La compañía AstraZeneca explicó en las últimas horas que la pausa al ensayo clínico de fase III de su vacuna contra el coronavirus "es una acción de rutina que debe suceder siempre que haya una enfermedad potencialmente inexplicable" en algún participante del estudio.
De igual modo, aclararon que trabajaban lo más rápido posible para revisar las circunstancias en que se desarrollaron los síntomas en el voluntario, para poder respetar el cronograma de trabajo ya establecido para el estudio.
En un comunicado que publicaron después de que se diera a conocer la breve suspensión del estudio, AstraZeneca, que trabaja en conjunto con el instituto Jenner de la Universidad de Oxford, aseguró que "esta es una acción de rutina que debe suceder siempre que haya una enfermedad potencialmente inexplicable en uno de los ensayos, mientras se investiga, asegurando que mantengamos la integridad de los ensayos".
Sobre esto, indicaron que en los grandes ensayos clínicos,"las enfermedades sucederán por azar y deben revisarse de forma independiente" y añadieron que se está trabajando para acelerar la revisión del evento único para minimizar cualquier impacto potencial en el cronograma del ensayo.
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“En AstraZeneca ponemos la ciencia, la seguridad y los intereses de la sociedad en el centro de nuestro trabajo. Esta pausa temporal es una prueba viviente de que seguimos esos principios mientras un comité de expertos independientes evalúa un solo evento en uno de nuestros centros", afirmó en el comunicado Pascal Soriot, Director Ejecutivo de la compañías farmacéutica británico-sueca.
En este sentido, el experto dijo que el comité los guiará en cuanto a cuándo podrían reiniciarse los ensayos, para poder así continuar con el trabajo lo más rápido posible para proporcionar la vacuna de manera amplia, equitativa y sin fines de lucro durante esta pandemia.
Por su parte, el New York Times fue el único medio que confirmó que las "reacciones adversas" que frenaron el estudio clínico se tratan, en realidad, de una enfermedad conocida como "mielitis transversa", aunque la aparición de la misma en uno de los 30 mil voluntarios no es indicador de que haya sido como consecuencia de la recepción de la dosis experimental.
La vacuna que se encuentra en fase III es la AZD1222 y fue elaborada conjuntamente por la Universidad de Oxford y su empresa derivada, Vaccitech.
Para lograr la respuesta del sistema inmunológico, esta vacuna utiliza un "vector viral de chimpancé de replicación deficiente basado en una versión debilitada de un virus del resfriado común (adenovirus) que causa infecciones en los chimpancés y contiene el material genético de la proteína espiga del virus SARS-CoV-2".
El objetivo es que luego de la vacunación, se produzca la proteína de pico de la superficie, lo que prepara al sistema inmunológico para atacar el virus SARS-CoV-2 si luego infecta el cuerpo.