La estadística es impresionante. Demasiado impresionante para ser casual. En los últimos cuatro años hubo 208 incendios forestales en Córdoba, 170 originados en la estancia Paso de las Piedras, 38 en la estancia San Alejo. Las dos estancias pertenecen a la misma familia: los Becerra. "Hay fuego en los Becerra...”, entonces, es la frase que preanuncia la catástrofe.
En una nota profusamente documentada escrita para el medio especializado Sala de prensa ambiental, escribe el periodista Daniel Díaz Romero: "Los incendios en los campos Becerra se originan allí, desde hace décadas, en territorio de la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, contigua al parque [se refiere al Parque Nacional Quebrada del Condorito] y de estratégica importancia como bien común porque es la “fábrica de agua” donde nacen los ríos que abastecen a buena parte de la provincia. Todo esto, bajo la mirada pasiva de la Secretaría de Ambiente de Córdoba que ve cómo se inician los fuegos en un área natural protegida que está bajo su tutela. Alejandro y Francisco Becerra son apuntados como propietarios de las 2 estancias en Pampa de Achala que, en 4 años, registran 208 incendios intencionales: San Alejo y Paso de las Piedras, donde inician fuegos recurrentes para el rebrote de pastos que engordan su ganado, en la alta montaña cordobesa".
Y desarrolla: "El primer gran incendio de este año en las sierras de Córdoba ocurrió el 17 de mayo en Pampa de Achala, en un campo propiedad de la familia Becerra. Las llamas ingresaron, una vez más, al Parque Nacional Quebrada del Condorito. Incendiarios seriales en una historia abarrotada de avaricia, impunidad y desidia. Esta es la historia de los Becerra, sus estancias y el Parque Nacional Quebrada del Condorito; el retrato de una familia de empresarios ganaderos que mantiene en vilo a un parque nacional cada vez que sus fuegos invaden el área protegida amenazando la biodiversidad que contiene especies únicas en el mundo".
¿Cuántas veces llamaron a los bomberos los Becerra en estos 208 incendios? Ninguna. Ni una sola vez.
"Nunca, en los 208 incendios registrados en sus campos, los Becerra avisaron a los bomberos para que acudan a apagar el fuego. Cuando estos asistían alertados por vecinos, los recibían con disparos al aire", escribe Díaz Romero. ¿Para qué lo hacen? "La quema es para el rebrote del pasto en época seca: queman porque los pastos en invierno se secan y con el fuego rebrotan antes de la época de lluvias; pero el problema de fondo es que tienen más animales de los que el sistema ecológico puede sostener, una cantidad que además va a producir erosión de suelo. También, en los lugares donde hay plantines de tabaquillo, el ganado se los come y no deja que el bosque se regenere", explica en el artículo la bióloga del Conicet Ana Cingolani. La ecuación es fatal.
.En diálogo con Díaz Romero, Sergio Acosta, ex director del Parque Nacional Quebrada del Condorito y actual funcionario de la Administración de Parques Nacionales, no tiene pelos en la lengua.
-Los Becerra son quemadores desde tiempos inmemoriales, tanto en Paso de las Piedras como en San Alejo. Ya van por la segunda o tercera generación que tiene por costumbre quemar para que el pasto rebrote: provocan incendios para que el ganado tenga mayor pastura y han hecho de eso una práctica habitual. No miden si es la época apropiada o si se trata de la temporada alta de incendios; cuando se les canta, queman. Se jactan de que lo han hecho toda la vida y que a ellos no se les escapan los fuegos, cosa que no es así, podemos dar fe de ello -dice Acosta.
"Cuando los bomberos de Mina Clavero se notifican que hay incendio en las estancias Paso de las Piedras o San Alejo -propiedad de los Becerra- primero pasan por la policía para pedir custodia: no suben a la montaña si no los acompaña un patrullero porque el tipo ya los ha corrido a los tiros del campo", asegura Acosta. y lo corrobora Ariel Machuca, jefe de los bomberos voluntarios de Mina Clavero: “Nos pasa con estas 2 estancias, en otros incendios ingresamos con tranquilidad a los campos porque se supone que vamos a colaborar para defender un bien común, no debería haber objeción de nadie, pero bueno...tenemos antecedentes ahí, así que para acercarnos a esa estancia nuestro cuartel solicita la escolta policial. Queda asentando en actas, nos movemos y se mueve el patrullero con nosotros”, indica.
Desde el Parque Nacional Quebrada del Condorito se iniciaron abundantes actuaciones penales, presentadas a menudo por guardaparques o por directores del Parque. Sencillamente, no prosperan, aunque les han traído ocasionalmente problemas a los Becerra, como alguna detención, no poder salir del país, etc. El artículo de Díaz Romero abunda en números de causa, fechas, años. En los últimos tiempos, sin embargo, parece que podría cambiarles la suerte. La novedad más importante es que en breve van a juicio oral, acusados de incendio intencional, por un incendio originado en la estancia San Alejo el 17 de mayo pasado. Así lo detalló al periodista la Fiscal de instrucción Gallarato, de Villa Cura Brochero.
208 incendios en cuatro años dan un incendio por semana, ni más ni menos. Una cifra enorme. Sólo se puede explicar desde una desidia enorme de parte de quienes deberían ponerle fin de una buena vez a tanto disparate: la justicia cordobesa, que hasta el momento no le prestó la suficiente atención a los delitos contra el medio ambiente.
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