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Cruda situación en el Hospital Piñero: "Tenemos a los pacientes internados en el pasillo"

El pediatra Fernando Murias trabaja en el Hospital Piñero y en el Eurnekian de Ezeiza. En una charla con BigBang habla de los peligros que vendrán para adultos y niños.  

por Matias Ayrala

24 Abril de 2021 08:00
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La Corte Suprema de la Nación aún no decidió si continúan o no clases presenciales en la Ciudad Buenos Aires. Las muertes y los casos de coronavirus aumentan día a día en Argentina. La ocupación de camas a nivel de salud ya superó el 70% y en el sector privado de la Ciudad ya superó el 95%. Frente a ese escenario, los médicos continúan luchando día día.

Fernando Murias es pediatra. Trabaja en el Hospital Piñero de la Ciudad de Buenos Aires y en el Hospital Eurnekian de Ezeiza. La charla con BigBang comienza con un repaso sobre la situación epidemiológica en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y en especial qué pasa con los niños y las niñas. 

"Hablo frecuentemente con el director del Hospital Garrahan y, aunque tres chicos muertos, que son menores que tenían enfermedades concomitantes, ahora tienen 40 chicos con Covid", relata Murias. Y agrega: "En el Hospital Gutiérrez, la dra. Gentile y el dr. López hicieron una presentación para dar a conocer que tienen 40 niños infectados. En tanto, la sala de Pediatría del Muñiz, se está abriendo para que en ese lugar haya 20 camas de OSDE, o sea que, el sistema de salud público subsidia al sector privado".

-¿Cuál su análisis como médico de un año a esta parte de la pandemia en Argentina y sobre todo, en el último mes y medio?-Queda claro que el virus aumenta con menores temperaturas y en función de que la gente está más agolpada y relajada. Independientemente de que en el verano no paró, en los comienzos de los otoños, sabemos que aumenta. Estamos hablando con el diario del lunes porque lo vimos en Europa y esto era esperable. En ese sentido, el presidente no es que adivina cuándo tiene que tomar las medida adecuadas sino que supo leer lo que pasó en otros lados hace seis meses. En Alemania, aunque empezó la primavera, Angela Merkel tomó medidas federales para evitar el contagio en los distintos departamentos y le quitó poder al resto de los gobernantes. Ellos, con el poder adquisitivo pueden tener vacunas y tal vez salven el verano. 

-¿Y en Argentina?-Nosotros, en Argentina, para julio o para agosto, vamos a vivir el momento más álgido de la epidemia. Esto recién comienza. Y significa que en un mes, o menos, vamos a tener 50 mil casos por día. Algo que queremos evitar. Y para evitarlo hay una forma, hay que ser como Formosa. Aunque sea impopular y parezca poco democrático, los únicos países que lograron contrarrestar el coronavirus fueron aquellos donde las órdenes gubernamentales se cumplieron. Por ejemplo, la diferencia entre China y la India son abismales. En China tienen orden y disciplina. En India, donde no lo hay y existen mil formas de ver la vida, generaron una cepa, la variante de la India, que generará un nuevo problema en Europa. Si uno quiere que el virus baje, tiene que tomar medidas impopulares. El corazón de la pandemia son los conglomerados urbanos. En todos el mundo, los conglomerados el virus se hace fuerte. En ese sentido, la Ciudad de Buenos Aires es uno y por eso se ve un aumento de casos. Pero eso funciona como olas. Primero en la Ciudad, después en el Conurbano y finalmente, en las provincias. El agravante de este año es que, en este invierno, no se necesita que el virus se traslade a Córdoba. Ya está en Córdoba, en Mendoza, Entre Ríos o Santa Fe. A eso se le suma la presencia de la variante de Manaos, que por diversos motivos, bajo el promedio de edad de internación a 53 años. Uno porque la vacunación hizo efecto positivo en los mayores de 70. En segundo lugar, por el relajamiento de las costumbres, en especial, de las personas de 30 en adelante. 

-¿Cómo están los hospitales adonde trabaja?-En el Hospital Eurnekian, vivimos una situación complicada. Ahí ya no hay camas. Estamos colocando camas en los pasillos. Si uno quiere ver una foto que marque tendencia de lo que va a ser de acá a dos meses, tiene que ir a ese hospital. Los pasillos que antes tenían bancos para que la gente esperar a ser atendida, en este momento son salas de internación. 

-La Ciudad, tal como ya lo había hecho la provincia de Buenos Aires, le pidió al sector privado que suspenda todas las operaciones que no sean de urgencia. Pero, al mismo tiempo, mantiene en riesgo de contagio a alumnos y maestros de todos los niveles. ¿Qué le pasa a usted cuando ve eso?

-Yo soy pediatra y, sinceramente, me dan lástima los funcionarios que tienen que hacerse cargo de esto porque yo creo que en sus adentros, en su interior, deben saber claramente cuál es la verdad. Lamentablemente, tienen que obedecer órdenes políticas. No quiero estar en los zapatos de (Fernán) Quirós, porque no me parece un mal tipo, pero se le nota en la cara cuando habla, la mentira que implican sus afirmaciones. Sinceramente me parece una buena persona en el lugar equivocado y en el momento equivocado. 

-¿Por qué?-Más allá de lo perfecta que sea una burbuja, se ha demostrado científicamente que, al haber cortado la transmisión de todos los virus, como pasó el año pasado por la ausencia de clases presenciales, y repito presenciales porque hubo clases y no hay que entrar en la mentira de los políticos, se evita el agravamiento de otras enfermedades. El año pasado no hubo bronquiolitis. El año pasado no hubo neumonías en niños. El año pasado, la pediatría estuvo tranquila. Nunca tuvimos mejor sistema de salud pediátrico que el año pasado. ¿Por qué? porque las bronquiolitis, los virus respiratorios, el adenovirus o el neumococo no pudieron ser transmitidos porque no había colegios, ni guarderías, ni forma de contagios. En 2020, no tuvimos que intubar a ningún chiquito como lo hacemos todos los años por bronquiolitis. 

-¿Y este año cómo puede ser con las clases abiertas?-Hay que cortar la transmisión del COVID entre los chicos. No solamente la del COVID, porque al haber tanta ocupación en las terapias intensivas, hay que cortar también la de los demás virus para no sumarle más problemas a este pandemónium. Mientras que tuvimos marchas anticuarentena, antibarbijos y antivacunas, tenemos este escenario. Estamos mal, sin dudas. ¿Vamos a estar peor? Por supuesto. ¿Hacemos lo posible? Sí. Pero con dirigentes políticos como Larreta, obviamente, no se pueden pedir mejores resultados. Debería ser enjuiciado por su falta de criterio. En el peor momento de la pandemia, él sigue como si nada. Tendría que aceptar las medidas sanitarias, aceptar lo que dijo la Cámara Federal, decirle a los maestros y a los alumnos que pasen a la virtualidad y que reparta computadoras a los niños más necesitados, y como diría un viejo gorila: "Hay que pasar el invierno".

-Hablemos de la salud de los chicos. En los próximos meses, sin una cuarentena estricta, ¿puede haber nenes y nenas que lleguen a un hospital, necesiten oxigeno o un respirador y no lo tengan?-Exactamente. Puede pasar eso en cualquier hospital. Puede ocurrir que un chico necesite una cama y no la tenga por el colapso sanitario. En los jardines y en los primeros años de escolaridad está comprobado que los virus van de las aulas a las casas y vuelve a las aulas. Es un circulo vicioso que pasa todos los años. Todos los años hay adenovirus, neumococos y en los sectores marginales, tuberculosis. ¿Por qué no pasaría este año? 

-¿Usted esta a favor de las clases virtuales?-No estoy a favor. Es lo que dice la ciencia y la matemática. Hay que lograr que la presencialidad se convierta solamente en algo aceptable con alguna marca matemática que existe en la epidemiología mundial. Los alemanes dicen que cuando hay 200 casos cada 100 mil habitantes, no se puede. Menos de 200 casos en 100 mil, se abren las escuelas. Para eso tenemos las matemáticas. Ahí no importa la opinión de nadie. Es un número que saca cualquier duda. Es un problema de política y de ciertos políticos como el ex presidente Mauricio Macri, que utiliza su posición y se aprovecha de la pandemia para sacar rédito. Pero para nosotros, los médicos, estar en la batalla, en los campos de batalla, estos son los mejores tiempos.  

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