Milagros Toledo es una joven de 15 años que vive en Fátima, una localidad muy cercana a Pilar. Desde chica mantiene un sueño: tener un hogar canino. Sin encontrar límites para alcanzarlo, desde hace un tiempo comenzó a restarle tiempo a sus juegos de adolescente para dedicarse a convertir su humilde casa en un hogar de tránsito para los perros callejeros. Los bañó, curó sus heridas, los alimentó y les dio su cariño hasta poder encontrar un hogar para cada uno de ellos.
Milagros dando de comer a un cachorro.
Sin embargo, el Municipio le advierte que intervendrá un Juzgado si los animales no se quedan en el predio. Ayer se acercaron a su casa de manera sorpresiva un grupo de inspectores del área de Sanidad y Protección Animal con una intimación a la familia a mantener a los perros dentro de la propiedad, amenazando con dar intervención al Juzgado de Faltas.
El parte de inspección de la Secretaría de Salud Ambiental.
“Me dejaron un papel que dice que fueron informados que los perros se encuentran deambulando por la vía pública y que deben estar atrás”, contó a BigBang llena de tristeza. “Yo quiero ayudar y me duele esto, porque estamos solas y nadie nos ayuda”, dijo la adolescente, a quien le preocupa no tener en condiciones el cerramiento de su casa, ya que de no mejorarlo se elevará un informe al Juzgado de faltas.
Milagros participa en campañas a favor de la adopción de animales callejeros.
Por las carencias económicas de la familia, Mili recibe ayuda únicamente de las personas que cooperan con alimento o depositando dinero para que pueda llevarlos al veterinario, o bien comprarles medicamentos. Además, recibe ropa que luego revende en distintas feria que ella misma organiza. De esa manera, ella, su madre y su hermana llegan a mantener el sueño de ayudar a los perritos.
La joven recién cumplió 15 años y lo celebró también con sus perros.
“No entienden que somos todas mujeres en casa y que ninguna autoridad nos da una mano para cerrar el terreno
A mediados de este año, un grupo de vecinos colaboró para construir algunos caniles, pero aún no consiguió equipar a la propiedad de manera total y algunos animales logran tener acceso a la calle.
Los vecinos ayudaron a Mili a mejorar su patio donde duermen los perros.
“Ojalá entendieran por qué se me escapan. Tan rápido vinieron a inspeccionar pero para dar una mano no están nunca”, se quejó la joven en su muro de Facebook y lanzó una frase lapidaria contra los adultos. “No quiero crecer nunca. No entienden que somos todas mujeres en casa y que ninguna autoridad nos da una mano para cerrar el terreno”.