Supersticiones, invocaciones, demoníacas o de espíritus anónimos, muertos y conjuros, son cuestiones tan antiguas como la humanidad misma, y cada época tiene su juego maldito y misterioso. Desde la Tabla Ouija o el Juego de la Copa, hasta el fenómeno cultural de las películas y leyendas urbanas terroríficas que tanto apasionan a los adolescentes. Incluso una mera publicidad de una película que se hace viral.
Pero Internet mediante, Charlie Charlie tomó una dimensión gigante entre los jóvenes, especialmente en los colegios porteños, donde es moda entre los alumnos y el entretenimiento más popular en los recreos. Sin embargo, puede ser peligroso, más allá de que esté asociado a la campaña promocional de una película de horror llamada La Horca. Un caso donde la publicidad puede convertirse en una influencia peligrosa.
El juego consiste en colocar dos lápices en forma de cruz sobre una hoja de papel, formando líneas rectas verticales y horizontales que dividen el espacio en cuatro rectángulos, donde los participantes escriben "Si" y "No". Y se invoca: "¿Charlie, Charlie, estás aquí?", y enseguida se consulta sobre alguna cuestión del presente o futuro de los jugadores, esperando que los lápices se mueven y “digan” si o no. ¿Moriré?. ¿Seré famoso? ¿Néstor me quiere?, son algunas de las preguntas que los chicos “le” hacen.
Parece inocente, pero el fenómeno se propagó rápidamente por las escuelas y se reportaron decenas de casos de crisis nerviosas, ataques de pánico, ansiedad y convulsiones. pese a que todo tiene una explicación científica. La preocupación, entonces, creció a punto tal que en colegios de la Ciudad, las autoridades prohibieron que se juegue, y hasta amenazaron a los chicos con que “el diablo se puede meter en su cuerpo", como ocurrió en uno religioso de zona norte.
Menos apocalípticos, docentes de escuelas laicas de la Ciudad y del Gran Buenos Aires también comentaron el tema entre el alumnado. Sin embargo, el ministerio de Educación porteño desconoce la existencia del juego y las consecuencias que provoca en chicos sensibles.
“Yo jugué una vez en el aula y se abrió una puerta”, cuenta un nene de 11 años. “No me dió miedo, pero a la noche no juego porque me asusta un poco y me pone nerviosos”. Y reveló que conoce a muchos chicos que lo juegan en el aula, el recreo y en sus casas. Por lo general, el fenómeno, que tiene un trasfondo de sugestión, en general, es desconocido por los padres.
Una explicación
Fenómeno cultural, moda efímera, genial campaña de marketing, superstición, predisposición psíquica. Si, todo eso, y más. Pero lo cierto es que causó efecto.