19 Febrero de 2017 18:26
El campo magnético terrestre, que se extiende desde el núcleo terrestre hacia el espacio, tiene como función principal repeler el viento solar evitando que radiaciones nocivas y partículas con fuerte carga eléctrica ingresen a la Tierra.
El campo magnético terrestre se extiende desde el núcleo hacia la atmósfera.
Este campo está concentrado en dos polos geomagnéticos: el Norte (que guía la aguja de las brújulas) y el Sur. Y aunque se ubican de manera aproximada en los polos geográficos terrestres, no son fijos y han variado de posicionamiento a lo largo de la historia. E incluso, a intervalos irregulares, ambos polos pueden de manera repentina intercambiar lugares.
Un dato científico actual parece indicar que la Tierra podría estar cerca de una nueva reversión de polos: el campo magnético viene decreciendo su fuerza de manera regular durante los últimos 160 años.
Caos telecomunicacional
Pero, ¿qué efectos produciría exactamente el hecho de que los polos magnéticos cambien de lugar? Si bien la ciencia aún está investigando en profundidad el fenómeno, algunas consecuencias pueden anticiparse.
Durante el proceso el campo podría disminuir su fuerza hasta llegar a apenas un 10% y, además, existe la posibilidad de que aparezcan múltiples polos al mismo tiempo.
Con el ingreso indiscriminado de viento solar con partículas eléctricamente cargadas, la navegación aérea se vería gravemente afectada. Las auroras boreales se saldrían de control, apareciendo en regiones inusuales como los trópicos.
Mientras tanto, los satélites y telecomunicaciones terrestres (incluyendo Internet y GPS) entrarían en corte total, y la infraestructura eléctrica ciudadana también recibiría daños, resultando en masivos apagones.
Auroras boreales indiscriminadas y apagones serían algunas de las consecuencias.
Aunque no puede establecerse una fecha puntual en la que ocurriría una posible reversión, varios científicos aseguran que sucederá en algún momento de los próximos 2.000 años.
