24 Abril de 2016 10:54
Casi 50 jueces y fiscales de la provincia de Chubut pasaron 24 horas encerrados en el Instituto Penitenciario Provincial para sentir en carne propia cómo es la vida de una persona en prisión. En la cárcel ubicada a la vera de la Ruta Nacional n°30, los funcionarios judiciales "recuperaron su libertad" ayer por la mañana.
50 jueces y fiscales se encerraron por 24 horas en una cárcel para saber qué se siente estar preso.
El desayuno, almuerzo, cena y pernocte en las pequeñas celdas formó parte de un programa impulsado por el gobierno de Mario Das Neves en el marco de la inminente Ley Provincial del Servicio Penitenciario. El flamante instituto, a inaugurarse el próximo 16 de mayo, tendrá lugar para 72 internos. La provincia invirtió $ 8 millones.
El objetivo de la iniciativa fue que los responsables de las leyes sepan cómo afectan sus decisiones.
De esta manera, los funcionarios judiciales que tienen en sus manos la responsabilidad de generar una ley sobre la vida carcelaria pudieron conocer personalmente "in situ" las condiciones del lugar donde tendrá efecto su propio trabajo. Así, el primer Instituto Penitenciario Provincial se suma al Instituto Federal de Seguridad y Resocialización.
La vida en prisión
Si bien la original experiencia de los jueves y fiscales tuvo lugar en un instituto penitenciario provincial, las condiciones de vida de una persona en prisión no diferencia entre los ámbitos provincial y federal. Para el Procurador Penitenciario Nacional, Francisco Mugnolo, "la reinserción de la gente de la cárcel en la sociedad es un desastre”.
Francisco Mugnolo es uno de los funcionarios judiciales que critica las condiciones de vida de los presidiarios.
En el último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre la Ejecución de Penas (SNEEP), se concluyó que la mitad de los presos en 2014 estaban procesados sin condena, es decir, 34.613 personas de los 68.407 internos en todo el país. La ley, en cambio, contempla la presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario.
"La reinserción de la gente de la cárcel en la sociedad es un desastre, criticó el procurador Francisco Mugnolo.
“La persona que sale de la cárcel lo hace con una mano atrás y otra adelante”, continuó Francisco Mugnolo en relación al déficit educativo carcelario. Es que el 74% de los internos sólo alcanzó la Primaria o ni siquiera cuenta con algún tipo de estudio. Y el 91% de los presos no tiene título secundario. Así les resulta muy difícil conseguir un trabajo para intentar reinsertarse socialmente.