25 Enero de 2017 16:23
Hernán Brienza aprovechó la complicidad de la noche, la ausencia de un operativo de seguridad y la poca reacción del único policía que custodiaba la funeraria. No lo dudó: le metió una patada. Entró la ambulancia, se coló y se cerró el portón. Ya estaba adentro.
Allí reconoció a Facundo Pastor y Manuel Lazo. Serían los únicos tres periodistas en contemplar el 20 de mayo de 1998 el cuerpo de quien en vida fuera Alfredo Enrique Nallib Yabrán.
Yabrán, acorralado por la Policía, se suicidó el 20 de mayo de 1998.
Era la primera vez que lo veía en persona. Sólo lo conocía por las fotos de José Luis Cabezas en la playa de Pinamar por la que fue asesinado. Brienza, que a sus 27 años ya había experimentado la sensación de mirar a los ojos a un muerto, se autoconvenció: "Yo no tengo miedo".
Hernán Brienza cubrió en 1998 la muerte del empresario.
En el centro de la funeraria yacía Yabrán, el empresario de los US$ 600 millones que no pudo evitar la orden de arresto en su contra por ser el instigador del crimen del fotógrafo que reveló el 3 de marzo de 1996 su cara a todo el país. Afuera, en los alrededores de la Estancia San Ignacio, los pueblerinos querían saber quien se había disparado un tiro en la boca.
José Luis Cabezas hizo lo que nadie: fotografiar al empresario.
Estaba con los ojos llenos de sangre, atado de arriba abajo por las pericias forenses y con las manos sobre la panza. Brienza, casi 20 años después, no dudó ante BigBang: "Era Yabrán. Es un mito que estuviera irreconocible, su cara estaba completa, el tiro fue en la base del cráneo".
El fotógrafo fue asesinado el 25 de enero de 1997 por hacer su trabajo.
A su lado estaban Pastor y Lazo. El primero dudaba que el cadáver fuera del empresario amigo del presidente Carlos Menem. El segundo aseguraba que el cuerpo era del hombre denunciado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, por "liderar grupos mafiosos con conexiones con funcionarios, legisladores y jueces". Como sea, los tres se escondieron entre los ataudes.
Facundo Pastor también vio el cuerpo de Yabrán.
En la misma sala estaban el dueño de la funeraria, los empleados y el abogado del empresario, Pablo Argibay Molina. También estaba el hermano Oscar Miguel Yabrán. "Negrín", como lo llaman en la familia de ascendencia libanesa instalada en la ciudad de Larroque, Entre Ríos, desafió a los tres testigos agazapados: "¡Si veo a un periodista lo mató!".
Brienza, de regreso en PERFIL, le contó a los compañeros de Cabezas en Noticias lo mismo que recuerda 20 años después ante BigBang. "Yo vi el cuerpo, pero sigan investigando", soltó. "No hace falta: vimos las pericias y las fotos", respondieron los integrantes del medio que acabó con la impunidad del empresario que se ufanaba de que ni siquiera la Secretaría de Inteligencia (SIDE) tuviera una foto suya.
El fantasma de Yabrán, suicidado en Entre Ríos o disfrutando de la clandestinidad en el exterior, persiguió a Brienza unos días más. Es que un auto estacionado en la puerta de la casa de sus padres arrancaba el motor cada vez que los visitaba. Supuso que era un mensaje de los servicios de Inteligencia: "Te tenemos anotado". Sin embargo, siempre sostuvo lo mismo: "Es un mito. Yo vi el cuerpo. Le reconocí la cara. Yabrán está muerto".