A raíz de la bajante histórica que experimenta el río Paraná, un gran descubrimiento arqueológico salió a la luz: un sistema de siete eslabones enlazados que habrían formado parte de un sistema de cadenas utilizado para cortar el curso de agua e impedir el paso de la flota anglofrancesa durante la batalla de Vuelta de Obligado en 1845.

El hallazgo fue realizado por el pescador Jorge López mientras amarraba su embarcación en la playa. Allí, observó una punta de la cadena, tiró de ella hasta descubrir el resto, e inmediatamente dio aviso a Prefectura Naval. 

El grupo de eslabones fue encontrado a unos 50 metros del mogote que sujetaba este sistema de defensa y comenzará a ser analizado científicamente desde el martes como parte de la Investigación Interdisciplinaria acerca de la batalla de la Vuelta de Obligado que lleva 20 años trabajando en el sitio, bajo la coordinación del arqueólogo Mariano Ramos.

El segmento de cadena mide más de un metro de longitud y es el más largo encontrado hasta ahora en la zona y relacionado con la batalla.

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La importancia del hallazgo

Según explicó Ramos es también el "primer hallazgo in situ”" este tipo de restos, ya que en el 2013 otro pescador había encontrado otros seis eslabones y un grillete pero al no haber referencia exacta del sitio donde fue extraído no se podía aseverar su origen. 

Como ilustro el arqueólogo, este nuevo hallazgo "está en el lugar indicado, semienterrado en el borde del agua y a 50 metros de la reconstrucción del mogote original, con lo cual no se pierde la referencia contextual".

Ramos no descartó que puedan encontrarse un total de 50 metros más de cadenas enterradas debajo del sedimento. "Hipotéticamente formarían parte del sistema de corte del río, pero lo vamos a poder confirmar a partir de mañana cuando evaluemos por primera vez el lugar y lo confrontemos con esta hipótesis", agregó. 

Para aseverar su relación con la batalla, se contrastará su distribución con un plano dibujado por el capitán inglés Sullivan, que dio cuenta de la posición de los barcos a las 12 del mediodía del 20 de noviembre de 1845. 

También se analizará la tecnología de confección de las cadenas para poder datarlas. "En esa época, los eslabones se hacían uno por uno con hierro fundido vertido sobre moldes y cada eslabón se reforzaba con determinado tipo de uniones: en algunos casos te encontrás con un travesaño en el medio que se conoce como 'contrete' -que impedía que la cadena se aplastara por el peso- y no constituía una sola pieza con el eslabón, sino que se le unía por una actividad de herrería", explicó Ramos. El combate de Vuelta de Obligado enfrentó tanto en tierra como en las aguas, a la Confederación Argentina y a una alianza anglofrancesa.

Un bloqueo exitoso

La mecha que derivó en el enfrentamiento se encendió cuando el gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas prohibió la libre navegación de los ríos interiores a todo país extranjero. 

Luego de que las negociaciones diplomáticas fracasaron, una flota ensamblada por Inglaterra y Francia, e integrada por 11 barcos de guerra y 100 barcos mercantes ingresó al Paraná. Allí, fue detenida por las tropas confederadas a la altura de la Vuelta de Obligado, a 18 kilómetros de la localidad de San Pedro.

En la batalla, por orden del comandante Lucio Mansilla, se instalaron una serie de estructuras defensivas en la costa derecha del Paraná.

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El trabajo arqueológico logró establecer hasta ahora dónde estaban tres de las cuatro baterías de cañones, el campamento, el hospital de campaña, el terraplén, el depósito de municiones y uno de los mogotes de tierra y hierro donde se engancharon las tres hileras de cadenas montadas sobre 24 barcazas con las que se intentó impedir que la flota enemiga remontara el río.