque ocurrió en un interno de la línea 373, cuando el colectivero Ariel Rosas, de 26 años, sufrió cortes en la cabeza y el rostro; y debió ser hospitalizado tras ser atacado por un pasajero molesto por un cambio en el recorrido habitual a raíz de un corte de tránsito, en el cruce de Alem y Estevez, en la zona de Isla Maciel, en Avellaneda.
Las heridas provocadas por un pasajero enojado.
El 21 de abril el interno de la línea 110 fue baleado en el barrio porteño de Villa General Mitre, cuando transitaba por la avenida Boyacá en el cruce con Margariños Cervantes. Aunque no produjo heridos, el balazo provocó un fuerte estruendo al impactar con el vidrio en una de las puertas de descenso de pasajeros.
El 24 de abril un joven, de 18 años, fue detenido cuando viajaba armado con una pistola calibre 22 en otro interno de la línea 620, también en el kilómetro 39 de la ruta 3.
Isaías Gerez también fue víctima de un brutal ataque mientras trabajaba el sábado, en este caso en la línea 169, en la zona de Pablo Podestá, partido de Tres de Febrero. Sufrió graves heridas en las manos y el brazo derecho tras ser agredido por dos delincuentes que lo asaltaron.
Lo tajearon y le quitaron sus pertenencias.
El episodio ocurrió cuando dos delincuentes subieron a la unidad y obligaron al chofer a desviarse. Gerez quiso resistirse al robo, pero los ladrones le tajearon los dedos y el brazo con un cuchillo. “Antes de irse le sacaron la plata y el teléfono. El colectivo estaba vacío”, relató Cristian.
Los compañeros de Alcaraz reclaman justicia y piden seguridad.
Según las estadísticas que tiene la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que agrupa a los choferes de colectivos, denunció la semana pasada que en 2017 hubo 15 hechos violentos por día arriba de las unidades, una cifra que está muy por encima de los números oficiales, y que incluye no solo robos, sino también otro tipo de agresiones violentas. Al ritmo de cómo va el 2018, la situación es preocupante.