por Natalia Torres
13 Diciembre de 2017 14:36
"Cuando le pregunté si participaría de un equipo como el nuestro, me dijo que no. Que sentía que nos discriminábamos solos porque podíamos, tranquilamente, jugar en un equipo de rugby normal. Lo que no se daba cuenta es que él, jugando en un equipo de rugby tradicional, no podía decir abiertamente que era homosexual".
Esas palabras, escritas por Jonathan Castellari -el joven gay golpeado salvajemente por una patota en un McDonalds semanas atrás- fueron parte de una conversación con su novio Gustavo. Y grafican a la perfección una de las grandes razones detrás de la existencia de Ciervos Pampas, el club de donde juega "Jony".
El plantel actual de Ciervos Pampas.
"En el deporte en general, pero en especial en el rugby, hay prototipos de masculinidad exacerbada y machismo, con otros prejuicios asociados al clasismo y la pertenencia a determinado estrato sociocultural", le explica a BigBang Hugo Agüero, presidente de la institución, resumiendo la necesidad que decidieron cubrir.
Así, muchos de los jugadores de Ciervos Pampas, por miedo o incomodidad, jamás se animaron a darle rienda suelta a su pasión por el rugby en clubes tradicionales. "Amamos al deporte, pero principalmente tenemos que cuenta que hay que salir a la cancha siendo lo que somos", ilustra Agüero. "Tener la capacidad no sólo de representar a una comunidad en abstracto sino también a nosotros mismos".
Inclusión en mayúsculas
Ciervos Pampas nació hace cinco años como un simple grupo de amigos lanzándose la "guinda" en una plaza. Pero, poco a poco, el proyecto comenzó a delimitarse dejando en claro la visión del equipo y su misión.
Hoy más que nunca #rugbylibredehomofobia ?? #pride #marchadelorgullo ??
En marzo del 2017, el club firmó su acta constitucional y comenzó su vida jurídica, pasando a ser formalmente una asociación civil. "Tenemos una impronta social, que es la lucha contra la homofobia y la visibilización de la diversidad sexual", explica Agüero.
Pero la meta inclusiva de Ciervos Pampas no se estaciona sólo allí. En el club no hay requisitos de experiencia deportiva previa, habilidades o edad. Además, la cuota social es de apenas 200 pesos por mes y los que no pueden pagarla tienen la posibilidad de ofrecer a cambio trabajo voluntario dentro de la organización.
"Hay un compromiso nuestro con los compañeros más desfavorecidos", remarca Agüero. "Hay dos jugadores sin casa que actualmente están viviendo en el hogar de otros compañeros".
Mucho por hacer
Actualmente, Ciervos Pampas juega en el Torneo Empresarial de la Unión de Rugby de Buenos Aires, camino que comenzó con un encuentro contra el equipo de Camioneros antes del cual, según admite Hugo, estaban "aterrados".
Sin embargo, la experiencia fue tan buena que Camioneros decidió, tiempo después, invitar a Ciervos Pampas a jugar el partido inaugural de su nuevo predio en Escobar.
El trabajo de visibilización y concientización, claro, aún tiene mucho que avanzar y la golpiza de la cual fue víctima Castellari es un fuerte indicio. "A partir de esto, varios nos comentaron de hechos similares ocurridos de los que nadie se enteró porque hay una victimización secundaria: son chicos que aún no están fuera del closet o no quieren preocupar a sus familias", alerta Agüero.
Pero el rostro golpeado de "Jony" en todos los medios del país también trajo concientización y apoyo. Agustín Creevy, de Los Pumas, fue uno de los que se sumó a la campaña visibilizadora, grabando un video para solidarizarse con el joven.
Y el domingo, Ciervos Pampas encabezará la primera edición del Encuentro de Rugby "Tackleando la Homofobia", donde no sólo habrá partidos de seven de equipos masculinos, femeninos y mixtos, sino también debates sobre deporte y diversidad sexual.
"Venimos a reivindicar ese ideal dentro de la cancha. El que salta como una bailarina en el line también puede tacklear mejor que cualquier otro jugador", resume Hugo con una sonrisa.
