En la noche del domingo, estrellas absolutas del firmamento hollywoodense como Brad Pitt, Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Scarlett Johansson y Robert De Niro, entre otros, regaron la entrega de los Golden Globes con dos productos de la tierra mendocina: los vinos Terrazas de los Andes Reserva Malbec 2017 y Terrazas de los Andes Reserva Chardonnay 2018.

Ambos llegaron allí ya que la bodega forma parte del conglomerado francés LVMH (Moët Hennessy - Louis Vuitton), dueño de 76 marcas de renombre alrededor del mundo y líder total en el mercado global de lujo. Así, durante la cena -que tuvo menú vegano- también se sirvieron dos champagnes del grupo: el Moët & Chandon Grand Vintage 2008 y el Moët & Chandon Rosé Imperial.

Frescura y sabor

"Estamos muy contentos con que nuestros vinos hayan sido elegidos para esta importante ceremonia", señala Gonzalo Carrasco, el enólogo de Terrazas de los Andes, quien explica que el Chardonnay proviene de la zona del Gualtallary, Valle de Uco (Mendoza). "Tiene un leve paso por madera, aproximadamente 8 a 9 meses, lo que le otorga mucha frescura y una acidez equilibrada. Es un vino muy fácil de tomar", detalló.

El Malbec, mientras tanto, proviene de la cosecha 2017 que, de acuerdo a Carrasco, fue "muy rica aromáticamente". Según ilustra, el vino "tiene un color rojo profundo con destellos morados, y presenta notas florales y frutales muy interesantes" y "en boca expresa la tipicidad que tiene el Malbec, esos taninos dulces y súper suaves".

"Ese vino pasa por madera aproximadamente un año y tiene la particularidad de que la uva proviene de distintas regiones de Mendoza: Las Compuertas (Luján de Cuyo), Paraje Altamira, Eugenio Bustos y Chacayes (Valle de Uco)", agrega el enólogo.  

Tanto el Chardonnay como el Malbec forman parte de la línea Terrazas de los Andes Reserva, línea insignia de la bodega, con vinos varietales que se pueden conseguir en vinotecas y supermercados de todo el país a un precio sugerido de 540 pesos. 

Alma francesa, tierra argentina

Terrazas de los Andes fue inaugurada en 1999 después de la restauración de una antigua bodega de estilo español que se erigía desde 1898 frente al Cordón de Plata, en la localidad mendocina de Perdriel.

La apertura fue la culminación de un largo trabajo iniciado a fines de los años '50 por Renaud Poirier, director de enología de Moët & Chandon, que eligió esa zona para establecer sus primeros viñedos fuera de Francia.