07 Noviembre de 2017 05:40
Hoy se volverá a avizorar cuál es el rumbo al que se dirige la educación argentina, de la mano de una nueva edición de las evaluaciones Aprender, que tan malos resultados arrojaron en su versión 2016 y que el propio Mauricio Macri calificó como "dolorosos".
La evaluación escolar había indicado en su última edición una enorme brecha educativa entre provincias y muy malos resultados, especialmente en matemática.
A diferencia del año pasado, las pruebas se ejecutarán esta vez en una sola jornada, sin suspensión de clases y con la evaluación de Lengua y Matemáticas sólo para el secundario y las de Ciencias Sociales y Naturales únicamente para los alumnos del nivel primario.
Las modificaciones
El operativo, que este año tendrá un costo de $380 millones, una cifra levemente inferior a lo que costó en el 2016, abarcará a 1.210.620 alumnos de 31.300 escuelas: 6.150 de cuarto grado del primario, 746.756 de sexto grado del mismo nivel y 457.714 de quinto y sexto año del secundario.
Los encargados de tomar la prueba serán 92.730 docentes; habrá 32.474 veedores, 61.430 aplicadores, 120 personas que integrarán un cuerpo de "observadores federales" encargados de la evaluación posterior y 1.135 coordinadores de cabeceras de distribución.
De esta edición de Aprender participarán 1.210.620 alumnos de 31.300 escuelas.
El Aprender 2017 también incluirá a los estudiantes de cuarto grado del primario, tanto de escuelas públicas como privadas, a quienes se los evaluará sólo en su capacidad de producir un texto narrativo ficcional a partir de la escucha de un cuento de un autor consagrado.
También, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, desde hace dos meses los alumnos responden preguntas similares a la que habrá en el Operativo con un simulador virtual que pueden encontrar en un sitio web creado para la ocasión. Otra novedad es que incluirá a los alumnos ciegos y disminuidos visuales a partir de pruebas en el sistema Braille y evaluaciones especiales para los que poseen dificultades para ver.
Evaluación Social
También habrá una evaluación de datos complementarios para saber acerca de que es lo que los estudiantes perciben como debilidades y fortalezas del secundario. En ese cuestionario, se preguntará sobre situaciones de embarazo adolescente, las materias que más le cuesta aprender, sus expectativas a futuro, preguntas sobre bullying que estarán dentro del ítem clima escolar y nivel socioeconómico, aunque no habrá preguntas sobre adicciones.
Los alumnos también serán evaluados sobre sus expectativas a futuro y algunas cuestiones sociales.
En este año, no se incluirán preguntas respecto a si los padres perciben la Asignación Universal por Hijo, mientras que también se identificarán a las llamadas "Escuelas Faro"-que el año pasado fueron unas 3700- que requieren una intervención del Estado en infraestructura y capacitación docente ante los bajos resultados obtenidos en el Operativo.
El ministro de Educación dijo que el operativo es parte de una batalla cultural.
El ministro de Educación Alejandro Finocchiaro, dijo semanas atrás al presentar las modificaciones de esta edición: "No hay políticas públicas que podamos aplicar sin información, no nos interesa falsear datos, ni crear un mundo imaginario. Esto es parte de la batalla cultural que estamos dando en educación. Durante años el Estado en educación cedió el dictado de políticas públicas a los gremios, el resultado es que la mitad de los alumnos no termina el secundario, se pierden días de clase por paros en las provincias y hay una gran inequidad. Ese modelo fracasó".
Rechazo
No todos están de acuerdo con las pruebas Aprender. El Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop) cuestionó "la estandarización de la evaluación" que impulsa el gobierno nacional y aseguró que el gremio no se opone a las evaluaciones permanentes, sino que reclama el cumplimiento del último acuerdo paritario, que determinó "la autoevaluación institucional y participativa".
En un comunicado, los secretarios general y de Educación del gremio, María Lazzaro y Daniel Di Bártolo señalaron que de forma permanente "se evalúa a los menores".
“La prueba 'Aprender' no contempla las problemáticas sociales, los contextos o la realidad de cada escuela. El Sadop rechaza una política que ubica a la fase evaluativa del proceso de enseñanza-aprendizaje como lo central y más importante, sin tener en cuenta los contextos socio-educativos. La evaluación estandarizada, como estrategia superadora, no puede asumirse como estado de situación porque genera uniformidad y degrada el trabajo de los educadores. Sus resultados ofrecerán un diagnostico erróneo", aseguraron.