05 Diciembre de 2015 12:10
El presidente electo, Mauricio Macri, adelanta que jurará en el Congreso y recibirá los atributos de mando en la Casa Rosada, pero la presidenta saliente, Cristina Kirchner, impondría su inamovible decisión de que todo se realice en el Congreso. Ella pretende ser despedida por La Cámpora en la Plaza de los dos Congresos. Hasta sus últimos días en el poder ella seguiría con sus “caprichos” presidenciales.
Ella como presidenta, él como jefe de Gobierno porteño, compartieron ocho años tensos.
No es la primera vez que los dos máximos referentes de la política argentina se pelean por cuestiones que no hacen al pleno ejercicio del poder. Vale recordar que Cristina Kirchner recibió a Mauricio Macri dos días después del ballottage al sólo hecho de informarle que ella designaría a un ministro para realizar el traspaso “ordenado” de la Casa Rosada sólo un día antes del recambio gubernamental. La presidenta saliente ni siquiera le permitió al presidente electo brindar una conferencia de prensa al final la cumbre en la residencia de Olivos.
Luego de dos años de discusión, CFK consiguió reemplazar a Cristóbal Colón por Juana Azurduy.
Además, el 14 de julio de este año, Cristina Kirchner consiguió finalmente que otro de sus “caprichos” se hicieran realidad: ese día inauguró finalmente el monumento de Juana Azurduy en reemplazo de la estatua de Cristóbal Colón. Gobierno nacional y porteño perdieron dos años discutiendo sobre una simple escultura que se observa cuando Cristina Kirchner transmite sus cadenas nacionales en la Casa Rosada.
El ex jefe del Ejército, César Milani, está acusado por el secuestro y asesinado en 1976 del soldado Alberto Ledo.
Entre los “caprichos” más políticos se destaca el “aguante” por dos años de Cristina Kirchner al ex jefe del Ejército, César Milani, acusado de violación a los Derechos Humanos en plena dictadura cívico militar. El teniente general retirado había asumido el 3 de julio de 2013, pero renunció el 23 de junio de 2015 cuando organismos como el CELS de Horacio Verbitsky lo investigaba por su presunta participación en 1976 en el secuestro y asesinato del soldado Alberto Ledo.
A pesar del Caso Ciccone, Cristina Kirchner “banca” a Amado Boudou hasta el final.
En la misma línea, la presidenta ha “bancado” por cuatro años a su vicepresidente por la escandalosa Causa Ciccone. Amado Boudou podría ir a juicio oral por “cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública” por la compra de “la máquina de hacer billetes”.
Este “capricho” es el de mayor sustento político: ella no le soltaría la mano para que él no abriera la boca. Lo cierto es el peronismo le había advertido a la presidenta que no fuera elegido como su vicepresidente.
Uno de los “caprichos” que tiene larga data es su obsesión por los medios de comunicación, incluso, mucho antes de que se le cruzara por la cabeza liderar la “batalla cultural” que terminó en la sanción de la Ley de Medios.
La presidente siempre se obsesionó con los medios.
Sabido es que cuando está en algunas de sus casas de Santa Cruz, la presidenta ordena que le hagan llegar en avión los diarios desde Buenos Aires para no tener que esperar a que los kioscos de diarios los reciban recién a la tarde.
“Antes de su llegada a cualquier país, el equipo de colaboradores de la presidenta debe asegurarle que tendrá a su disposición: pan de salvado, tostadora, exprimidor de frutas, cinta para caminar y bicicleta”. Así lo contó la periodista Sylvina Walger en su libro Cristina, toda la verdad sobre la presidenta, publicado en 2010.
“Creo que Cristina lo leyó, por lo mal que luego me fue en el trabajo”, acusó en su momento la periodista a la presidenta. Otro de los “caprichos” de Cristina Kirchner. A sólo cinco días de abandonar el poder, sería un “capricho” de Mauricio Macri que Cristina Kirchner cambie sus modales.