18 Abril de 2016 04:06
Mientras que los sobrevivientes que permanecen internados aseguran no recordar en detalle qué fue lo que consumieron la noche del sábado, los primeros resultados de laboratorio ofrecen certezas que explican el desenlace letal de la fiesta electrónica Time Warp. Cocaína, anfetaminas y éxtasis: la combinación de la polémica.
Cocaína, anfetaminas y éxtasis: la combinación de la polémica.
Según consignó el diario La Nación, los jóvenes intoxicados en la fiesta de Costa Salguero tenían restos de éxtasis en su organismo. La presencia de cocaína también fue encontrada en la mayoría de los sobrevivientes, que permanecen internados en los hospitales Argerich, Rivadavia y Fernández. Otro de los sobrevivientes había potenciado ambas drogas con otras tres sustancias y anfetaminas.
Francisco Bertotti (21) murió en la fiesta. Su novia, Charo Suárez (19), permanece internada.
Los síntomas de descompensación mencionados por los cinco sobrevivientes coinciden con los que sufrieron las cinco víctimas fatales, todas de entre 20 y 25 años. Aumento de temperatura corporal, deshidratación, convulsiones, mareo, dificultad para respirar, aumento de presión y aceleración de los latidos cardíacos.
Bruno Boni, una de las cinco víctimas fatales, tenía 21 años y era diseñador gráfico.
Síntomas que presentaron todos los chicos
Aumento de temperatura corporal
Deshidratación
Convulsiones
Mareo
Dificultad para respirar
Aumento de presión
Aceleración de los latidos cardíacos
Leandro Agustín Espinoza (19), Nicolás Laitán (23) y Micaela Soledad Polivoy (20) permanecen internados en el Fernández y padecen insuficiencia renal. Uno de ellos tuvo que recibir asistencia respiratoria, al igual que el que permanece en la terapia intensiva del Argerich. En tanto, las autopsias de los cinco jóvenes fallecidos revelaron que todos sufrieron un edema pulmonar que produjo el paro cardiorrespiratorio.
La fiesta tuvo lugar el sábado a la madrugada en el complejo Costa Salguero.
La investigación quedó a cargo de la fiscal de instrucción Sandra Abraldes y el procurador de Narcocriminalidad, Diego Iglesias. Se abrieron dos líneas telefónicas para que potenciales testigos puedan aportar datos sobre la venta de drogas durante el festival.