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En medio de los festejos por el día de la independencia de los Estados Unidos, un bar tradicional de Nueva York, al que suelen ir los fanáticos del fútbol americano, desbordó su capacidad para ver jugar a la Selección Nacional en la final de la Copa América. Frente al Empire State, el bar Legends, recibió a argentinos, chilenos y amantes del fútbol de distintas partes del mundo. Afuera se anunciaban descuentos de hasta un 70% por el 4 de julio. Adentro, la vivencia era otra: tensión, expectativa y cánticos.
Una postal impensada: clima futbolero en Nueva York.
Tres pisos con 50 televisores y dos pantallas gigantes, atrajeron la atención de irlandeses y estadounidenses que vestían la camiseta argentina y, retomando las palabras de Al Pacino, gritaban: "i love argentinian players". Ellos querían ver jugar a la albiceleste, mientras los latinos sufrían por el resultado de su equipo.
“Alentamos al equipo porque amamos a Messi y amamos al soccer”, dijo un joven estadounidense que llevaba puesta la camiseta de la Argentina. Aunque al final no pudo festejar.
Los hinchas no pudieron festejar.
Después del final que consagró a Chile campeón en la definición por penales, el bar se vació en menos de diez minutos. Sin embargo, en un bar que no es futbolero, a dos cuadras de la famosa tienda Macy's, en la calle 34 y la 5ta avenida, se vivió una especie de “tercer tiempo” y no fueron pocos los que, pese a la derrota y el segundo puesto, repitieron la frase Al Pacino: "Amo ver jugar a la Argentina".