Un viejo dicho sostiene que “el dinero todo lo puede comprar”. Si uno se guía por la empresa mundial Luxury Attaché, no tendría sentido contradecirlo. Es que la firma de servicios de lujo lleva años haciendo realidad los antojos de los clientes con mayor poder adquisitivo del mundo.
Entre tantas solicitudes, la compañía ha realizado un “top five” con los cinco caprichos más curiosos y disparatados a las que aseguran haberse enfrentado.
El ranking lo encabeza el pedido de “cantar junto a uno de los Beatles”. Dispuesta a satisfacerlo, la empresa consiguió contratar a Paul McCartney, quien brindó un concierto privado y cantó junto al cliente en la famosa sala de conciertos Carnegie Hall de Nueva York por un costo de 1,2 millones de dólares.
Un cliente pagó 1,2 millones de dólares para cantar con Paul McCartney.
Un turista sudafricano consiguió tener un picnic para él y su esposa en pleno Central Park de la misma ciudad. Claro que el pedido debía incluir los dulces más famosos de la “Gran Manzana”, y así fue como galletas de Levain, tarta de queso de Two Red Hens, babka de Zabars, cupcakes y pudding de banana de Magnolia Bakery y cronuts de Dominique Ansel Bakery conformaron el lujoso banquete.
Un turista sudafricano pidió un picnic con los dulces más famosos de NY en el Central Park.
No menos ostentoso fue el pedido de un mexicano que viajó a los Estados Unidos especialmente para ver la final del Super Bowl. El cliente en cuestión gastó casi 50 mil dólares sólo en entradas, y pidió organizar una cena para diez personas la noche anterior al partido en el célebre Eleven Madison Park, con menúes personalizados, bolsas de regalo y un cóctel de autor.
Un mexicano viajó especialmente a EEUU para ver la final del Super Bowl.
Otro de los pedidos que integran esta selecta lista es el de un hombre que se hospedó en el Hotel Quin de Nueva York durante la pre-apertura del mismo. El cliente le pidió al director general del lugar un Cadillac blanco, una bienvenida con mariachis y una serenata de Il Divo en su habitación.
Un Cadillac blanco y bienvenida con mariachis en el Hotel Quin de Nueva York, otro pedido.
Sin embargo, esta vez la empresa no pudo cumplir con el último de ellos porque el grupo estaba de gira, y el huésped debió conformarse con un iPad lleno de las canciones más nuevas de la banda.
El perro de un fotógrafo fue enviado en jet privado para estar con su amo.
Las mascotas también tienen lugar en esta lista. Un notable fotógrafo y videógrafo que viajaba constantemente por el mundo decidió alargar una de sus incursiones y pidió a la empresa que le llevaran su perro al destino estadounidense en donde se encontraba. Una vez más, la compañía cumplió: el can viajó en un jet privado de Bluestar lo más rápido posible.