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Calor y pobreza extremos: la foto de una nena tomando agua de un charco

La imagen fue tomada por un periodista de Misiones la semana pasada, cuando en la provincia hacía 38°.

19 Diciembre de 2017 13:28
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El dolor y el impacto es inmenso, sobre todo porque la terrible imagen representa una realidad que viven miles de personas a diario en nuestro país. La foto, muestra a una niña guaraní que intenta saciar su sed al beber de un charco de agua, mientras sus padres y sus hermanos venden artesanías en las calles de Posadas, Misiones.

Una niña intenta beber agua de un charco de una plaza de Posadas.

La foto fue tomada sobre la Avenida Mitre el 13 de diciembre de este año por un periodista del portal Misiones Online, quien mientras circulaba con su auto, retrató el triste momento para reflejar la forma en que la comunidad Guaraní sobrevive en su ciudad.

Por su parte, Miguel Ríos, un voluntario que participa de Techo, una fundación que lucha contra la pobreza, compartió la imagen en su perfil de Facebook, y con unas tristes palabras, reflejó su dolor: "Mientras el país se prende fuego, esta niña guaraní se hidrata desde el suelo. ¿Algo estamos haciendo mal como sociedad, no?".

 

Rápidamente, muchos se hicieron eco de la publicación, y compartieron la imagen más de 1.|200 veces. Aunque algunos se mostraron a favor de haber publicado la imagen, muchos otros le reclamaron a Ríos que en vez de sacar la foto, tendría que haber ido a auxiliar a la niña.

"¿Por qué la foto fue subida? Para que de una vez por todas se tome debate social respecto a un problema que muchas veces como nadie reclama nada, no se hace nada, y los que deberían hacer algo, se llenan los bolsillos", sostuvo él, y enseguida aclaró que la niña y sus hermanos fueron asistidos, ya que varias personas se acercaron al lugar para llevarles comida y agua.

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Lo cierto, es que en Misiones residen más de 6.500 mbya guaraníes en diferentes aldeas, y su principal fuente de ingreso es la venta de las artesanías en Posadas.

Los niños fueron asistidos por vecinos de la zona con comida y agua.

Mientras se encuentran allí, sobreviven durante días en las plazoletas porque no cuentan con la posibilidad de dormir en ningún alojamiento, y aunque desde el Estado son asistidos para llevarlos hasta sus pueblos, se resisten a abandonar la ciudad ya que es la única fuente de trabajo que tienen.