No es ninguna novedad a esta altura que el coronavirus principalmente se transmite por el aire. En ambientes interiores mal ventilados, los aerosoles de un infectado se distribuyen por todo el espacio y otras personas pueden contagiarse al inhalarlos con mayor facilidad.
En interiores es 20 veces más probable infectarse que en exteriores, y los infectados contagian principalmente antes de tener síntomas o incluso sin llegar a desarrollarlos. Por eso, ante la falta de tests confiables y abundantes, se debe actuar como si todas las personas tuvieran el virus.
Sin embargo, también existe la transmisión por superficies: se genera porque una persona toca algún objeto en el que hay virus y después se lleva las manos a los ojos, nariz o boca. Aún así, este tipo de mecanismo es muy poco frecuente.
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Es por eso que las estrategias de prevención deben apuntar a quitar énfasis en la transmisión por superficies, para maximizar las medidas en relación a la transmisión mediante aerosoles.Así, se debe apuntar a mejorar la efectividad de los barbijos y tapabocas, identificando y retirando del mercado los que no son buenos, y enfatizar la necesidad de usarlo de manera correcta y con buen ajuste. En interiores debe llevarse siempre.
Para promover las actividades en el exterior, los gobiernos nacionales y locales deben facilitar el uso de parques y jardines. Mientras tanto, es recomendable ventilar los espacios interiores de forma continua y suficiente, mediante ventilación natural o mecánica.
También se sugiere instalar medidores de dióxido de carbono en interiores para verificar si la ventilación es adecuada: este gas se emite junto con los aerosoles al momento de respirar, y es un muy buen indicador de cuánto aire "usado" hay en un lugar.
La eficacia y posibles riesgos de las diversas tecnologías de limpieza de aire debe ser informada. En este punto, la tecnología más adecuada es el filtrado con filtros HEPA.
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En general, las características de los centros educativos propician los eventos de supercontagio, ya que reúnen a muchas personas durante varias horas diarias y ocasionalmente se ventilan de manera deficiente.Finalmente, no sólo se deben desarrollar y aplicar criterios, procedimientos y normativas claras y eficaces en la reducción del riesgo de contagio (como un un límite de 700-800 ppm de CO? en interiores compartidos), sino también ofrecer mensajes claros sobre cómo se transmite el virus y cómo protegernos. Es imprescindible que la población comprenda la lógica de las normas para adoptar el comportamiento idóneo en cada situación.