12 Enero de 2016 04:52
Los tres protagonistas de una fuga cinematográfica que atrapó al país estarán cerca pero lejos. Aunque Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schillaci están alojados en la cárcel de máxima seguridad de Ezeiza, no tendrán contacto entre ellos. Cada uno atravesará sus días de encierro en diferentes calabozos, totalmente aislados de los demás internos en una celda de Resguardo de Integridad Física.
Los delincuentes fueron trasladados hasta Ezeiza bajo un fuerte operativo de seguridad.
Se trata de un lugar con mayores medidas de seguridad para evitar riesgo de fugas y, principalmente, contacto con otras personas. Hoy por hoy, ese es el punto que más preocupa a las autoridades penitenciaras: las posibles represalias de otros prófugos, enojados por el aumento en las medidas de seguridad que sufrieron los penales tras la salida de los condenados por el Triple Crimen de General Rodríguez.
Los ex prófugos no tendrán contacto entre sí dentro del penal de Ezeiza.
Es el mismo miedo que percibe uno de los propios ex prófugos. Frente al juez federal Sergio Torres, Schillaci manifestó su temor: “Quiero seguridad porque tengo miedo”. Cree que le puede ocurrir algo dentro de la cárcel. Además, ante el magistrado también aseguró tener una dolencia en su brazo izquierdo por lo que requirió asistencia médica.
Schillaci manifestó su temor ante el juez federal Sergio Torres.
Ante su abogado, Humberto Próspero, los recapturados realizaron consultas sobre su familia para conocer en qué estado se encontraban y si les había ocurrido algo tras casi dos semanas de fuga. El letrado manifestó que le “agradecieron al juez estar con vida” y contó que sus primeras preguntas tuvieron que ver con la salud de sus seres queridos.
Lanatta preguntó por su hermano apenas fue capturado por la Policía.
En tanto, Próspero manifestó que aún no recibió ninguna información sobre un posible traslado de los prófugos al sur del país. "El juez ordenó el traslado, no se habló de un traslado al sur, no tenemos conocimiento de eso", explicó.
Antes de ingresar a sus celdas, los detenidos pasaron por el Hospital Penitenciario Central en donde se les realizó un control general como se hace con cualquier preso que ingresa al penal. Serán vigilados especialmente por personal penitenciario seleccionado para esa tarea.