Despidiendo el 2020, un año que cada uno de nosotros y la humanidad recordará por siempre, millones de historias pero todas con un común denominador cómo afrontamos la incertidumbre de lo inesperado, fue una invitación a buscar en ella caminos de armonía y espacios de colaboración entre los seres humanos.
La vida es impermanente. Aprendimos que lo que vivimos como vida cotidiana, lo que estamos acostumbrados a vivir como “normalidad”, nuestras expectativas de orden y control de la realidad, ciertamente son todas construcciones mentales sostenidas en frágiles cimientos. De un día a otro, y por las más diversas e inesperadas razones, nuestra existencia puede verse enfrentada a escenarios y exigencias completamente nuevas y desconocidas.
Si bien el distanciamiento social (cuarentena), es una medida necesaria y adecuada para interrumpir la propagación del virus, sus consecuencias -en otras esferas- no son triviales, efectos comprobados en la salud mental.
Nos sentimos en varias oportunidades limitados, atados, estancados y la ansiedad nos invadió. Les propongo para entrar al 2021 hacer una carta de despedida a la ansiedad para que no nos exija cosas que hoy quizás no podamos hacer.
¿Qué hacer? ¿Cómo encontrar la punta al ovillo?
Comiencen a hablar con sus miedos y sus sensaciones, y de todo lo que te incomoda. En esta sociedad se quiere ser feliz en ausencia de problemas y, por el contrario, el desafío es aprender a manejar los momentos duros para superarnos y no abrumarnos con la ansiedad y angustia.
La ansiedad es control y pelear contra molinos de vientos. Hay que parar y volver a buscar el fluir para dejar de reaccionar.
El distanciamiento social sea una buena oportunidad para generar un gran espacio de conversación. Poner el foco en la reeducación de la calidad de las conversaciones conmigo.
Aprender a relajarte, bajar la revoluciones cerebrales, para luego redireccionar los pensamientos. Cada uno escribirá esta carta con los siguientes puntos:
El control no te ayudará, al contrario aumenta. No te exijas sentirte bien a todas horas. Puedes fortalecerte conversando con tus estados emocionales y decidí que no te bloquee.
La vida es maravillosa, regalate esa llamada con quien pueda alegrarte, agradece lo que tengas y aunque estés en un momento difícil se pueden hacer cosas y decir Ya pasará, abrazándote.
Al final del día tomar conciencia de las cosas buenas aunque sean pocas pero seguramente están. Lo nuevo es incómodo, da miedo, solo digamos que es incómodo nada más.
Practica técnicas que te ayuden a autorregular tu sistema nervioso...meditación, relajación musculaR. Las personas de acción hacen ejercicios, descargan adrenalina.
Se hace larga la espera, se hace largo el encuentro ,extrañar trae lágrimas a tu corazón, pero recordar todos los buenos tiempos trae una sonrisa a tu cara.
Si extrañas a alguien, momentos, cosas, significa que tienes suerte. Significa que tuviste a alguien especial en tu vida, alguien a quien merece la pena extrañar.
Hay que procurar que el extrañar no nos vuelva dependiente y apegados sino sea un signo sano de relaciones sólidas, significativas, duraderas y afectivamente ricas; una consecuencia natural del vínculo.
Extrañar repercute en el ánimo, en los afectos y en el cuerpo. Extrañamos con todo lo que somos.
Esta Pandemia puede resultar un aprendizaje para valorar las presencias para asimilar las experiencias de los vínculos.
Cuidar de nuestra salud emocional es cuidar de nuestros vínculos, nuestra familia, es cuidar quienes somos en esencia.
Somos maravillosos y creadores, busquemos la abundancia del amor para poder fluir en mi existencia y así poder poner foco en las acciones cotidianas con Sentido.
¿Cómo he vivido?¿Qué decido ver?¿Qué decido sentir?¿Qué decido pensar?
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