12 Agosto de 2020 15:44
La noticia de que una de las hijas del premier ruso Vladimir Putin se había sometido a los tests de la vacuna Sputnik V contra el coronavirus puso una vez más a su misteriosa vida personal en foco.
"Sé que esta vacuna se elaboró con vectores de adenovirus humano y actúa con más precisión, genera un anticuerpo estable e inmunidad celular. Lo sé muy bien, porque una de mis hijas se inoculó la vacuna", declaró Putin.
Según relató, el único efecto adverso que su hija desarrollo luego de la inoculación fue un leve aumento de la temperatura corporal hasta 38 grados, que luego descendió.
Privacidad extrema
Es muy poco lo que se sabe sobre las dos hijas de Putin, que es extremadamente reservado sobre su vida privada. Maria, la mayor, nació en 1985, mientras que Katerina llegó al mundo un año después.
Ambas son fruto del matrimonio del presidente con la profesora universitaria de alemán Lyudmila Ocheretnaya, de quien se separó en 2014. De niñas, asistieron a un colegio alemán y hablan con fluidez en varios idiomas.
Cuando Putin llegó por primera vez a la presidencia de Rusia en 1999, Maria y Katerina abandonaron la escuela y comenzaron a ser educadas por profesores particulares.
Al momento de elegir carreras, la mayor decidió estudiar biología en la Universidad Estatal de San Petersburgo, mientras que la menor se decantó por los estudios orientales, la física, la matemática y la danza.
Ya que la universidad las exponía a un mayor contacto con el público, optaron por no usar el apellido Putin en un intento de mantener su privacidad. Maria utiliza el apellido Vorontsova y Katerina escogió el de su abuela, Tikhonova.
Es justamente Katerina la que logró más relieve público de la mano de su participación en competencias de danza -en un certamen mundial de baile celebrado en Suiza en el 2013 obtuvo el quinto puesto- y por su sobresaliente camino en las ciencias.
Así, en el 2018 apareció en la televisión rusa ofreciendo una entrevista como directora del proyecto científico Innopraktika, que busca desarrollar un centro de ciencias en la Universidad Estatal de Moscú. Sin embargo, en ningún momento mencionó su parentesco con Putin.
Katerina es también vicepresidenta de la empresa Sibur, dedicada al procesamiento de gases y petroquímicos. En el 2013 se casó con el banquero Nikolai Shamalov, de quien se divorció cinco años después.
Más discreta, María sin embargo también tiene una brillante carrera profesional: es candidata a doctorado en el Centro de Investigación de Endocrinología de Moscú y se dice que es la principal asesora de su padre en temas de ingeniería genética.
Casada con el holandés Jorrit Faasen, es madre de un hijo nacido en el 2017. Y considerando su cercana relación con el mundo de la biología y la medicina, se teoriza que es ella la que recibió la dosis experimental de la nueva vacuna.
"Nunca he hablado ni voy a hablar de dónde trabajan concretamente y qué hacen, por muchos motivos, ante todo por razones de seguridad", expresó Putin sobre sus hijas. "Nunca han sido estrellas y nunca les ha gustado estar en el candelero. Viven sus vidas y lo hacen correctamente".
De hecho, el fuerte control del presidente ruso sobre su privacidad llegó al extremo de que nunca se haya admitido públicamente el nacimiento de su tercera hija en el 2015, fruto de su relación -también mantenida en gran secreto- con Alina Kabaeva, ex gimnasta olímpica y ex diputada, y actual miembro del directorio del Grupo de Medios Nacionales ruso.