Sin poder hacerse los controles habituales y con un miedo terrible sobre lo que pueda llegar a pasar en la sala de parto, hoy las mujeres embarazadas atraviesan una situación de incertidumbre total en medio de la cuarentena por la pandemia del COVID-19.
Más allá de que los centros de salud continúan con la atención para estos casos, muchos procedimientos se han modificado en las últimas semanas, al punto de que en la mayoría de los controles hoy las personas gestantes deben entrar sin compañía, mientras que luego del parto tienen que permanecer internadas sin recibir la visita de familiares y amigos.
A pesar de que la ley (N° 25.929) de parto humanizado garantiza que las mujeres que lo deseen pueden dar a luz junto a una persona de confianza, lo cierto es que por la situación de emergencia sanitaria que se vive, en muchos casos este derecho no se respeta (algo que incluso sucedía desde antes).
“Esto es algo que ya venía pasando, como todo lo que tiene que ver con los derechos en donde las mujeres, en líneas generales, terminamos en un lugar muchísimo más vulnerado”, aseguraron desde Matria, una red comunitaria de salud.
Esperar a un hijo durante una pandemia
“La ansiedad que tengo es terrible, más que nada porque es mi primer embarazo, y hay muchas cosas que no sé. No puedo ver a mis amigas ni a mi mamá, o estar con gente que ya pasó por esto, y más que hablar por teléfono con ellos, no tengo otra cosa por hacer”, contó a BigBang Lucia Righetti.Según explicó la joven de 26 años, desde que comenzó la cuarentena le suspendieron todos los controles, y solo salió de su casa para hacerse los últimos estudios antes de la llegada de su primera hija.
“Cuando empezó la cuarentena yo estaba en la semana 34 más o menos y todavía me quedaban varios análisis por hacerme. Entonces mi obstetra me pasó las órdenes por Whatsapp, porque consultas presenciales con él no tengo”, comentó.
Righetti nunca imaginó que el nacimiento de su beba podía darse en el medio de una pandemia, y por eso, hoy la ansiedad y el miedo son sus peores enemigos.
Según ella, lo que más le preocupa es el momento del ingreso a la sala de parto, ya que teme que por algún motivo relacionado a la pandemia, no la dejen entrar junto a su pareja.
“Del parto no sé nada, es muy incierto. Por ley sé que si yo quiero puedo pasar con alguien, tiene que ser así, pero con la situación que hay hoy, yo no sé si en la clínica puede decirme que no tienen insumos suficientes como para que pase mi pareja, o que por otra cuestión, finalmente tenga que entrar sola. Eso no me gusta nada”, dijo un poco angustiada.
A pesar de la intranquilidad, lo que a Righetti la ayuda a despejarse un poco es su trabajo, y por eso pasa muchas horas al día cosiendo para su marca de ropa interior “Santa Lucía lencería”.
“Si no fuese porque trabajo en casa, creo que la pasaría mucho peor, porque estoy aislada desde el domingo anterior a que la cuarentena sea obligatoria. La semana pasada fui a la clínica, y la partera me explicó cómo es el tema de las contracciones, cómo contarlas y cada cuánto, para no ir y venir cada dos por tres, porque encima no hice el curso de preparto, tomé la primera clase, pero después con la cuarentena se canceló”, aseguró.
A pesar de que su obstetra no le dio todavía indicaciones precisas sobre qué deberán hacer con su pareja el día del parto, desde la clínica donde se atiende ya le confirmaron que el día después del nacimiento de la beba no van a poder recibir visitas.
Algo muy similar vivió hace un mes Luciana Ureta, cuando el pasado sábado 21 de marzo, con mucha ansiedad y preocupación porque el país entero ya estaba en cuarentena, ella y su pareja salieron de su casa muy temprano para viajar hasta el hospital donde su primer hijo iba a nacer.
“El hecho de ir solos el día del parto fue re feo, porque mayormente va la familia, siempre algún familiar se queda afuera. Yo también me preocupaba por mi pareja, porque yo sentía que cuando le dijeran que el bebé había nacido, si no podía entrar, no iba a tener a quién contarle. Pero por suerte, él pudo estar todo el tiempo conmigo, solo cuando entré a quirófano estuve dos minutos sola, y después ya lo hicieron entrar a él”, dijo la joven de 27 años a BigBang.
Más allá de que pudo transitar todo el embarazo de manera normal, las últimas semanas sí se vieron afectadas por la llegada del COVID-19 al país. Aunque mantuvo todos los controles con su médico antes del parto, lo cierto es que en los días previos a que comenzara el aislamiento, por cuestiones de seguridad, ella ya había decidido quedarse en su casa para evitar cualquier tipo de problema.
“Uno de mis miedos era que no nos dieran el alta rápido, y que tengamos que estar ahí más tiempo por algún inconveniente, que por suerte no pasó. Nos fuimos pronto, y no tuvimos que estar mucho en el hospital, que era lo que menos quería. Lo mismo los médicos, ellos nos decían que si estaba todo bien, me iba a ir rápido”, aclaró.
Luego del nacimiento del bebé, los doctores le dieron varias indicaciones a Ureta y a su pareja para que evitaran, ante cualquier duda, volver al hospital si no era necesario.
“Ya en casa, al principio mi miedo era por la pandemia. Los primeros días mi duda era que no sabía si mi bebé se llenaba con la teta, y me decía todo el tiempo que no podía ir al médico por el virus. Los primeros días tenía miedo porque el noticiero mostraba noticias malas en todo el mundo, pero la verdad es que al pasar los días, ese sentimiento se fue pasando. El bebé tuvo su control con el pediatra, que también me dio miedo sacarlo, pero por suerte estaba todo bien”, contó por último.
Parto humanizado
Desde al año 2004, en la Argentina rige la ley 25.929 (reglamentada recién en el año 2015), la cual garatinza que las mujeres tengan un parto humanizado y que las obras sociales y las entidades de medicina prepaga brinden obligatoriamente todas las prestaciones relacionadas con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto.Entre otras cosas, la norma asegura que toda mujer gestante tiene derecho
Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer. A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales. A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar. A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales. A estar acompañada, por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto. A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas.A pesar de la existencia de la ley, lo cierto es que no siempre estos derechos se cumplen en los centros de salud, y mucho menos ahora, que los hospitales y clínicas están abocados totalmente a evitar los contagios por coronavirus.
En base a esto, desde Matria Salud, una red comunitaria compuesta por un equipo que acompaña la salud sexual y reproductiva de las mujeres desde una perspectiva de género y derechos, denunciaron en sus redes sociales el incumplimiento de la ley, más que nada en lo que refiere al estar acompañadas al momento del parto.
Sobre esto, Natalia Gulman, psicóloga de la red, explicó que como el país está en una situación de excepción por la pandemia, y esto supone que hay algunos derechos individuales que se ven recortados en pos de ciertos derechos colectivos, la realidad es que hoy no se cumplen en todos los centros médicos el derecho de las mujeres a estar acompañadas durante el parto.
“Los testimonios que venimos recolectando desde Matria de mujeres que van contando sus experiencias de diferentes servicios de salud de Capital y de la provincia de Buenos Aires, tiene que ver con que no hay una explicación al respecto, es un no se puede y punto. Lo que está bueno no perder de vista es que esta negativa se produce no solo en un contexto social particular, como es la pandemia y el aislamiento, sino que esto se suma a una situación personal de cada mujer que está yendo a parir, lo cual implica también mucha vulnerabilidad”, indicó.
Además, explicó que el hecho de acudir a un servicio de salud para cualquier situación que requiera asistencia o acompañamiento médico, involucra que el paciente suponga que los equipos que acompañan tienen cierto saber que la persona no, por lo que inevitablemente se genera una situación de poder, donde se cree que las mujeres no saben y que el sistema médico sí.
Por otra parte, la psicóloga manifestó que respecto al incumplimiento del parto humanizado, hay una diferencia que se puede ver, que tiene que ver con la pertenencia de determinado grupo económico, social, cultural, donde obviamente las mayores vulneraciones se producen en mujeres de escasos recursos. “Es mucho más probable a una mujer que va a parir en una salita de González Catán le digan que no puede estar acompañada y punto y no le den ninguna explicación al respecto, a que una famosa que va a la Suizo”, se lamentó.
En cuanto a las herramientas que las embarazadas pueden tener para poder llegar al día del parto con menos ansiedad y un poco más de tranquilidad, la profesional destacó que es importante que la mujer sepa siempre que hay una cantidad de recursos que están a disposición y que se pueden aprovechar, como puede ser el conocimiento de las leyes, de los protocolos, y además informarse previamente con cada clínica o lugar donde se va a producir el nacimiento del bebé, para estar anticipada, lo que permite que se pueda charlar como va a ser todo de antemano.
Del mismo modo, agregó que puede ser muy bueno pensar en ciertas estrategias, porque anoticiarse en el momento de algunas cosas genera un factor más de estrés, por lo que recomienda acceder a los espacios (hoy solo virtuales) que brindan información para saber cómo será todo a la hora del nacimiento de bebé.
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“También algo que se puede hacer es tener charlado con quien nos vaya a acompañar, cuáles son las cosas que queremos y cuáles no, para que sea en ese momento pueda defender nuestros deseos”, dijo, y sobre esto, comentó que en las redes sociales de Matria compartieron un documento que las embarazadas pueden llevar firmado el día del nacimiento, donde queda asentado que su consentimiento es entrar acompañada a la sala de parto.“Por esto venimos recibiendo agradecimientos, pero no dejan de ser un porcentaje mayormente significativo el de mujeres que relatan que no están pudiendo estar acompañadas ni en algunas prácticas (consultas o ecografías por ej) como en el mismo parto/ nacimiento, y esto es algo que viene pasando, como todo lo que tiene que ver con los derechos en donde las mujeres en líneas generales terminamos en un lugar muchísimo más vulnerado”, cerró.
Recomendaciones del Ministerio de Salud para embarazadas en medio de la pandemia
Ante la llegada del COVID-19 a la Argentina, desde el Ministerio de Salud de la Nación informaron un protocolo con nuevas recomendaciones para atención de embarazadas y recién nacidos en este contexto de pandemia.Entre otras cosas, lo que el documento indica, es que habrá restricción de las visitas luego del parto, pero que aún así, la mujer podrá estar acompañada de una persona que no tenga sospecha de estar infectada.
Del mismo modo, recomiendan el parto vaginal por sobre la cesárea, y la alimentación del recién nacido con leche materna, obviamente en los casos que se pueda.
Sugerencias del ministerio
Aún con políticas de restricción de visitas, se permitirá la presencia de una persona sin infección, ni sospecha de COVID-19, elegida por la gestante como acompañante, tomando en consideración que la persona sea menor de 60 años y no posea enfermedades preexistentes Se recomienda el parto espontáneo vía vaginal si la condición clínica de la madre lo permite. La evidencia actual no muestra ningún beneficio de la cesárea en embarazadas infectadas por COVID-19. Es importante evitar cesáreas injustificadas a fin de prevenir el nacimiento pretérmino y otras morbilidades en el recién nacido (RN). Debe limitarse al mínimo necesario la presencia de personal en la sala de partos. Se recomienda el uso de EPP que incluya barbijo N95, camisolín hidrorrepelente y antiparras para el obstetra, la obstétrica y la enfermera. El resto del personal debe utilizar EPP con barbijo quirúrgico y camisolín común, y mantener una distancia interpersonal de al menos un metro. En caso de finalización por cesárea, el EPP a utilizar es el recomendado para procedimientos quirúrgicos. Se recomienda alimentar al RN con leche materna, ya que los beneficios superan los riesgos potenciales de transmisión a través de la leche materna. No hay evidencia a la fecha de presencia del SARS-CoV-2 en la lecha producida por la mujer.