En la madrugada del último sábado, el Grupo Clarín envió 48 notificaciones de despidos a trabajadores de su planta por correo electrónico. Así comenzó su plan para, en la víspera el cuarto aniversario de los últimos 65 cesanteados por la empresa de medios, volver a amedrentar a todos los trabajadores de prensa que se desarrollan en el diario con mayor tirada y ganancias del país.
El domingo a la mañana, el panorama fue el peor. En una escena más que humillante para los empleados del multimedio, los 48 cesanteados se encontraron con un vallado y el trato humillante de la seguridad, que les impedía el paso a sus lugares de trabajo. El mismo modus operandi de El Grupo. Muchos de estos desconocían lo sucedido porque habían sido mails enviados a sus casillas corporativas, a las cuales ya no tenían acceso.
"Nos enteramos de que había vallas en la puerta del diario a la mañana. Vinimos inmediatamente. Ahí nos comunicaron los directivos de la empresa que los despedidos eran 48, mayormente de la redacción. Unos cinco de Sistemas y el resto del sector periodístico", aseguró Matías Cervilla, delegado de Clarín y Secretario de Asuntos Profesionales del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), en diálogo con BigBang.
"El panorama con el que se encontraron fue ese: rejas y un despido totalmente impersonal, que les llegó por un correo electrónico avisándoles que iban a ser desvinculados. Al resto de los trabajadores nos llegó otro del CEO de la empresa, Héctor Aranda, diciendo que el diario iba a hacer una transformación digital y que estos cambios lamentablemente tenían que ver con eso. Lo cual es absolutamente falso, porque dentro de los perfiles de la gente que despidieron hay muchísimos fotógrafos, editores de video, gente de redes sociales. Todas cosas vinculadas a esa supuesta transformación digital que la voz de la empresa pregona", detalló el sindicalista.
Para Cervilla todo esto es falso, ya que su principal intención es un el disciplinamiento del resto de los empleados. "Como todo despido es político, no es casual que hayan hecho esto exactamente en el aniversario de los cuatro años de los despidos masivos de 2019. En ese año echaron a 65 compañeros y compañeras básicamente con el mismo argumento de recambio de perfiles", recordó.
Al mismo tiempo, en la mañana del lunes el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria ante el conflicto gremial estallado y el paro de actividades votado en asamblea. Mientras que los empleados lo acataron y levantaron la medida, la empresa lo incumplió.
"En este momento estamos en la puerta del diario con escribanos, constatando que no están dejando entrar a los compañeros despedidos", remarcó el sindicalista, quien informó que "a las 14:30" habrá una reunión en el Ministerio para ver cómo continúa la lucha por las reincorporaciones.
Para el delegado los problemas de fondo son dos, y ambos tienen una connotación exclusivamente gremial, muy lejana de las discusiones económicas y de perfil y rendimiento laboral.
"La primera es que Clarín recibió un revés judicial por haber despedido a un compañero que fue junta electoral en una elección gremial en la planta de inspección, a quien obligaron a reincorporar, y la segunda, que es muy importante, es que el SiPreBA le ganó la personería gremial a la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba), se la sacó por tener más afiliados cotizantes cuando ellos no presentaron a ninguno", explicó.
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"Es un sindicato que venía negociando paritarias a la baja, mientras que el SiPreBA tiene representación en todos los medios de prensa de Buenos Aires y tiene una tradición de lucha que, por supuesto, le muestra a Clarín que no vamos a regalar los salarios, que no vamos a negociar permanentemente paritarias a la baja, como venía haciendo la Utpba a conveniencia de Clarín", insistió.Según el delegado, desde Clarín no quieren que el SiPreBA comande las discusiones paritarias, y es por eso que desde la Utpba impusieron un amparo judicial en connivencia con la empresa. "Esto hay que decirlo porque es así. Es increíble pero es un sindicato que opera en tándem con las patronales", denunció Cervilla.
El dato más contundente de estas paritarias a la baja, que llevan años en el sector, es que significan millones de dólares de ganancia para el grupo Clarín, aunque no solamente por los salarios bajos, sino por el impacto que tienen estos en los montos de las indemnizaciones finales. Mientras los sueldos sean menos nutridos, así también los serán las indemnizaciones. Una cifra que, pensada en los más de mil empleados que el Grupo echó desde hace más de 20 años, deja dividendos enormes para la patronal.
La historia de despidos masivos en Clarín tiene su primer gran capítulo durante el año 2000, cuando hubo 117 ceseanteados con toda la Comisión Interna y la Junta Electoral incluida, algo que Cervilla calificó como "una medida absolutamente antigremial, de persecución y de terror gremial", que llevó a que tarden más de 12 años en "en recomponer la vida gremial dentro del diario".
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"En 2016 hubo más de 600 retiros voluntarios que eran, básicamente, despidos encubiertos. Los jefes llamaban a los compañeros para decirle 'agarrá el retiro antes de que te echemos', lo que llevó a que con ese miedo, varios agarren el retiro voluntario. Al año siguiente el grupo Clarín decide despedir a todos los trabajadores de la planta de impresión de revistas AGR (unos 380), también con una persecución gremial tremenda", repasó el delegado de SiPreBA.Luego llegaron los 65 despidos de 2019, hace exactamente cuatro años. Es por eso que la elección de la fecha llamó la atención de los representantes gremiales, quienes vieron, otra vez, como en el medio de un año electoral, la patronal vuelve a tomar esta decisión carente de toda empatía.
"Esto nos lleva a pensar el rol que tiene el Estado y el rol de la sociedad. Son debates que nos debemos. ¿Por qué tenemos que pagar todos pauta publicitaria para mantener empresas como estas que incumplen la ley y despiden trabajadores de esta manera?", se preguntó Cervilla.
La realidad es que 48 trabajadores y sus familias están en la calle en uno de los peores momentos económicos del país para quienes menos tienen de toda su historia. Es una distinción que vale la pena hacer mientras quienes más tienen, no respetan las decisiones gubernamentales, los derechos laborales y gremiales, ni tampoco la dignidad de quienes dejaron horas y horas de trabajo para hacer crecer su riqueza.