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Cómo pasa sus días el Indio Solari en su misteriosa mansión

El ex cantante de los Redonditos de Ricota anunció que dejará los escenarios por una enfermedad. BigBang te cuenta cómo pasa sus días de reclusión en una quinta de Parque Leloir. Conocé los detalles del lugar que lo alberga en sus días más difíciles.

16 Junio de 2015 08:26
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Carlos Alberto “El Indio” Solari pasa sus días refugiado en su quinta de más de 10 mil metros cuadrados, Haras Miryam. Tras revelar que padece una enfermedad que lo mantendrá alejado de los escenarios, vive en una casa diseñada como un antiguo criadero de caballos (de ahí el nombre haras) y aún conserva el antiguo casco histórico del lugar, en Parque Leloir.

Cuentan quienes lo conocen que el cantante vive obsesionado con su seguridad. Además de algún ladrón, cree que algún fan puede llegar a matarlo, según reveló a BigBang un músico que lo visitó varias veces en los últimos tiempos.

Imagen de la casa del Indio Solari vista desde afeura

La misma fuente explicó que el Indio le mostró una habitación con varios televisores que mostraban las cámaras de seguridad de la quinta, mientras no paraba de mirar todos los movimientos. El momento más incómodo, según relató, fue cuando uno de sus músicos se dio cuenta que se había olvidado una guitarra en el auto y, para salir a buscarla, tuvo que hablar con los guardias para poder llegar hasta el estacionamiento que se encuentra dentro de la misma propiedad.

Lo cierto es que al ex líder de Los Redondos siempre le gustó el perfil bajo. De hecho, cuentan sus vecinos que el Indio suele “salir disfrazado” a la calle.No es que se viste de payaso ni de Spiderman, pero siempre intenta tapar su cara con gorras, bufandas, anteojos o cualquier cosa con la que pueda camuflar su identidad.

Su mujer, Virginia, comentó alguna vez a la revista Rolling Stone la fobia social de su marido: “A éste ya no lo puedo sacar a ningún lado”, había revelado hace 10 años, allá por el 2005.

Por la esquina de la cuadra, hay una segunda entrada a la casa del Indio Solari.

Sus animales

Al Indio le gustan mucho los perros, y tiene varios ovejeros alemanes, su raza preferida. “Yo quiero un boludo que me dé pelota, que lo llame y venga (...) que laburen de perro, que ladren si hay alguien. Por eso me gustan los perros y me gustan mucho los ovejeros”, contó.

Por otro lado, pasa sus horas cumpliendo una rigurosa rutina, como un oficinista más, dentro de un estudio de grabación que construyó en su propia casa. Allí ensaya, compone y se inspira para armar la base de lo que serán sus nuevos temas. Hace ya varios años que en Haras Miryam funciona el estudio Luzbola, donde cumple con su trabajo con una rigurosidad inquebrantable. Compositor, músico y “hombre de ideas”, como se define, se dedica a escribir en la soledad del local.

Luzbola está separada de la casa principal por un estacionamiento, a tan solo metros de la puerta principal y del cuarto donde duerme. En la planta baja del edificio está la sala musical, y en un primer piso funciona una especie de departamento donde almuerza y descansa.

Desde la calle se puede ver la parte de atrás de la casa, y el estudio Luzbola.

La casa, no ostenta lujo, tiene un estilo moderno pero sobrio, con paredes blancas, adornos en metal cromado y con una estética particular.

Dos cuestiones sorprenden en el interior de su refugio: no tiene nada de su obra en su gran biblioteca musical, y, por el otro, en el cuarto donde guarda las herramientas de jardín tiene en la puerta un vidrio de vitró con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Una imagen que lo acompaña diariamente ahora que, producto de su “grave enfermedad”, como la definió, no puede viajar.