Los pies descalzos del abanderado de la Escuela N° 948 Carlo Falotti de Misiones -ubicada en el Parque Salto Encantado, en el valle de Cuña Pirú- fueron uno de los ejes emocionales, ayer, de la opinión pública. Símbolo visible y patente de una Argentina que muchos eligen no mirar y frente a la cual, a veces, tampoco saben cómo reaccionar.
El abanderado descalzo de la Escuela N° 948 generó varias reacciones.
Sin embargo, en ese establecimiento educativo, forma parte de una dolorosa cotidianeidad. "Casi todos los niños están sin zapatos sin una casa digna sin agua y sin luz", explica una de las docentes de la escuela en su página de Facebook. "La lucha aquí es brindarles con mucho sacrificio un plato de comida ya que todavía no contamos con comedor".
La escuela fue bautizada como "Carlo Falotti" en honor al benefactor suizo que pagó su construcción.
"Es una escuela nueva y de jornada completa, es decir de 8 a 16", continúa relatando el mensaje. "Está a 24 kilómetros del pueblo mas cercano. Mi mayor preocupación no son los zapatos todavía. Cada día debo conseguir alimentos para el día siguiente. Estoy orgullosa de nuestros logros, que para mi son muchos".
Sin educación, sin tierra
Una opinión similar fue la que expresó a radio Cadena 3 Mariana Mampaey, jefa del centro de atención de salud de Ruiz de Montoya, una de las localidades cercanas a la escuela. "Es lo normal que nosotros vemos", describió en relación a los pies descalzos del alumno.
La médica describió que,
antes de la creación de la escuela, cerca de 100 chicos no contaba con la posibilidad de educarse. Lo cual, a la vez, los dejaba afuera de cualquier posibilidad de acceder a la Asignación Universal por Hijo, que presenta como una de sus condiciones necesarias que los niños beneficiarios asistan al colegio.
"Aún todavía, en dos comunidades de la zona, existen alrededor de 40 chicos que no pueden ir a la escuela porque no hay", agregó Mampaey. "La escuela más cercana está a siete kilómetros cruzando por el monte".
Además, según subraya la médica,
en
Ruiz
de
Montoya
-el municipio que, proporcionalmente, mayor población indígena presenta en toda la provincia de Misiones- "si uno nace en este lugar como indígena, tiene 10 veces más probabilidades de morir que un niño no indígena".
Las calles de tierra y los techos de chapa son una postal usual en la zona.
"En estos últimos años no se han cumplido los planes que el gobierno dice que tiene. Por ejemplo, no se hizo el reordenamiento territorial, los indígenas no tienen derechos de propiedad sobre sus tierras", explicó Mampaey añadiendo que en la comunidad de Ñamandú, donde se ubica la escuela, en 1995 Gendarmería desalojó a los nativos y quemó sus casas acusándolos de usurpar los terrenos del parque.
Una casa nueva con sabor a poco
La Escuela N° 948 se creó el 15 de abril del 2015 y, en principio, ocupó un salón precario en el centro de atención primaria de la salud de la comunidad de Ñamandú.
La construcción del nuevo edificio de la escuela finalizó hace pocos meses.
Mediante una gestión de la Escuela N° 300 de Ruiz de Montoya, la Asociación de Amigos de Suiza consiguió un benefactor privado, Carlo Falotti, quien decidió financiar la construcción del establecimiento. Es por eso que la escuela terminó siendo bautizada con su nombre.
El Ministerio de Ecología de Misiones cedió 2 hectáreas de terreno del parque Cuña Pirú para la construcción y, así, hace poco más de dos meses quedaron inauguradas tres aulas, una oficina de dirección, el comedor, la cocina y los bloques de sanitarios.
Los chicos dependen de donaciones externas para poder alimentarse.
Sin embargo,
la obra no está del todo finalizada y los alumnos continúan tomando clases en condiciones de suma pobreza. Gran parte de los bancos están constituidos por tablones sostenidos sobre ladrillos y algunos pisos continúan siendo de tierra.
Los accesos a la escuela, mientras tanto, se realizan por caminos sin pavimentar que se convierten en lodazales en días lluviosos. A veces, alguna mulita salvaje se aventura en las cercanías de la escuela y los chicos se divierten y sorprenden observándola.
Como puede observarse en las fotografías tomadas por el cuerpo docente, las donaciones privadas son una gran ayuda al momento de brindarle a los chicos leche, alimentos y ropa, y de equipar el colegio con muebles.
Los chicos reciben periódicamente donaciones de ropa.
Seis comunidades indígenas se benefician de los servicios de la escuela, todas pertenecientes al pueblo mbyá guaraní. Es por eso que las clases en el establecimiento son bilingües.