La desaparición del submarino ARA San Juan y el destino de sus 44 tripulantes, no sólo genera incertidumbre, también despierta curiosidad sobre cómo es el día a día dentro de esos gigantes marinos de reducidos espacios, con tiempos de navegación que se hacen eternos.
Los submarinos más grandes tienen capacidad hasta para 160 personas.
Camas del tamaño de un ataúd, encimadas unas con otras, un comedor con mesas pequeñas donde todos deben poder turnarse para comer, pasillos llenos de cables, tuberías válvulas, motores y equipos de auxilio son parte del hábitat cotidiano de los aventureros de los mares.
El lugar de descanso apenas está separado del de descanso.
Así una persona debe aprender a convivir con hasta 160 individuos, que es el máximo que pueden llevar las naves más grandes, por lo que si algo no les falta a los submarinistas es capacidad de adaptación. Sobre todo si se tiene en cuenta realizan al menos dos viajes por año bajo el mar.
Las camas pequeñas son usadas por turnos.
Sólo basta con ver las camas para tener una idea a lo que deben adaptarse estos oficiales. Mientras que una cama normal mide 90 cm x 1,90 cm; la del submarino se reduce a 60 cm x 1,80 cm. Pero no sólo eso, muchas veces esa cama, nunca esta vacía ya que cuando se desocupa debe ser usada por otra persona que está esperando para tomar su descanso.
Las salas de máquinas ocupan gran parte del navío.
Según indica en una investigación de BBC Mundo, "una de las normas de oro es que, en la medida de lo posible, todo debe tener un uso dual". Es así que los tubos de misiles muchas veces cumplen la misión de refrigerador, manteniendo frías las latas de bebidas.
También los baños pueden utilizarse para almacenar artículos de limpieza y los pasillos son utilizados para almacenar latas de conservas apiladas en torres.
Los pasillos a veces sirven de lugar de acopio.
Claro está que la prioridad de espacio de la nave está puesta en el área de mando y de trabajo, que muchas veces apenas está separada del resto por una división.
Cómo es el ARA San Juan
La nave desaparecida es uno de los tres submarinos con el que cuenta la Armada local y cuyo apostadero es la base naval Mar del Plata.
El ARA San Juan fue construido por el astillero alemán Thyssen Nordseewerke en los ochenta y el 20 de junio de 1983 fue botado por su madrina, Susana Alcira Garimaldi de Carpintero. En 1985 inició sus pruebas de mar y el 2 de diciembre fue recibido por la Armada Argentina.
Interior del ARA San Juan.
La embarcación es de propulsión diésel eléctrica convencional y cuenta con sistema snorkel, concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado. El submarino tiene 66 metros de eslora y siete metros y media de manga (ancho).
Comedor del navío argentino.
El navío fue sometido a un plan de reparación de media vida en diciembre de 2008 en los talleres Almirante Storni del astillero Tandanor. En el proceso se cortó el casco por la mitad para extraer y reemplazar los motores y unidades de gran peso. Se le realizaron 625 trabajos y obras y volvió a navegar en 2014.