02 Abril de 2020 12:22
La situación en China con el coronavirus (Covid-19) y los números de contagios comenzaron a generar dudas sobre la veracidad de lo que informó el Gobierno de Xi Jinping. Hasta el miércoles, el país asiático reportó 3.316 muertos y 82.000 infectados desde noviembre del año pasado. La cifra es mucho menor a la cantidad de fallecidos que se dieron en España, Italia e incluso Estados Unidos, a pesar de que son países con menos población.
Un dato que también llamó la atención es la desaparición de la primera médica de ese país que dio una alerta sobre la situación del coronavirus, Ai Fen. La profesional de la salud, residente de la ciudad de Wuhan, donde se originó la pandemia, desapareció de la ciudad sin dejar rastros, según informó el programa de televisión australiana 60 Minutos.
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A esa situación se le suma un documento de inteligencia de los Estados Unidos, al que tuvo acceso la agencia de noticias económicas Bloomberg, que asegura que los informes sobre víctimas fatales y contagios que elaboró el gobierno chino se encuentran incompletos a propósito. Es decir, que habrían sido adulterados. Según el reporte, habría 40.000 muertes más que fueron ocultadas. Si efectivamente fuera así, la cifra de fallecidos a nivel global sería más del doble que la actual, que este miércoles superó los 40.000 fallecidos entre todos los países donde el virus está presente.
Los detalles del documento, que le habría sido entrado al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se encuentran solventados, además, en el testimonio de tres importantes funcionarios de la Casa Blanca. Pero ese archivo de inteligencia reservado también tiene su correlato con información que no se encuentra clasificada.
Uno de esos indicios son las constantes formas de la metodología por parte de China para contabilizar los casos. Además, quienes fallecieron antes de someterse a pruebas no figuran en la lista oficial, y tampoco está claro cuántos fueron. Un médico no identificado declaró a la revista china Xaixin que la cifra de muertes de personas que se sospecha que tenían el virus fue casi tan alta como la de muertes por casos confirmados durante un período de 20 días.
Ocurre que en el gigante asiático muchas personas murieron en sus casas, sin ser examinadas, porque los hospitales no tenían suficientes camas para admitirlos. La sospecha de que las cifras de China no son exactas no es nueva, pero se renovó luego de que cantidades de personas hicieron cola en Wuhan, el epicentro del brote, cuando comenzó a entregar las cenizas de los muertos, y por la cantidad de urnas que estaban siendo enviadas a las casas funerarias.
La respuesta de China a este informe secreto y las acusaciones de la comunidad internacional no se han hecho esperar. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying, cree que esta es una acusación infundada al no haber podido controlar el brote de Estados Unidos. “Algunos funcionarios estadounidenses simplemente quieren echar la culpa a otros”, ha apuntado la dirigente en una sesión informativa en Pekín.