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Arterias tapadas: clásica dolencia que persigue a los políticos

El estrés, la presión y las responsabilidades, entre otros factores, tienen un correlato directo con las dolencias cardiovasculares y de las arterias coronarias. Casos y definiciones de un especialista.

04 Octubre de 2016 19:38
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La reciente angioplastía realizada a Elisa Carrió volvió a poner en el tapete la relación entre el poder y las enfermedades, más precisamente las enfermedades coronarias.

Sucede que "el estrés crónico y sostenido en el tiempo, asociado a una condición de lucha y esfuerzo permanente, produce ciertas sustancias sanguíneas inflamatorias que hacen que las placas de ateroma se rompan y como consecuencia se produzcan accidentes cerebrovasculares o infartos agudos de miocardio", explica el cardiólogo Daniel López Rosetti.

En su libro "Historia Clínica", López Rosetti aporta una mirada sobre algunos de los grandes personajes argentinos a través de su historial médico. Precisamente, hace un paralelismo entre la historia clínica de tres fallecidos ex presidentes argentinos: Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner. Los tres, que fueron grandes fumadores, "tenían la típica personalidad de cardiópata, los tres fueron pacientes cardiológicos y tuvieron problemas coronarios", explicó en una entrevista con EFE.

Los Presidentes

Raúl Alfonsín, era un paciente cardíaco y esa era su predisposición genética, sólo la aparición de otra enfermedad y el tratamiento médico que recibió evitaron que el desenlace fuera de origen cardíaco. El ex presidente radical sufrió complicaciones cardíacas que condicionaron su vida política, pero no fueron fatales, como en el caso de Kirchner y Perón.

Raúl Alfonsin padeció una enfermedad cardiovascular, pero el cáncer lo llevó a la muerte.

Alfonsín murió de cáncer de pulmón 2009, cuando tenía 82 años.

Carlos Menem se llevó un gran susto en octubre de 1993, cuando un cosquilleó en el brazo izquierdo mientras jugaba al golf en la quinta de Olivos y un posterior desvanecimiento, lo llevó a una imprevista intervención quirúrgica.Tras una operación de dos horas, Menem fue liberado de una obstrucción de la arteria carótida interna derecha, que irriga sangre desde el corazón hasta el cerebro.

Menem sufrió una grave obstrucción en la carótida en 1993.

En este caso el problema era cerebrovascular y no cardíaco. La arteria carótida estaba obstruida casi totalmente a causa de un ateroma, una placa de colesterol propia de la arteroesclerosis.

Su sucesor Fernando de la Rúa, también visitó la unidad coronaria en más de una oportunidad. El 8 de junio de 2001 ingresó para un chequeo en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), donde se le hizo una primera angioplastia y colocación de un stent para destapar una arteria, debido a que tenía una “lesión obstructiva en la arteria coronaria derecha”.

De La Rúa fue sometido en tres oportunidades a angioplastías.

Nueve años después, fue internado en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento, donde se le realizó una segunda angioplastía. En 2014, a su 76 años, llegaría la tercera angioplastia con la colocación de dos stents.

En 2014, el senador Adolfo Rodríguez Saá entró al quirófano para someterse a una delicada operación de doble by pass, debido a un problema coronario que lo venía aquejando hace tiempo. El inconveniente fue detectado en un control de rutina y se buscó darle una solución por la vía de un cateterismo, pero después le recomendó que fuera intervenido quirúrgicamente. 

Rodríguez Saá fue intervenido para realizarle un doble by pass.

Rodríguez Saá fue Presidente de la Nación nombrado por la Asamblea Legislativa, el 23 de diciembre de 2001, luego de la renuncia de De la Rúa. Ejerció el poder por siete días, hasta su renuncia el 30 de diciembre.

Néstor Kirchner también fue víctima de enfermedades de las arterias. En febrero de 2010 fue operado de la arteria carótida derecha y el 11 de septiembre fue sometido a una angioplastía y se le colocó un stent. El estrés estaba haciendo estragos en su salud y el reposo fue la recomendación de los médicos, recomendación que no atendió y prosiguió con sus tareas como diputado y secretario general de la Unasur.

López Rosetti destaca en su libro,que Kirchner, tenía un tipo de personalidad o estilo de conducta, denominado "Tipo A", que, según varios estudios, caracteriza en su mayoría a políticos y directivos y que está estrechamente relacionado con las enfermedades cardiovasculares.

Kirchner llevaba años cuidando su salud, había dejado de fumar, realizaba ejercicio aeróbico y seguía una dieta saludable, pero a pesar de las tres intervenciones quirúrgicas no modificó su ritmo de actividad, como le exigía su salud.

El 27 de octubre de ese año fallece tras sufrir un paro cardiorrespiratorio no traumático. López Rosetti explica que el estrés es una parte clave en los episodios médicos. "A lo largo de 7 años Kirchner tuvo 4 eventos públicos de internación grave. Los 4 días fueron feriados, y eso no es casual. Inclusive el día en que falleció, el feriado por el Censo Nacional del 27 de octubre pasado. Cuando una persona vive con mucho estrés puede tener un brote de enfermedad cuando descansa o se relaja".

Tratamiento

La angioplastía es el tratamiento más común si se detecta a tiempo una enfermedad arterial coronaria. Este se realiza cuando las arterias coronarias están estrechas o bloqueadas por un material pegajoso llamado placa.

 

Según la reconocida enciclopedia médica MedlinePlus, es el procedimiento para restituir el flujo sanguíneo a través de la arteria.

Este procedimiento se inicia cuando el médico introduce un tubo delgado a través de un vaso sanguíneo del brazo o de la ingle hasta el área afectada de la arteria. El tubo tiene un pequeño globo en un extremo. Cuando el tubo está en su lugar, el médico infla el globo para empujar la placa hacia fuera contra la pared de la arteria. Eso ensancha la arteria y restituye el flujo sanguíneo, aunque comúnmente se debe colocar un stern para que esas paredes no se vuelvan a juntar.

Los médicos pueden usar la angioplastia para: disminuir el dolor en el pecho causado por la disminución del flujo sanguíneo al corazón o minimizar el riesgo de que el músculo cardiaco sufra un infarto. El paciente retorna a su hogar entre 24 y 40 horas posterior a la intervención.