05 Septiembre de 2017 11:40
Esta mañana, el periodista y locutor de Radio Mitre Federico Smith estremeció al público de Twitter al publicar una fotografía de su abuelo, con el rostro marcado por los brutales golpes que le propiciaron dos ladrones.
El anciano, Miguel Suárez, tiene 92 años y fue asaltado mientras dormía en su casa de Libertad, en el partido de Merlo. Los delincuentes le pegaron con fierros.
"Su casa está totalmente enrejada y cerrada con trabas. Barretearon una ventana que da hacia atrás y pasaron", relató Smith en diálogo con TN. "A mi abuelo lo despiertan a los golpes. Le empezaron a pegar y, a los gritos, le preguntaron: '¿Dónde está la plata?'".
Luego de atarlo a una silla y de golpearlo en el rostro, las manos y el abdomen, los ladrones encontraron el dinero y se dieron a la fuga. Suárez, quien sufrió una fractura de costilla, terminó internado en el hospital Héroes de Malvinas.
"El nivel de salvajismo es inédito", lamentó su nieto. "Mi abuelo no se murió porque tiene un ángel aparte. Hicieron todo para matarlo. Los que lo golpearon fueron asesinos que no lograron el cometido de matarlo".
De acuerdo a Smith, Merlo es "zona liberada": a Suárez ya le habían robado su auto hace dos meses y, en la esquina de su casa, otro anciano murió de un infarto luego de ser torturado en un asalto.
Una siniestra tendencia
Este caso se suma a una especie de "moda" espeluznante de asaltos violentos a ancianos, donde los hechos relevados por los medios en lo que va del año son sólo una pequeña parte de los que ocurren a lo largo de todo el país.
Ramón Fonseca y su esposa Iris Tissera, víctimas de un robo violento.
El 16 de enero, el anciano Rodolfo Coñieunau, de 78 años, de nacionalidad chilena, fue hallado muerto en su casa de Rafael Castillo. Por el crimen fue detenida una joven de 20 años apodada "Babu", que lo habría seducido para robarle. Rodolfo fue hallado maniatado a una silla, con el torso desnudo. Lo había matado una sucesión de golpes en la cabeza. La suma que le robaron era exigua: apenas 400 pesos.
El 3 de febrero, Mario Daniel Herrera, de 71 años, fue sorprendido por ladrones mientras intentaba entrar en su casa en la localidad cordobesa de Villa Allende. Herrera intentó resistirse al asalto. Uno de los delincuentes lo apuñaló en el cuello. Herrera murió en el acto.
La mayoría de los robos se cometió con violencia. Fuente: www.eldiario.com.ar
El 15 de marzo, en La Plata, el anciano Aldo Echeverría fue asaltado sobre la calle 23. Los dos asaltantes, encapuchados, lo obligaron a entrar a su casa, le pegaron un culatazo en la cabeza y se escaparon.
El martes 28 de marzo, BigBang dio cuenta del violento robo a los ancianos Ramón Fonseca, de 88 años, y su esposa IrisTissera, de 80, en la casa que ambos comparten en Las Varillas, provincia de Córdoba. Los ladrones golpearon en la cabeza a Fonseca, que debió ser internado en terapia intensiva.
El 31 de marzo, otro hecho violento contra un anciano sacudió a la sociedad. Fermín Rodríguez (78), abuelo del futbolista Marco Ruben, fue sorprendido por ladrones mientras dormía en su casa de la localidad santafesina de Fray Luis Beltrán, a 17 kilómetros de Rosario. Lo despertaron a los golpes, para exigirle una suma de dinero que había cobrado días atrás. Rodríguez debió ser internado en terapia intensiva.
El 3 de abril, Rubén Adolfo Eiras, de 71 años, fue víctima de una entradera cuando estacionaba su camioneta, alrededor de las 2 de la madrugada. A él le pusieron una pistola en la cabeza; a su esposa, una espada en el cuello. Les robaron la camioneta, dinero, la computadora y otras pertenencias.
Fermín Rodríguez: el abuelo de Marco Ruben, otra víctima de un robo violento.
En septiembre pasado, la ONG Defendamos Buenos Aires había denunciado que -sólo en Capital y Gran Buenos Aires- en los primeros nueve meses de 2016 había habido un total de 540 robos con golpes o torturas.
Las razones de la inusitada violencia con que son tratados los ancianos obedecen a varias causas. La principal es que los ladrones suelen creer que los ancianos ocultan el dinero. Mostrarse despiadados, hacerles notar que no se los respeta por su sola condición de ancianos, es una forma de infundir miedo con la intención de que, si de verdad existe un botín, las víctimas lo revelen.
Por supuesto, el riesgo de vida aumenta notablemente en el caso del castigo físico a un anciano. Las posibilidades de que se forme un coágulo en el cerebro a raíz de una golpiza son mucho mayores que en el caso de una persona de mediana edad. Las posibilidades de que la propia situación les provoque un infarto, también.