Tal vez parezcan historias muy antiguas, pero quienes caminaron las calles porteñas y de todo el país durante los años 40 y 50, pudieron comprobarlo. Los cines eran la perla de aquel entonces, y la salida obligada para ver las maravillas que venían de Hollywood, y también las que se producían en el país. El séptimo arte era la gran novedad, en tiempos donde tener una televisión en el hogar era un lujo casi impensado.
Sólo en el barrio porteño de Mataderos, allá en el suroeste de la Capital Federal, había siete salas -contando teatros-. Pero una de los más importantes, ubicada en Juan Bautista Alberdi 5765, era el Cine El Plata, que se inauguró en 1945 y funcionó hasta 1987. Por allí desfilaron artistas de la talla de Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche y muchos más, ya que, como era habitual, eran espacios que también funcionaban para shows musicales, teatrales y otros eventos característicos de la época, como los carnavales y las competencias por quiénes hacían la mejor fiesta en la zona.
Los años en los cuales las salas de cine se esfumaron para pasar a ser grandes bazares o templos evangélicos también golpearon de lleno a El Plata. Aunque en este caso, el recuerdo fue tan fuerte que motivó a que un grupo grande de vecinos se planteara su reapertura a comienzos de los 2000 y a caballo de otras recuperaciones como las que se vivieron en Villa Devoto, con el 25 de Mayo, y Villa Lugano, con El Progreso.
Ese fue el germen que puso en pie a la Coordinadora por la Recuperación del Cine El Plata en 2007, la cual protagonizó una fuerte pelea contra el Gobierno porteño para lograrlo. Es que desde el Estado pretendían que en el lugar funcione en parte un cine, pero en el resto, que opere el Centro de Gestión y Participación de la Comuna 9, ubicado en un lugar mucho más pequeño de Mataderos.
La consigna "Cine El Plata 100 por ciento centro cultural" se transformó en el slogan que motorizó a una gran cantidad de vecinos y vecinas quienes, tras muchos años de pelea, lograron torcerle el brazo a la gestión macrista. Hoy el lugar es parte del circuito teatral porteño, al igual que el Teatro San Martín y otras gemas que permanecen activas en tiempos de Spotify y Youtube. Allí en el 2021, año de su reinauguración, estuvo Moria Casán protagonizando la versión de Julio César que presentó José María Muscari, y al día de hoy cuenta con una milonga todos los viernes y funciones con artistas de primer nivel.
El último fin de semana de agosto, fue una jornada especial en el predio. Ese sábado la gestión porteña le otorgó el espacio a la Coordinadora para que haga su propio evento, en el cual le dio lugar a bandas y artistas del barrio, como el grupo de teatro popular mataderense Res o no Res. Además, se realizaron homenajes a muchos de quienes fueron parte del conflicto, pero que fallecieron en el camino de la recuperación, como Hugo Ruppi, Ofelia Papagno, Walter Ordóñez y la poetisa Norma González Falderini.
Como lo hacía en los años 50, en esta oportunidad también presentó las actividades Roberto Gutierrez. Un hombre que hace bastante que peina canas, ya que tiene 97 años -¡casi un siglo!- y que fue y es parte activa de la Coordinadora que busca reivindicar el lugar de la cultura en el barrio.
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Mientras BigBang charló con él, su memoria se manifestó como algo sorprendentemente imperturbable. Entre las decenas de concurrentes que se acercaron a saludarlo, tuvo un diálogo con alguien que había sido parte de la organzación casi una década atrás. "¿Por qué te habías ido vos?", le preguntó. Luego, y como su interlocutor no recordaba puntualmente el hecho, este continuó: "Ah, era porque querías que esto fuera gratuito. Era muy difícil lograr eso".Es que él realmente fue parte viva de la historia del lugar, y además de presentar a artistas de primer nivel, guarda en sus recuerdos las cualidades más importantes que definían al espacio, como su telón. Estaba hecho de la misma tela que el del Teatro Colón, ignífugo y de un nivel profesional envidiable por la gran mayoría de las salas del planeta. Es uno de sus grandes padecimientos que, en el proceso de reapertura, se haya perdido.
"Yo primero trabajé en otro teatro donde está el Bar 9 de Julio (A la vuelta del cine). Ahí había un club de unos italianos fascistas, fascistas", recordó Roberto con desdén. "En la calle había bocinas. La radio era del Centro Comercial y en cada cuadra había una", explicó respecto a cómo se difundían las actividades culturales por el barrio.
En el diálogo con Roberto se siente y escucha la fuerza de una persona que, con casi 80 años, encontró una causa nueva en su vida que hoy es "todo" para él: la recuperación del Cine El Plata. Junto a Matilde Alzaibar, su compañera a la que conoció en un teatro cuando ya los dos estaban viudos, se encontró también con otro combustible también fundamental para su vitalidad: el amor. "La cultura debe ser militante", concluyó el presentador, orgulloso de lo aprendido durante las últimas dos décadas.
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Es que la pelea por defender el espacio continúa, más allá del apoyo indiscutible del gobierno porteño. Aún quedan conquistas que no se han realizado, como las dos salas de microcine que están pendientes de inaugurar en el mismo predio. "Esperemos que sea lo más pronto posible, es nuestro deseo y anhelo llevarlo adelante. Suponemos que depende un poco de la coyuntura, pero la realidad es que es una prioridad número uno para nosotros", confesó Gabriela Gobbi, gerente de Programación del Centro Cultural San Martín y colaboradora artística del Cine el Plata.La función que cumple ella es la de ser un nexo entre la comunidad y las políticas de cultura del gobierno porteño, para lograr una "gestión de todos" y siempre con la voluntad de "trabajar en conjunto", para que crezca aún más la actividad cultural del territorio. "Desde el día uno trabajamos con la Coordinadora. Entre todos empezamos a pensar de qué manera podemos aceitar esa relación que hoy ya está afianzada, porque todos los meses pensamos cosas para hacer", reconoció Gobbi ante BigBang.
"Desde que abrimos las puertas ha sido ininterrumpida la cantidad de estrenos y de cosas que hemos hecho que han sido excelentemente recibidas por el barrio. Hemos tenido la posibilidad de tener la sala llena en casi todas las funciones", celebró la profesional del arte y la cultura.
La otra parte de la historia, la anterior a que la gestión porteña se reconcilie con la idea de que el espacio sea un faro de la cultura y no un simple predio administrativo, es la que conquistó la Coordinadora, y María Denti, una de sus referentes, fue testigo de lo que significó y costó esa larga lucha de casi 20 años.
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"Al principio fueron muy arduos esos años de pelea, era difícil. Incluso vivimos situaciones de violencia explícita. Lo mejor que tuvimos es que el grupo siempre se mantuvo unido y nunca bajamos los brazos", reveló ante BigBang la militante. "La conjunción de fuerzas hizo que el gobierno de la Ciudad comprendiera que no había otra que darle el lugar al cine que estábamos pidiendo", agregó."El balance es positivo porque tenemos el Cine El Plata abierto. Igual nos costó un montón de tiempo, casi 17 años. Esto era un pozo y hoy tenemos construido este cine con esta calidad, la técnica y la posibilidad de que les pibes puedan mostrar su arte en el escenario. No hay mayor alegría que esta", aseguró Denti.
El telón ya no será aquel histórico que era la envidia de las salas de la ciudad por ser como el del Colón, pero lo que es un hecho es que la sala se llena ante cada actividad y que quienes pasan por la puerta se sorprenden por cómo vuelve a estar activo el lugar que, hace tantos años y en infancias muy lejanas, era la meca del entretenimiento en la zona, en este arrabal llamado Mataderos, que pelea contra el paso del tiempo y que defiende su identidad como algo aparte al resto de los porteños.