por Agustin Gulman
08 Julio de 2020 12:56Científicas del Conicet en conjunto con una empresa textil desarrollaron el primer barbijo “anticoronavirus”, que elimina y repele el virus que provoca el COVID-19, puede utilizarse hasta ocho horas y resiste 15 lavados. Fabricarán una primera tanda de dos millones para distribuir en todo el país, a un precio similar al de los tapabocas de tela o barbijos descartables. “Es una solución real a un problema concreto, a costo argentino y con industria local”, señaló a BigBang el director técnico de la firma Atom Protect, Alan Gontmaher.
La historia nació meses atrás, cuando el barbijo o tapabocas comenzó a ser obligatorio en todo el país para evitar la expansión del virus. La fábrica textil Atom Protect se encontraba en pleno desarrollo de toallas que repelan los malos olores cuando la pandemia sacudió a toda la industria. En medio de la crisis, surgió la idea de desarrollar un barbijo que además de eliminar patógenos y hongos, sea capaz de repeler al nuevo coronavirus.
El dueño de la empresa se puso en contacto con investigadoras del Conicet que a su vez conformaron un equipo con tres científicas, Griselda Polla, Ana María Llois y Roberto Candal, que junto a cinco becarios trabajaron en la iniciativa y el desarrollo de nanotecnología y el diseño de las tres barreras de protección que impiden el paso del virus: la primera frena el ingreso y egreso de fluidos (impermeabilizante), la segunda es de protección sanitizante y la tercera también está embebida en sanitizantes y absorbe la humedad del habla y la respiración, al tiempo que destruye gérmenes emitidos por el propio usuario.
“En 30 días lo tuvimos, después vinieron las pruebas de laboratorio bacteriológicas, con fungicidas y se hicieron correcciones”, sostuvo Gontmaher a BigBang. “La idea es que solucione el problema de la población en general, no está destinado a profesionales de la salud, que utilizan barbijos descartables”, sostuvo el empresario, quien remarcó que el objetivo de este tipo de tapabocas es para el uso cotidiano en trabajos, transporte público o para ir al supermercado.
-¿Cómo funciona?
Destruye al coronavirus desde su ADN, no importa la cepa. También destruye al virus de influenza. Lo destruye en términos generales, también ataca a bacterias y hongos.
-¿De qué forma?
El virus es un pedazo de ARN. Se interfiere para que no tenga capacidad de reproducirse y pierda la capacidad de infectar, porque se introducen partículas de células sanas.
Según detalló Gontmaher ante la consulta de este medio, el barbijo puede ser utilizado hasta ocho horas seguidas y es reutilizable, lavable con agua y jabón, resistente hasta 15 lavados. El costo es económico: 270 pesos, en línea con el precio de los barbijos o tapabocas de tela. “La idea es que no cueste más que ningún otro producto similar de la cadena textil, con la diferencia de que este mate coronavirus”, señaló, que espera que con una primera tanda de dos millones pueda empatar las ganancias que tenía antes de que se desate la pandemia.
INDUSTRIA ARGENTINA
Gontmaher detalló además que se trata de una “solución real a un problema concreto, a costo argentino y con industria local”, y resaltó que todo el proceso de producción se realiza en la planta de Atom Protect. “Nosotros tejemos la tela, no la compramos. Además, hacemos la aplicación de los embebidos y confeccionamos los barbijos”, sostuvo.Además, la idea es comenzar a desarrollar otros productos mediante el mismo sistema, con el objetivo de evitar los posibles contagios. “Este producto tiene aplicaciones diversas, se pueden fabricar camisolines para médicos que tienen que atender pacientes en su consultorio y tuvimos consultas para forrar camillas, sillas de ruedas y sillones odontológicos, porque se puede aplicar a cualquier superficie que se quiera mantener estéril”, explicó, y celebró: “Es el único barbijo con estas características y certificado en toda Latinoamérica”.
-¿Dónde está el secreto?
La tela es un material convencional. El secreto está en el producto que es embebido, del que no puedo dar detalles. Básicamente se impregna en tintorería y el producto queda fijado.
“Si todo el transporte público tuviera esto en la boca, no habría problemas. Si en la Villa 31 se reparten barbijos a todos los habitantes, habría una población hacinada, pero al menos cuando respira no tendría riesgos de contagiarse”, señaló, que adelantó que una de las ideas en las que trabajan es el desarrollo de manoplas de viaje para utilizar en colectivos, subtes y trenes.