Cuatro son los pasos que se llevan adelante en el Vaticano para declarar la santidad de una persona. En ese camino se encuentra el cura Brochero, que en realidad se llamaba José Gabriel del Rosario Brochero, y hace dos años fue declarado beato.
1. Siervo de Dios. El primer paso es que la persona a la que se quiere declarar santo sea designada por el Vaticano como Siervo de Dios, después que una comisión establezca que tuvo una vida ejemplar y virtuosa.
2. Venerable. El segundo escalón es cuando la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano apruebe un documento en el que a partir de los testimonios se llega a la conclusión de que las virtudes de esa personalidad fueron heroicas, tras lo cual el Santo Padre lo declara “Venerable”.
3. Beato. Para que se declare Beato a quien ya es Venerable se le debe atribuir un milagro, que debe ser probado a través de una instrucción canónica especial, que incluye la opinión de un comité de médicos y de teólogos. El primer milagro comprobado de Brochero fue el de Nicolás Flores, un chico que hoy tiene 15 años y que a los 11 meses sufrió un grave accidente de tránsito. Ocurrió en el año 2000 y su madre declaró que cuando su hijo se moría rezó al Cura Brochero y el niño se salvó.
4. Santo. Para la canonización es necesario otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Un comité médico atribuyó un segundo milagro, sobre la recuperación de una nena sanjuanina. Esto sucedió luego de que una junta de siete médicos determinara que en el caso de la niña de San Juan, se había recuperado de múltiples heridas padecidas.
Después de que se comprobó el segundo milagro de Brochero se espera que sea declarado santo por el Papa Francisco el año próximo o en 2017.
La imagen del cura Brochero.
El 14 de septiembre de 2013, ante 150 mil personas, Brochero fue declarado beato. Anoche, la expectativa por el segundo milagro del cura movilizó a la comunidad de toda Traslasierra y a pesar del frío, desde ayer esperó la decisión del Vaticano con rezos y cantos.
¿Quién es el cura Brochero?
Nació el 16 de Marzo de 1840 en Carreta Quemada, vecindad de Santa Rosa de Río Primero, a mitad del camino entre la ciudad de Córdoba y Mar Chiquita. Su padre, Vicente Ignacio Brochero, procedía de una familia con larga tradición militar, en tanto que su madre, Petrona Dávila, venía de una familia de origen portugués.
Según cuentan en su sitio web oficial, José Gabriel fue el cuarto de diez hermanos; su niñez y adolescencia transcurrieron de modo sereno y en consonancia con las costumbres de la época: deberes escolares, colaboración en tareas domésticas, tardes de juegos, y la misa los domingos.
En 1856 ingresa al colegio seminario Nuestra Señora de Loreto como pensionista. Por ese entonces, Brochero decidió consagrar su vida al sacerdocio. Luego de una estadía en el seminario, recibió su confirmación el día 11 de octubre de 1857. Luego se inscribe en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos (hoy Universidad Nacional de Córdoba) donde estudió filosofía y luego Teología.
Brochero, venerado y beato.
Compartió sus estudios con otras notables personalidades de la historia: Juárez Celman (futuro gobernador de Córdoba y Presidente de la Nación), Eleazar Garzón (futuro gobernador de Córdoba y agrimensor), Martín Yañis (futuro Obispo de Santiago del Estero), entre otros.
En 1862, el 4 de noviembre en la Iglesia Catedral, el Obispo Dr. José Vicente Ramírez de Arellano le confirió el Sagrado Orden del Presbiterado. En diciembre de 1866, celebró su primera misa. Al año siguiente, regresa a Santa Rosa para acompañar a su madre viuda y permanece allí hasta fines de 1867.
Su vuelta a Córdoba coincidió con una epidemia de cólera que asoló a los habitantes. Cuando muchos decidieron resguardarse de la enfermedad, él participó activamente, poniendo en peligro su vida. De esta manera, atendió a los enfermos, llevó consuelo y fortaleza espiritual a los moribundos.
El 18 de noviembre de 1869 es designado para hacerse cargo del Curato de San Alberto con sede en San Pedro, en el Valle de Traslasierra. Una vez que cesó la peste, Brochero partió hacia su nuevo destino y se asume el cargo del 5 de diciembre. Por ése entonces, tenía solo 29 años.
Nicolás, el niño que recibió “el primer milagro” del cura Brochero.
Más allá de su trayectoria como sacerdote, colaboró en mejorar los pueblos y ciudades donde era enviado. A lomo de mula, con un sombrero de ala y su clásico poncho, el cura Brochero recorría los rancheríos de Traslasierra llevando la palabra de Dios, acompañando y asistiendo a los enfermos, levantando paredes al lado de los serranos y colaborando en las faenas camperas mientras compartía un mate con los feligreses.
En su afán de asistir al moribundo, contrajo la lepra al negarse a rechazar un mate que un paisano le ofreció.
En su afán de asistir al moribundo, contrajo la lepra al negarse a rechazar un mate que un paisano le ofreció. Cuando Brochero se enteró que estaba enfermo, presentó la renuncia definitiva al Curato de San Alberto, el 2 de febrero de 1908. El sacerdote, recibió la enfermedad como un don de Dios, con tiempo para orar por todos los hombres. Brochero dijo en una carta: "cuando pude trabajar, Dios me dio el uso de todos los sentidos. Ahora, ya no los tengo. Bendito sea. Pero es un grandísimo favor el que me ha hecho Dios de dejarme en la vida pasiva”.