Con la llegada de la pandemia y el comienzo del aislamiento social preventivo y obligatorio en nuestro país, muchas cosas de la vida cotidiana quedaron en pausa. En un principio, solo lo esencial continuó con su funcionamiento, aunque en las últimas semanas varias actividades se retomaron, y poco a poco, con todas las precauciones necesarias para evitar contagios, las personas empezaron a resolver cuestiones que tenían pendientes.
Aunque durante las primeras semanas todo fue incertidumbre para la medicina, lo cierto es que con el avance del COVID-19 en el mundo entero, se pudo determinar que el virus no afecta a los tejidos reproductores de las personas, y aquellos tratamientos de fertilidad que se vieron repentinamente suspendidos en el país, finalmente volvieron a llevarse a cabo con otras medidas de seguridad, muchas más consultas a través de Internet y con algunas restricciones que todavía pesan para los pacientes que viven en el interior o en el extranjero.
En diálogo con BigBang, Stella Lancuba (M.N. 62.939), actual presidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), explicó que ante la llegada del primer caso de coronavirus al país, y con la complicada situación que había en otras naciones, decidió junto a su equipo armar un Comité de Crisis para analizar la situación.
“Las medidas epidemiológicas originaron que todos los centros de salud, no solo de reproducción, suspendieran actividades no esenciales para mantener las camas de terapia y de hospital desocupadas. Además había incertidumbre y mucha inseguridad sobre la propia vida por el riesgo de enfermedad, así que en primer lugar hubo una situación epidemiológica a la que tuvimos que responder”, contó.
Después de frenar de manera preventiva las actividades médicas que no fueran de urgencia, se comenzó a estudiar qué pasaba con el coronavirus y la fertilidad, lo que permitió descubrir, al menos hasta ahora, que la enfermedad no afecta los tejidos reproductores.
“No afecta los óvulos, ni el útero, ni los ovarios. Tampoco el semen demuestra la presencia de coronavirus en pacientes que están sanos. Existe un solo estudio que demuestra la presencia de SARS-CoV2 en el semen de pacientes enfermos”, aclaró.
El tercer punto que debieron analizar desde la SAMeR es cómo afectaba el virus a las mujeres embarazadas, y por ahora, se sabe que no presenta mayores riesgos que en una paciente común.
Como todas estas cuestiones empezaron a estar un poco más claras con el avance de la enfermedad en el mundo, la doctora realizó un manual en el que se explica cómo trabajar de ahora en adelante en el laboratorio, el quirófano y el consultorio, para poder así identificar las situaciones de riesgo de contagios y las medidas especificas que se deben tomar en cada punto.
"En el consultorio, primero se pasa el 90% de la atención a la manera virtual, y los que vienen, hacen el triage para clasificar el riesgo. En el quirófano antes de hacer una punción de una donante de óvulo, se le hace el test PCR, y si una persona no tiene Covid-19, puede donar. Con esto detectamos el riesgo en primer lugar, y en el laboratorio, hay todo un protocolo diferente para trabajar con embriones congelados y para recuperar el esperma y el óvulo", indicó la profesional.
Para la doctora, que además es la directora del Centro de investigaciones en medicina reproductiva (Cimer), es muy importante informar la manera en que hoy en día trabajan los centros de fertilidad, sobre todo para llevar seguridad y tranquilidad a los pacientes, que son quienes deben someterse al tratamiento en este contexto de pandemia.
Sobre esto, dijo que las personas están muy receptivas y colaboradoras en esta nueva etapa, ya que además gran parte de las consultas se pasaron a hacer de manera online, lo que disminuye los riesgos.
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A pesar de que al principio del aislamiento hubo un freno evidente en los tratamientos, a principios de mayo el Ministerio de Salud especificó la manera en que se podía retomar la actividad reproductiva, y desde entonces, la atención se reinició.
"Por supuesto que cada paciente es individual, hay que ver que no tenga ningún otro problema de salud, pero los tratamientos los estamos realizando con un protocolo para cuidar mucho a la mamá y al bebé. No hay que tener miedo, no es un virus que colonice el aparato reproductor ni de la mujer ni del hombre con salud", aclaró Lancuba.
Hacia el final de la comunicación, la experta destacó que se han reanudado los tratamientos para aquellas mujeres en edad de menopausia o con algún problema de salud previo, ya que su reserva ovárica es baja, lo que genera riesgos a la hora de llevar a cabo el procedimiento de manera efectiva.
"En la clínica donde trabajo, han llegado muchas chicas para congelar los óvulos, porque cuando congelás no envejecen, quedan en pausa y sanos para cuando la mujer decida quedar embarazada. Después de los 36 años, la fecundidad empieza a disminuir de manera muy marcada, por eso de los 20 a 34 es la mejor edad para la maternidad", dijo, y por último aclaró que muchas pacientes entran tarde a los tratamientos, y que eso es lo que hay que evitar, por lo que recomienda que a los 30 la mujer empiece a pensar si desea o no congelar sus óvulos.
Por su parte, el doctor Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico, comentó a BigBang que cuando el COVID-19 llegó a la Argentina, había muchos tratamientos en marcha, los cuales se continuaron, pero que en aquellos casos en los que estaba contemplada la transferencia embrionaria, se conversó con los pacientes si querían avanzar o no con el procedimiento."Se terminaron los tratamientos que se habían empezado cuando pasó todo, y hace tres semanas empezamos de nuevo porque el Ministerio de Salud permitió comenzar con tratamientos donde la urgencia es real, en por ejemplo mujeres con cáncer que tenían que empezar el tratamiento y tenían antes que congelar óvulos", explicó.
En este sentido, comentó que en la clínica se abrieron los tratamientos de trasferencia de embriones congelados y los de mujeres con baja reserva ovárica (donde el tiempo corre), aunque hay otros que todavía no se retomaron, como son aquellos de pacientes del interior, que no van a salir del lugar donde viven para venir al AMBA con la posibilidad de contagio.
Por esto mismo, aseguró que si bien antes de la pandemia ya hacían atención online para personas con domicilio alejado, ahora todas las consultas pasaron a ser así. Del mismo modo, a los pacientes que deban ir a la clínica, se les hace un triage y cada vez que ingresan se les toma la temperatura.
A su vez, al personal que trabaja allí también se le pide contestar las preguntas necesarias para saber su estado de salud, mientras que a la hora de hacer sus actividades son separados en grupo para evitar que de existir algún contagio, ocurra de forma masiva.
"Todo este tiempo aumentaron las consultas virtuales, e incluso los pacientes hacen muchas interconsultas, y mientras, se van pidiendo los laboratorios, y de esa manera vas avanzando. De esta forma los pacientes se sienten acompañados", aseguró, al mismo tiempo que comentó que en el instituto hay una psicóloga, una acompañante y una psiquiatra, quienes se encargan de orientar a las personas y contestar todas sus dudas en medio de esta compleja situación.
De igual manera, el doctor que dirige la Fundación Repro para la Investigación y la Docencia en la Reproducción de la Vida, explicó que en estas circunstancias se le pide a las pacientes que no se expongan a riesgos innecesarios, y que durante el embarazo se cuiden para evitar el contagio del virus.
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"Si a la mujer le toca estar infectada en el momento del nacimiento, se vio que la transmisión vertical existe, pero no que en la evolución de la mujer o del recién nacido haya problemas", aclaró."El espaciamiento entre las consultas es una de las cosas que va a quedar, y también quizás vas a ver una vez a la persona y las otras veces será de manera virtual", adelantó el profesional sobre la atención que mantendrán a futuro, mientras que además agregó que cuando la pandemia pase o al menos baje su intensidad, se volverá con los tratamientos a personas que se encuentran en el exterior o en otras provincias.
Ley de fertilidad
El 5 de junio de 2013 se sancionó la ley 26.862 que garantiza el acceso integral a los procedimientos y técnicas de reproducción asistida a todas las personas mayores de edad, sin discriminación o exclusión de acuerdo a su orientación sexual o estado civil y que incluyan o no la donación de gametos y/o embriones."El sector público de salud, las obras sociales enmarcadas en las leyes 23.660 y 23.661, la Obra Social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección de Ayuda Social para el Personal del Congreso de la Nación, las entidades de medicina prepaga y las entidades que brinden atención al personal de las universidades, así como también todos aquellos agentes que brinden servicios médico-asistenciales a sus afiliados independientemente de la figura jurídica que posean, incorporarán como prestaciones obligatorias y a brindar a sus afiliados o beneficiarios, la cobertura integral e interdisciplinaria del abordaje, el diagnóstico, los medicamentos y las terapias de apoyo y los procedimientos y las técnicas que la Organización Mundial de la Salud define como de reproducción médicamente asistida", asegura la norma.
Además, específica que podrán incluirse nuevos procedimientos y técnicas desarrollados mediante avances técnico-científicos, siempre que sean autorizados por la autoridad de aplicación.